miércoles, 23 de diciembre de 2020

NO BUSQUES FELICIDAD


Yo conocí a un anciano que siempre se estaba quejando, siempre de mal humor. Todo le parecía mal; era un crítico nato. Pero los críticos sufren y él también; sufría porque a veces hacía demasiado frío o llovía demasiado o no llovía en absoluto todas las temporadas, a lo largo de todo el año, sufría. Una mente negativa, una actitud negativa, y siempre buscando ser feliz, haciendo un esfuerzo por estar contento y satisfecho. Pero nunca he visto un hombre tan descontento como él; era la personificación misma del sufrimiento y el descontento. En sus ojos había más que descontento. En su rostro se veían arrugas de tensión y descontento; todas las quejas de toda la vida se reflejaban en ese rostro. 

Pero un día de repente cambió. Tenía sesenta años y al día siguiente era su cumpleaños. Las personas que llegaron a felicitarlo no podían creer lo que veían: había cambiado de repente, de la noche a la mañana. Alguien me lo dijo, entonces yo también fui hasta su casa a preguntar, pues era una revolución! La revolución rusa, la revolución china no eran nada comparadas con esta revolución. A lo largo de sesenta años este hombre se había entrenado a sí mismo para estar descontento. Pero ahora, de repente... ¿Había ocurrido un milagro? Yo no podía creer que ni siquiera Jesús podía haber obrado un milagro tan grande, no era posible, no hay nada parecido en la Biblia... Jesús curaba a los ciegos, curaba a los sordos y a los mudos, hasta resucitaba a los muertos; pero no hay nada que diga que Jesús curaba a la gente de su descontento. No es posible. 

Le pregunté al anciano, que parecía radiante de felicidad: ¿Qué le ha ocurrido? Me respondió: ¡Basta ya! A lo largo de sesenta años intenté ser feliz y no lo logré; así que anoche me decidí: 'olvídalo, no te preocupes por ser feliz, simplemente vive la vida'. Y aquí estoy, feliz. 

Él buscó la felicidad durante sesenta años. Si buscas, vas a estar cada vez más frustrado. Estás actuando como una flecha, moviéndote en línea recta, y Dios no cree en los atajos. Llegarás a la meta, pero la felicidad no estará allí. 

Cuando te olvidas de la felicidad, de repente eres feliz. Cuando te olvidas de la satisfacción, de repente ahí está. Siempre ha estado cerca de ti, pero tú no estabas presente. Estabas pensando que había que alcanzar una meta, lograr la felicidad. Tú te concentrabas en el futuro mientras la felicidad flotaba en tu entorno como la fragancia de una flor. Para ser feliz no tienes que hacer nada. Ya has hecho demasiado para ser infeliz. Si quieres ser desgraciado, haz demasiado. Si quieres ser feliz, permite que las cosas ocurran solas. 


FUENTE: OSHO: ‘El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos’, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 148

RENDIR LA MENTA A SU FUENTE


 

DESEO O NECESIDAD


 

martes, 22 de diciembre de 2020

SIN SABER NADA


 

LIBERTAD DE IDEAS Y CREENCIAS


 

LA FLECHA ENVENENADA


En cierta ocasión se acercó un monje a Buda y le dijo: «¿Sobreviven a la muerte las almas de los justos?». 

Como era propio de él, Buda no respondió. Pero el monje insistía. Y todos los días volvía a hacerle la misma pregunta; y un día tras otro recibía el silencio como respuesta. Hasta que no pudo soportarlo y amenazó con abandonar el monasterio si no le era respondida aquella pregunta de vital importancia para él; porque ¿a santo de qué iba él a sacrificarlo todo para vivir en el monasterio, si las almas de los justos no iban a sobrevivir a la muerte? 

Entonces Buda, compadecido, rompió su silencio y le dijo: «Eres como un hombre que fue alcanzado por una flecha envenenada y al poco tiempo estaba agonizando. Sus parientes se apresuraron a llevar a un médico junto a él, pero el hombre se negó a que le extrajeran la flecha o se le aplicara cualquier otro remedio mientras no le dieran respuesta a tres importantes preguntas: Primero, el hombre que le disparó ¿era blanco o negro? Segundo, ¿era un hombre alto o bajo? Y tercero, ¿era un bracmán o un paria? Si no le respondían a estas tres preguntas, el hombre se negaba a recibir todo tipo de asistencia». 

El monje se quedó en el monasterio. 

Es mucho más placentero hablar del camino que recorrerlo; o discutir acerca de las propiedades de una medicina que tomarla. 



Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

lunes, 21 de diciembre de 2020

ALEJADOS DE LA NATURALEZA


 

FLORECER EL CEREZO


 

MANTENER LA CALMA




CUENTO ZEN "CONCENTRACIÓN"


Después de ganar varios concursos de arquería, el joven y jactancioso campeón retó a un maestro Zen que era reconocido por su destreza como arquero.

El joven demostró una notable técnica cuando le dió al ojo de un lejano toro en el primer intento, y luego partió esa flecha con el segundo tiro. "Ahí está", le dijo el viejo, "¡a ver si puedes igualar eso!".

Inmutable, el maestro no desenfundo su arco, pero invitó al joven arquero a que lo siguiera hacia la montaña. Curioso sobre las intenciones del viejo, el campeón lo siguió hacia lo alto de la montaña hasta que llegaron a un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco.

Parado con calma en el medio del inestable y ciertamente peligroso puente, el viejo eligió como blanco un lejano árbol, desenfundó su arco, y disparó un tiro limpio y directo. "Ahora es tu turno", dijo mientras se paraba graciosamente en tierra firme.

Contemplando con terror el abismo aparentemente sin fondo, el joven no pudo obligarse a subir al tronco, y menos a hacer el tiro. "Tienes mucha habilidad con el arco", dijo el maestro, "pero tienes poca habilidad con la mente que te hace errar el tiro".



Tomado de:
Sabiduría de los Maestros Orientales
“Cuentos, Frases y Pensamientos
Janc Reiki Ho Ryu
Fotografía tomada de internet
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