martes, 29 de diciembre de 2020
¿EN QUE CONSISTE LA COMPASIÓN?
Eckhart Tolle:
Sí. La compasión es la conciencia de un vínculo profundo entre usted y todas las criaturas. Pero hay dos aspectos en la compasión, dos lados en ese vínculo. Por una parte, puesto que usted todavía está aquí como un cuerpo físico, comparte la vulnerabilidad y mortalidad de su forma física con todos los demás hombres y con todo ser viviente. La próxima vez que diga "No tengo nada en común con esta persona" recuerde que tiene mucho en común: dentro de unos años -dos o setenta, no hay mucha diferencia- ambos se habrán convertido en cadáveres que se pudren, luego en montones de polvo, luego en nada. Esta es una comprensión que lo ayuda a ser sobrio y humilde y deja poco campo al orgullo. ¿Es este un pensamiento negativo? No, es un hecho. ¿Por qué cerrar los ojos ante él? En ese sentido, hay total igualdad entre usted y todas las demás criaturas.
Una de las prácticas espirituales más poderosas es meditar profundamente en la mortalidad de las formas físicas, incluida la propia. A esto se le llama morir antes de morir. Entre en ello profundamente. Su forma física se está disolviendo, no existe más. Después viene un momento en que todas las formas de la mente o pensamientos también mueren. Sin embargo usted está aún ahí, la presencia divina que es usted. Radiante, completamente despierta. Nada que fuera real murió nunca, sólo los nombres, las formas y las ilusiones.
La comprensión de esta dimensión inmortal, su verdadera naturaleza, es el otro lado de la compasión. En un nivel de percepción profundo, usted reconoce ahora no sólo su propia inmortalidad sino a través de la suya la de todas las demás criaturas también. En el nivel de la forma, usted comparte la mortalidad y la precariedad de la existencia. En el nivel del Ser, usted comparte la vida radiante, eterna. Estos son los dos aspectos de la compasión. En la compasión, los sentimientos aparentemente opuestos de tristeza y alegría se mezclan en uno y se transmutan en una profunda paz interior. Esa es la paz de Dios. Es uno de los sentimientos más nobles de los que el ser humano es capaz, y tiene un gran poder curativo y transformador. Pero la verdadera compasión, como la he descrito, todavía es escasa. Sentir profunda empatía con el sufrimiento de otro ser ciertamente requiere un alto grado de conciencia, pero representa sólo una cara de la compasión. No es completa. La verdadera compasión va más allá de la empatía o simpatía. No ocurre hasta que la tristeza se mezcla con la alegría, la alegría del Ser más allá de las formas, la alegría de la vida eterna.
Del libro:
El Poder del Ahora
Eckhart Tolle
Imagen tomada del internet
lunes, 28 de diciembre de 2020
EL SABIO BABUR
El período entre 1526 y 1707 se conoce en la India como el período Mughal , el cual fue establecido por Zahiruddin Muhammad Babur en 1526. El poderoso emperador conquistó la India y se convirtió en uno de los más grandes emperadores del mundo, gobernando la parte más extensa del mundo que jamás un solo hombre haya gobernado.
Un hombre muy sabio fue a verlo pero salió muy decepcionado porque Babur se dirigía a sus súbditos de la corte de manera profana, vulgar, ordinaria, riéndose a carcajadas. El sabio se decepcionó. Le dijo: ‘Yo pensé que eras un hombre culto y he oído decir que amas la sabiduría. Por eso he venido. He oído que en tu corte hay muchos hombres sabios, eruditos, estudiosos, religiosos, músicos, filósofos y, qué veo aquí? Simple vulgaridades. Es intolerable. No puedo permanecer un momento más en tu corte!’
Babur le dijo: ‘Espera un momento y después puedes irte. Mira ese rincón’. En el rincón había un arco. El sabio le preguntó: ‘Qué tiene que ver con la situación' Babur contestó:
-No siempre puedo estar tenso. Si el arco siempre está tenso, y la flecha siempre está armada en él, arco puede romperse muy pronto. Perderá su elasticidad; dejará de ser flexible. Pero un arco tiene que ser flexible, pues sé entonces está vivo... mientras más flexible, más vivo. Éste es mi arco, yo soy como mi arco. Sí, a veces estoy tenso. El arco está tensionado y la flecha reposa en él. Pero sólo a veces. Después descanso y me relajo.
FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 152
domingo, 27 de diciembre de 2020
EL NIÑO DEJA DE LLORAR
Afirmaba aquel hombre que, en la práctica, era ateo. Si realmente pensaba por sí mismo y era honrado, tenía que admitir que no creía de veras las cosas que su religión le enseñaba. La existencia de Dios originaba tantos problemas como los que resolvía; la vida después de la muerte era un espejismo; las escrituras y la tradición habían causado tanto mal como bien. Todas estas cosas habían sido inventadas por el hombre para mitigar la soledad y la desesperación que él observaba en la existencia humana.
Lo mejor era dejarle en paz. No decirle nada. Tal vez estaba atravesando una crisis de crecimiento y evolución.
Una vez le preguntó el discípulo a su Maestro: «¿Qué es Buda?».
Y el Maestro le respondió: «La mente es Buda».
Volvió otro día a hacerle la misma pregunta v la respuesta fue: 'No hay mente. No hay Buda'». Y el discípulo protestó: «Pero si el otro día me dijiste: 'La mente es Buda...'».
Replicó el Maestro: «Eso lo dije para que el niño dejase de llorar. Pero, cuando el niño ha dejado de llorar, digo:
No hay mente. No hay Buda ».
Tal vez el niño había dejado de llorar y ya estaba preparado para la verdad. De modo que lo mejor era dejarle solo.
* * *
Pero cuando empezó a predicar su recién descubierto ateísmo a otras personas que no estaban preparadas para ello, hubo que frenarle: «Hubo una época, la era pre-científica, en que los hombres adoraban al sol. Vino después la era científica y los hombres se dieron cuenta de que el sol no era un dios; ni siquiera era una persona. Por fin, vino la era mística y Francisco de Asís llamaría 'hermano' al sol y hablaría con él».
«Tu fe era la de un chiquillo aterrorizado. Y ahora que te has convertido en un hombre audaz, la has perdido. Ojalá llegues algún día a ser un místico' y vuelvas a encontrar tu fe».
* * *
La fe no se pierde jamás por buscar sin miedo la verdad. Sólo las creencias que expresan la fe se ven nubladas durante algún tiempo; pero, llegado el momento, se purifican.
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
sábado, 26 de diciembre de 2020
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