sábado, 9 de enero de 2021
LA GUERRA CONTRA EL EGO
He participado en noventa guerras, con el cuerpo desnudo, sin protección alguna. He recibido así heridas múltiples, lanzazos o heridas de espada, esperando saborear la muerte de los mártires, pero ninguna flecha me ha tocado en un punto vital. Esto no es más que una cuestión de suerte y mi esfuerzo era inútil. No habiendo podido saborear la dicha del martirio, me retiré a una celda. Ahora bien, oí el ruido de los tambores y comprendí entonces que los soldados volvían a la guerra. Sentí como un lamento de todo mi ser que decía:
«Ha llegado el momento de combatir. ¡Levántate y realiza tus deseos en la guerra!».
Yo le respondí:
«¡Oh! ¡Maldito inconstante! Dime la verdad. ¿Qué escondes detrás de tu trapacería? Yo sé muy bien que no hay en ti ninguna inclinación por el combate. ¡Si no me respondes en serio, te haré sufrir las angustias del ascetismo!».
Y mi ego respondió:
«En estos lugares no hay día en que no me martirices. ¡Mi estado es peor que el de tus enemigos y nadie lo sabe! Me matas por falta de descanso y de alimento. ¡Si muero en el combate, entonces, al menos el pueblo verá quién soy yo!
—¡Pobre ego! le respondí. No eres más que un hipócrita. No eres más que vanidad. No sólo vives en la calumnia, sino que, además, quieres morir en la calumnia».
Y así fue como me prometí no dejar nunca más la celda. Pues todo lo que hace el ego en semejante circunstancia sólo puede ser pomposidad. Semejante combate es el único verdadero combate. La otra clase no es sino un pequeño combate. ¡No es para quien se asusta de un ratón! Nuestro hombre era un sufí como el de la historia anterior. Pero uno muere por un pinchazo de alfiler, mientras que ninguna espada resiste al otro. El primero tiene la apariencia de un sufí, pero no tiene su alma. Esta especie es la que empaña la reputación de los sufíes.
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
viernes, 8 de enero de 2021
PROCESO TRÍADICO: NADA EN ESTE MUNDO ES REAL
Al afrontar cualquier vivencia, hay una fórmula, un proceso, mediante el cual tú puedes avanzar hacia la Maestría. Sólo declara lo siguiente:
1. Nada en este mundo es real.
2. El significado de todo es el significado que yo le doy.
3. Yo soy quien yo digo que soy, y mi vivencia es la que yo digo que es.
El primer paso del Proceso Triádico es el más difícil para muchas personas.
Este paso proclama que todo lo que miramos, todo lo que experimentamos, es irreal. Nada es en realidad lo que nosotros suponemos.
Esto no quiere decir que no esté. Lo que sí quiere decir es que no es «real». Es decir, que no es «realmente» lo que «parece». No es lo que nosotros suponemos que es.
Para entender este fenómeno con mayor profundidad, recomiendo leer el libro de Michael Talbot El universo holográfico: una visión nueva y extraordinaria de la realidad. Este libro extraordinario nos explica desde el punto de vista científico el mundo de ilusiones en que vivimos.
La afirmación de que «nada en este mundo es real» se basa en la física cuántica, pero es algo más que una observación científica. Es también una verdad psicológica y espiritual (en Un curso de milagros se encuentra una expresión muy espiritual de esta idea: «nada de lo que veo es real»). Ser consciente de esta verdad puede resultar muy sanador, sobre todo en momentos de grandes problemas o de mucho estrés.
Si crees que lo que vives en épocas difíciles es real, lo volvereis real, literalmente, en cuanto al efecto que ejerce sobre tu vida. Por otra parte, si sabes que es irreal y que su efecto no es más que una cosa que te estás inventando tú, pero que no tiene cuerpo ni sustancia en absoluto, puedes hacer desaparecer ese efecto en un momento.
En Conversaciones con Dios se dice que aquello a lo que te resistes, persiste, y aquello que miras, desaparece. Es decir, deja de tener su forma ilusoria.
Si lo que estás pensando ahora es que esto recuerda mucho al mensaje de la película de ciencia ficción Matrix, tienes toda la razón. Recordarás que en esa película aparecen unos personajes que viven en un mundo de ilusiones creado por sus pensamientos, y que el protagonista, Neo, se convierte en una especie de «dios» entre los hombres a base de entrenar la mente para resistirse a las apariencias de las cosas (como por ejemplo la de una bala que viene hacia él) y negar su realidad.
Negando, literalmente, la realidad de cualquier cosa que te esté sucediendo ahora y que no quieras que te suceda, conseguirás, como mínimo, reducir sus efectos negativos. Ya lo hizo ver el doctor Norman Vincent Peale, pastor cristiano que fue popular en los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, en su libro extraordinario llamado El poder del pensamiento positivo. Lo mismo hizo el escritor James Alien en su libro clásico Como un hombre piensa, así es su vida.
Naturalmente, ya lo dijo de manera directa y perfecta el gran maestro Jesús cuando anunció: «Así como creíste, te será hecho».
De modo que el primer paso del Proceso Triádico consiste en negar la realidad del efecto interior que ejerce en ti cualquier cosa.
Esto no sólo se aplica al supuesto «mal», sino también al supuesto «bien». Y puede que te preguntes: «¿De qué sirve negar los efectos del supuesto "bien"?».
La respuesta es que si te plantas frente a tu mayor alegría, la miras fijamente y le dices lo que es, una ilusión, dejas de apegarte firmemente a ella.
Puede que sigas disfrutando de ella; pero le quitas de encima lo malo. Le quitas lo malo de tener adicción a una forma concreta de tu disfrute de la vida.
Es la adicción (a las personas, a los lugares y a las cosas) lo que produce agitación donde había paz, sufrimiento donde había alegría, dolor donde había placer, tristeza donde había felicidad. Nadie lo ha descrito tan bien como Ken Keyes, Jr., en su penetrante libro Hacia la expansión de la conciencia. Este libro, escrito por un parapléjico que vivía en una silla de ruedas, me cambió la vida para siempre. Dice que sabrás que eres adicto a una persona, a un lugar o a una vivencia cuando la ausencia de esa persona, de ese lugar o de esa vivencia te haga perder la felicidad.
Hacia la expansión de la conciencia se publicó hace algunos años y todavía se vende. Enseña a elevar las «adicciones» a la categoría de «preferencias», y yo lo considero uno de los libros más extraordinarios y penetrantes que se han escrito sobre el tema de la felicidad humana.
Es importante observar que, con negar la realidad última de todo lo que pensamos, vemos y decimos, no necesariamente lo estamos apartando de nosotros. Lo único que hacemos es recontextualizar nuestra vivencia de todo ello, obligándonos a nosotros mismos a observar que lo que estamos mirando es una ilusión. Sólo entonces podremos potenciarnos a nosotros mismos para (a) permitir que prosiga la ilusión, o (b) poner fin a la ilusión.
Mientras pensemos que lo que estamos viviendo es real, nos imaginaremos que no tenemos el poder de modificar su efecto sobre nosotros. Nos veremos impotentes en la Vida misma, limitados a recorrer la vivencia y a encontrarnos constantemente en su Efecto.
Negar la realidad última de todo lo que vemos es, por tanto, una herramienta muy poderosa e importante para el Proceso de la Creación Personal.
Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet
jueves, 7 de enero de 2021
DESARROLLO
A un discípulo que se lamentaba de sus limitaciones le dijo el maestro: Naturalmente que eres limitado. Pero ¿no has caído en la cuenta de que hoy puedes hacer cosas que hace quince años te habrían sido imposibles? ¿Qué es lo que ha cambiado?. Han cambiado mis talentos.
No. Has cambiado tú. ¿Y no es lo mismo? No. Tú eres lo que tú piensas que eres. Cuando cambia tu forma de pensar, cambias tú.
Anthony de Mello
Fotografía tomada del internet
miércoles, 6 de enero de 2021
21. LOS MAESTROS YA LO SABÍAN
Los cibernéticos actuales saben que “los sentidos son la esencia de la vida” y sin imitarlos no pueden construir robots. Los maestros sabían que los sentidos son las puertas y las ventanas.
También saben desde siglos, que los animales grupales pueden usar una sola consciencia que les permite unificar sus reacciones por aire, tierra o mar en forma de manadas, bandas o bancos.
Que la materia y la energía son identidad. Que todo es uno de manera que lo que ocurre en una parte del globo repercute en los lugares más lejanos, asunto que estudian los climatólogos y los ecólogos que van haciéndonos comprender que la variedad es esencial, que nadie es mejor que otro porque todos somos interdependientes entre sí y con la tierra, el agua, el aire y el fuego del sol.
Biólogos, físicos, médicos, matemáticos… encuentran en sus respectivas disciplinas manifestaciones de lo que sabían los maestros sobre el no-tiempo, la antimateria, la ilimitación, la unidad de la mente-cuerpo-cosmos, la variedad de los universos que se equilibran… hasta el punto de que hay científicos que buscan en los textos antiguos del Zen, intuiciones que les abran ventanas hacia el conocimiento investigable con los métodos de la superciencia y la supertecnología.
Psicólogos, psiquiatras, antropólogos… filósofos, tienen que reconocer que el condicionamiento del que Buda habló, es la unidad básica del aprendizaje biográfico, emocional, inconsciente, social, profesional… en el que se basan todas las psicoterapias desde la más elemental a la más complicadamente conductista siendo la transpersonal (más allá del Ego) la más evolucionada, la menos practicada y la genuinamente Budista. (Por cierto, más allá del Ego es entendido por algunos como el más allá estelar con sus viajes imaginarios o el más acá de las reencarnaciones pasadas. Reforzar las fantasías no acerca a la realidad).
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
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