viernes, 25 de diciembre de 2020

CUANTO MÁS AVANCES, MAS TROPIEZSOS ENCONTRARÁN TUS PIES


 

AHORRAR ENERGÍAS DENTRO DE LA PRISA


 

SALIR DE LA TRAMPA DE LA NEGATIVIDAD


«Cuanto más avances, más tropiezos encontrarán tus pies», nos dice 
Helena Petrova Blavatsky. «El camino que sigue adelante está iluminado por una sola lumbre, por la lumbre del valor que arde en el corazón. Cuanto más valor tenga uno, más obtendrá. Cuanto más tema, más se debilitará esa lumbre.»

El secreto consiste en ver el «fracaso» como lo que es. En ver que no es un fracaso en absoluto, sino una oportunidad.

Me gusta lo que dice al respecto Joseph Sugarman:

«Pocas personas están dispuestas a dar una segunda oportunidad al fracaso. Cuando han fracasado una vez, allí termina todo. Es frecuente que las personas no sean capaces de digerir la amargura del fracaso. Si estás dispuesto a rehacerte, entendiendo el fracaso como una bendición disfrazada, tendrás la posibilidad de poner a tu servicio una de las fuerzas más importantes para el éxito.

»Todo problema lleva oculta una oportunidad tan poderosa que, literalmente, empequeñece el problema. Los ejemplos más notables de éxito corresponden a personas que supieron reconocer un problema convirtiéndolo en una oportunidad.»

A esto es a lo que yo llamo utilizar de verdad el Don de la Sabiduría, abriéndote al discernimiento y permitiéndote a ti mismo ver la diferencia entre las apariencias y la realidad, advirtiendo que lo que parece negativo es, en realidad, positivo.

A través de la Sabiduría verdadera entendemos un aspecto extraordinario de la vida en su forma física: que todo lo físico es una ilusión.

Esta afirmación se repite en Conversaciones con Dios; y, si es cierta, tenemos que saber el modo de afrontarla.

Dios dice que somos como ilusionistas a los que se nos han olvidado nuestros propios trucos. Vivimos en un mundo como el de Alicia en el País de las Maravillas, donde estamos dispuestos a jurar que lo que es así no es así, y lo que no es así es así. No obstante, el hecho mismo de estar viviendo una ilusión es lo que vuelve nuestras vidas tan interesantes y tan llenas de posibilidades Dios es Felicidad inagotables. Pues sólo en una fantasía podemos tener cualquier cosa que queramos, y hacer cualquier cosa que nos apetezca, y crear cualquier cosa que deseemos.

Lewis Carroll escribió:

«—Es inútil —dijo Alicia—; por más que se intente, uno no se puede creer cosas imposibles.

»—Me parece a mí que no lo has ensayado mucho —dijo la Reina—.Vaya, si yo me creo seis cosas imposibles todos los días antes de desayunar!»

El secreto de todo esto consiste, naturalmente, en saber vivir con la Ilusión, en vez de vivir dentro de ella. O bien, como dice la Biblia, «estar en este mundo, pero no ser de este mundo». Hay una manera de conseguirlo, y en el libro de la serie Conversaciones con Dios titulado Comunión con Dios se nos muestra esta manera en el Proceso Triádico de Creación de la Realidad. En Comunión con Dios se dice:

En su camino de superación, el Maestro y el discípulo saben que las ilusiones son ilusiones, deciden por qué están ellos allí y crean conscientemente lo que vivirán a continuación por medio de las ilusiones.

Al afrontar cualquier vivencia, hay una fórmula, un proceso, mediante el cual tú puedes avanzar hacia la Maestría. Sólo declara lo siguiente:

1. Nada en este mundo es real.

2. El significado de todo es el significado que yo le doy.

3. Yo soy quien yo digo que soy, y mi vivencia es la que yo digo que es.

Es la manera de trabajar con las ilusiones de la vida.

El primer paso del Proceso Triádico es el más difícil para muchas personas.



Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet

jueves, 24 de diciembre de 2020

CONCEPTOS GENERADORES DE SUFRIMIENTO Y VIOLENCIA


 

FALSAS PRÁCTICAS ESPIIRITUALES


 

LA COMUNICACIÓN PROPORCIONA SEGURIDAD


Si queremos seguridad, tenemos que construirla. Pero ¿cómo se crea la seguridad? Para erradicar el miedo, no sirven ni las fortalezas, ni las bombas, ni los aviones. Es muy probable que todos esos intentos no hagan más que intensificarlo. Estados Unidos posee el ejército más poderoso y las armas más sofisticadas del mundo, pero no por ello se siente más seguro. Lo cierto es que los estadounidenses se sienten muy vulnerables y asustados. ¿Dónde encontrar, pues, algún refugio verdadero que nos haga sentir realmente seguros? Tenemos que aprender a construir la seguridad con cada inhalación y con cada exhalación. Tenemos que aprender a construir la seguridad con cada uno de nuestros pasos, con nuestra manera de actuar y de reaccionar, con nuestras palabras y con nuestros esfuerzos para entablar una buena comunicación. 

No podrás sentirte seguro si no te comunicas bien con la gente con la que vives y a la que ves regularmente. No podrás sentirte seguro si la gente que te rodea no te mira de manera amable y compasiva. Tu manera de hablar, de sentarte y de caminar muestra a la otra persona que vienes en son de paz y puede sentirse segura en tu presencia. Así es como se genera la confianza. La paz y la compasión que experimentas contribuirán a que la otra persona se sienta segura y permitirán que se relacione contigo con compasión y comprensión, y tú también, por tu parte, te sentirás más seguro. La seguridad no es una cuestión estrictamente individual. Por ello la mejor garantía de nuestra seguridad consiste en ayudar a que los demás también se sientan seguros. 

Nuestro país no se sentirá seguro si no hace nada que contribuya a que los demás países se sientan seguros con nosotros. Si Estados Unidos aspira a una mayor seguridad, debe ocuparse también de la seguridad de las otras naciones. Si Gran Bretaña quiere seguridad, tiene que pensar en la seguridad de otros pueblos. Cualquiera puede ser víctima de la violencia y el terrorismo. Ningún país se halla, en este sentido, a salvo. La policía, el ejército y hasta las armas de destrucción masiva son incapaces de garantizar nuestra seguridad. Quizás lo primero que deberíamos hacer es decir: «Soy consciente, querido amigo, de que quieres vivir seguro. Yo también quiero vivir seguro. ¿Por qué no trabajamos juntos para conseguirlo?». Esto es algo muy sencillo, pero no lo llevamos a cabo. 

La comunicación es la práctica. Por más que vivamos en una época en la que existen medios de comunicación muy sofisticados (como el correo electrónico, los teléfonos móviles, los mensajes de texto, Twitter, Facebook, etcétera), es muy difícil que naciones, grupos e individuos se comuniquen entre sí. Y como no parece que sepamos utilizar las palabras para hablar, acabamos empleando, en su lugar, las bombas. Y cuando llegamos al punto en que la comunicación verbal resulta imposible y apelamos a las armas, sucumbimos a la desesperanza. 

Tenemos que aprender a comunicarnos. Si podemos mostrar a un grupo con el que estamos en conflicto que no tienen nada que temer de nosotros, alentaremos la confianza. En los países asiáticos, por ejemplo, la gente suele saludarse inclinándose y juntando las palmas de las manos como si de una flor de loto se tratara. En Occidente, cuando dos personas se encuentran, estrechan sus manos, una tradición que, según tengo entendido, se originó en la época medieval, cuando la gente tenía miedo. Ese era el modo en que mostraban, cada vez que se encontraban, que se hallaban inermes. 

Lo mismo seguimos haciendo en el presente. Con nuestras acciones, podemos decir: «¿Ves, querido amigo, que estoy desarmado? Compruébalo por ti mismo. No temas nada de mí». Este es el tipo de práctica que puede desarrollar la confianza. Con confianza y comunicación, el diálogo se torna posible. 

Son muchos los millones de dólares gastados desde que comenzó la llamada “guerra contra el terror”, pero la violencia, el odio y el miedo no han hecho sino avanzar. No hemos tenido éxito en nuestro intento de eliminar el miedo, el odio y el resentimiento, ya sea en su expresión externa, como es el caso del terrorismo, o lo que es más importante en la mente de las personas. Ha llegado el momento de que contemplemos y encontremos una forma más adecuada de aportar paz al mundo y a nosotros mismos. Solo la práctica de la escucha profunda y la comunicación amable puede contribuir a eliminar las percepciones erróneas que se hallan en el origen del miedo, el odio y la violencia. 

Esas percepciones no pueden ser eliminadas a punta de pistola. 



Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

miércoles, 23 de diciembre de 2020

NO BUSQUES FELICIDAD


Yo conocí a un anciano que siempre se estaba quejando, siempre de mal humor. Todo le parecía mal; era un crítico nato. Pero los críticos sufren y él también; sufría porque a veces hacía demasiado frío o llovía demasiado o no llovía en absoluto todas las temporadas, a lo largo de todo el año, sufría. Una mente negativa, una actitud negativa, y siempre buscando ser feliz, haciendo un esfuerzo por estar contento y satisfecho. Pero nunca he visto un hombre tan descontento como él; era la personificación misma del sufrimiento y el descontento. En sus ojos había más que descontento. En su rostro se veían arrugas de tensión y descontento; todas las quejas de toda la vida se reflejaban en ese rostro. 

Pero un día de repente cambió. Tenía sesenta años y al día siguiente era su cumpleaños. Las personas que llegaron a felicitarlo no podían creer lo que veían: había cambiado de repente, de la noche a la mañana. Alguien me lo dijo, entonces yo también fui hasta su casa a preguntar, pues era una revolución! La revolución rusa, la revolución china no eran nada comparadas con esta revolución. A lo largo de sesenta años este hombre se había entrenado a sí mismo para estar descontento. Pero ahora, de repente... ¿Había ocurrido un milagro? Yo no podía creer que ni siquiera Jesús podía haber obrado un milagro tan grande, no era posible, no hay nada parecido en la Biblia... Jesús curaba a los ciegos, curaba a los sordos y a los mudos, hasta resucitaba a los muertos; pero no hay nada que diga que Jesús curaba a la gente de su descontento. No es posible. 

Le pregunté al anciano, que parecía radiante de felicidad: ¿Qué le ha ocurrido? Me respondió: ¡Basta ya! A lo largo de sesenta años intenté ser feliz y no lo logré; así que anoche me decidí: 'olvídalo, no te preocupes por ser feliz, simplemente vive la vida'. Y aquí estoy, feliz. 

Él buscó la felicidad durante sesenta años. Si buscas, vas a estar cada vez más frustrado. Estás actuando como una flecha, moviéndote en línea recta, y Dios no cree en los atajos. Llegarás a la meta, pero la felicidad no estará allí. 

Cuando te olvidas de la felicidad, de repente eres feliz. Cuando te olvidas de la satisfacción, de repente ahí está. Siempre ha estado cerca de ti, pero tú no estabas presente. Estabas pensando que había que alcanzar una meta, lograr la felicidad. Tú te concentrabas en el futuro mientras la felicidad flotaba en tu entorno como la fragancia de una flor. Para ser feliz no tienes que hacer nada. Ya has hecho demasiado para ser infeliz. Si quieres ser desgraciado, haz demasiado. Si quieres ser feliz, permite que las cosas ocurran solas. 


FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 148

RENDIR LA MENTA A SU FUENTE


 

DESEO O NECESIDAD


 

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