miércoles, 2 de septiembre de 2020

FENÓMENOS DEMENCIALES


 

EL FUEGO DEL AMOR



En la época de Beyazid Bestami, un musulmán exhortó un día a un infiel a que se convirtiera. Le dijo: 

«¿Por qué no reunirte con el rebaño de los que logran su salvación descubriendo la luz del Islam?». 

El otro respondió: 

«Si es de la fe del sheij Beyazid de la que hablas, no tendré ciertamente fuerza para resistirme. Estoy lejos de la religión y de la fe, pero las respeto. Mi boca está cerrada con un sello, pero me adhiero secretamente a su fe. Si la fe de la que hablas es la vuestra, no tengo ningún deseo de compartirla. Pues cualquiera que es atraído por la fe pierde inevitablemente su interés por ella al veros. De vuestra fe sólo queda el nombre. Es como si llamaseis a la gente a buscar asilo en el desierto. En contacto con vosotros, el fuego del amor a la fe se apaga». 


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

martes, 1 de septiembre de 2020

JUICIOS

 


LEILA



Unos ignorantes dijeron un día a Mediún: 

«¡Leila no es tan hermosa! En nuestra ciudad hay millares de mujeres que la superan en belleza y en refinamiento». 

Mediún respondió: 

«La apariencia es una cántara. La belleza es el vino. Dios me ofrece vino bajo esta apariencia. A vosotros os ofrece vinagre en la misma cántara para que abandonéis el amor de las apariencias. La mano de Dios dispensa el veneno y la miel en la misma cántara. La cántara es muy visible, pero, para los ciegos, el vino no existe». 



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

lunes, 31 de agosto de 2020

CREER MANIPULAR LA REALIDAD


 

LA FÓRMULA



El místico regresó del desierto. «Cuéntanos», le dijeron con avidez, «¿cómo es Dios?». 

Pero ¿cómo podría él expresar con palabras lo que había experimentado en lo más profundo de su corazón? ¿Acaso se puede expresar la Verdad con palabras? 

Al fin les confió una fórmula -inexacta, eso sí, e insuficiente-, en la esperanza de que alguno de ellos pudiera, a través de ella, sentir la tentación de experimentar por sí mismo lo que él había experimentado. Ellos aprendieron la fórmula y la convirtieron en un texto sagrado. Y se la impusieron a todos como si se tratara de un dogma. Incluso se tomaran el esfuerzo de difundirla en países extranjeros. Y algunos llegaron a dar su vida por ella. Y el místico quedó triste. Tal vez habría sido mejor que no hubiera dicho nada.


Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 30 de agosto de 2020

MEDITACIÓN EN COLEGIOS


 

EL POBRE



Un pobre lleno de insolencia vio pasar un día a unos esclavos ricamente vestidos con trajes de seda y cinturones dorados. Alzó los ojos al cielo y dijo: 

«¡Oh Señor mío! ¡Esa gente está bien cuidada por su amo! De ese modo es como deberías obrar conmigo, que soy tu esclavo». 

En efecto, este hombre llevaba el traje hecho jirones, tenía hambre y temblaba de frío. Ese estado era la razón de su insolencia. Era un íntimo de Dios y reconocía sus favores. 

Si los cortesanos pueden permitirse ser insolentes con el sultán, no te creas autorizado para hacer lo mismo, pues tú no tienes la misma intimidad con el dueño. Deseas un cinturón dorado, pero Dios te ha dado algo mejor que eso: una cintura para recibir ese cinturón. Quieres una corona, pero ¿no te ha dado Dios una cabeza? 

Ahora bien, un día sucedió que el propietario de los esclavos fue acusado por el sultán de una falta grave. Sus esclavos fueron encarcelados y torturados para que confesasen el lugar en que se encontraba el tesoro de su amo. Los maltrataron así durante un mes pero, por fidelidad hacia su amo, ninguno de ellos reveló el secreto. Un buen día, el pobre del que hablábamos recibió en un sueño un mensaje que le decía: 

«¡Tú puedes ir a aprender junto a esos esclavos cómo se comporta un verdadero servidor!». 


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

sábado, 29 de agosto de 2020

LA DIVISIÓN DE LA EDUCACIÓN


 

FABRICANTES DE ETIQUETAS



La vida es como una botella de buen vino. Algunos se contentan con leer la etiqueta. Otros prefieren probar su contenido. 

En cierta ocasión mostró Buda una flor a sus discípulos y les pidió que dijeran algo acerca de ella. 

Ellos estuvieron un rato contemplándola en silencio. 

Uno pronunció una conferencia filosófica sobre la flor. Otro creó un poema. Otro ideó una parábola. Todos tratando de quedar por encima de los demás. 

¡Fabricantes de etiquetas! 

Mahakashyap miró la flor, sonrió y no dijo nada. Sólo él la había visto. 

¡Si tan sólo pudiera probar un pájaro, una flor, un árbol, un rostro humano... ! Pero ¡ay! ¡No tengo tiempo! 

Estoy demasiado ocupado en aprender a descifrar etiquetas y en producir las mías propias. Pero ni siquiera una vez he sido capaz de embriagarme con el vino.



Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
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