viernes, 13 de marzo de 2020

CICATRICES


ALIMENTO


Un árabe estaba un día al borde de un camino ante su perro que agonizaba. Se lamentaba: 

«¿He merecido yo semejante desgracia?». 

Un mendigo que pasaba por allí le dijo: 

«¿Por qué te lamentas? 

—Poseía un perro de buen carácter y míralo muriéndose en medio del camino. Me guardaba por la noche, cazaba para mí. ¡Me protegía de los ladrones y me abastecía de caza! 

—¿Y cuál es su enfermedad? 

—¡Se muere de hambre! 

—Ten paciencia pues Dios es generoso con los que esperan. Pero, dime, ¿qué es ese saco que llevas ahí? 

—Es mi alimento. Es el que me procura mi fuerza y mi vigor. 

—¿Por qué no lo has dado a tu perro? 

—¡Mi piedad no llega hasta eso! ¡Si quiero comer, tengo que pagar, pero las lágrimas no cuestan nada! 

—¡Oh, idiota! ¿Tiene una rebanada de pan más valor que las lágrimas? Las lágrimas son sangre. Es el pesar el que las transforma en agua. ¡Más vale morir que desperdiciar sangre!». 

Cuando el justo llora, el cielo llora con él.




150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

miércoles, 11 de marzo de 2020

SI NO TE QUIEREN, NO ES NEGOCIABLE


LAS CUENTAS DE LA VIDA


Un hombre entró a un cementerio con el objeto de saludar a un ser querido que estaba allí sepultado. De repente se extravió por un sendero y entró, sin darse cuenta, a un pabellón donde observó algunas lápidas con inscripciones fuera de lo común. Una de ellas decía "Aquí yace Alphonse Duval, quien vivió ocho meses, cuatro días y nueve horas". En otra encontró esta leyenda: "Janúe Bruckwell, quien vivió siete años, dos meses y veinte horas". Unos pasos más allá, otra placa rezaba: "En honor de Marthina Bhernalosky, quien vivió doce años, setenta y dos días y quince horas".

La cantidad de inscripciones de esta clase le hizo suponer que estaba en un cementerio de niños. En ese momento vio venir a uno de los encargados del lugar y le preguntó:

-¿Por que anotan el tiempo que estos niños vivieron? ¿Por qué tantos niños muertos? ¿Acaso hay una maldición en este pueblo?

El cuidador respondió:

-En este pueblo tenemos la costumbre de entregarle una libreta a cada joven que llega a la adolescencia. En una de sus páginas debe anotar los momentos más célebres de su vida; en la otra el tiempo que duró ese disfrute. Desde entonces, el chico registra los momentos en que goza inmensamente, y el tiempo que duró ese gozo. Casi todos describen las emociones que les produjo su primer beso, los minutos que duró y la pasión que sintieron. Registran una voz amable, un consejo recibido, y el tiempo que duraron los sentimientos a ellos asociados. El día del matrimonio, el nacimiento del primer hijo, el viaje más deseado, el encuentro repentino con alguien querido, todos son acontecimientos que se anotan en esa libreta, por lo que representan en nuestras vidas. Este es el verdadero tiempo vivido, porque existimos para ser felices, gozar de la naturaleza, ayudar y estar en paz. Lo demás no es vida



Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet
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