martes, 18 de febrero de 2020

EFECTO PIGMALIÓN


No permitas que tu felicidad dependa de alguien porque no siempre esa persona será como crees.
(Albert Einstein)


En 1968 Robert Rosenthal y Lenore Jacobson introdujeron el concepto del efecto Pigmalión que se ha mencionado anteriormente.

Esta teoría describe cómo nos vemos afectados por las expectativas que los demás tienen puestas en nosotros.

Rosenthal y Jacobson se basaron en el mito del legendario rey de Chipre, quien esculpió una estatua de una mujer, Galatea, enamorándose de ella, y a la cual Afrodita concedió vida para que pudieran estar juntos.

Somos seres sociales que necesitamos relacionarnos, y respondemos de forma inconsciente a las necesidades y los deseos de aquellos que nos rodean, llegando a ser de la forma que los demás creen que debemos ser.

De ello se desprende que si alguien dice que «José es un mal alumno», José acabará por ser un mal alumno, una teoría esta que se ha demostrado con múltiples experimentos llevados a cabo tanto en escuelas como en ámbitos sociales y laborales. Esto significa que tratar a una persona de determinada manera la condiciona y condiciona a los demás, dado que la visión que se tiene de alguien viene determinada por lo que se ha oído contar de ella.

La buena noticia es que también las expectativas positivas se contagian.

Es importante saber cómo funciona el efecto Pigmalión, pero también ser capaces de actuar al margen de las expectativas de los demás, tomando el mando de nuestro destino.

De haber hecho caso Einstein de las predicciones que se hicieron en su infancia, cuando era un estudiante con poca facilidad lingüística, jamás habría ingresado en la universidad.

Las malas experiencias y el miedo a no cumplir las expectativas —tanto las nuestras como las de los demás—nos frenan en nuestra vida y en el logro de nuestros sueños y metas. Por ello se impone no esperar ni de personas ni de situaciones algo que todavía no ha sucedido. No juzguemos una cosa por lo que «nos gustaría que fuera» y amémosla por lo que «realmente es».




Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet

ERES ESTUPENDO...CREANDO PROBLEMAS


domingo, 16 de febrero de 2020

NO SE TRATA DE OLVIDAR PARA PERDONAR


FRENTE A LA MUERTE


3. Frente a la muerte.

Visitante: 
Mi único hijo murió hace unos días en un accidente automovilístico, y me resulta casi imposible aceptar su muerte con entereza filosófica. Sé que no soy la primera persona que sufre una pérdida semejante. También sé que todos tenemos que morir algún día. He buscado alivio en mi mente recurriendo a todas las tácticas usuales mediante las cuales nos consolamos y confortamos unos a otros en conflictos como éste. Y sin embargo, vuelvo al hecho trágico de que un destino cruel ha privado de todo a mi hijo en la flor de su vida. ¿Por qué? ¿Por qué?, me pregunto todo el tiempo. Maestro, no puedo superar mi dolor.

Maharaj (después de permanecer con los ojos cerrados durante un minuto o más): 
Es inútil y vano decir que estoy afligido, pues en ausencia de "yo" (de "mí" como individuo) no hay "otros", uno se ve a sí mismo reflejado en todos los demás. Obviamente, tú no has venido a mí buscando sólo compasión, la cual con seguridad has recibido en abundancia de tus familiares y amigos. Recuerda, uno va por la vida, año tras año, disfrutando los placeres habituales y sufriendo las penas normales, pero sin apreciar jamás la vida en su justo valor. ¿Y cuál es su justo valor? Es éste: No existe "mí" ni "tú "; no pueden existir tales entidades.

Todo hombre debe entender esto y tener valor para vivir la vida con esta comprensión.

¿Tienes ese valor, amigo mío, o tendrás que sumirte en lo que llamas tu pena?

Discúlpame, Maharaj, no entiendo del todo lo que me has dicho, me encuentro sorprendido y desconcertado. Me has expuesto la esencia de mi ser, y lo que has dicho en forma tan sucinta parece ser la regla de oro para vivir. ¿Podrías, por favor, explicar con más detalle lo que acabas de decir? ¿Qué es exactamente lo que debo hacer?

¿Hacer? Nada, absolutamente nada: sólo ve lo transitorio como transitorio, lo irreal como irreal y lo falso como falso, y te darás cuenta de cuál es tu verdadera naturaleza. Has hablado de tu pena, ¿pero alguna vez has mirado de frente el "dolor" y has intentado comprender lo que es en realidad?

La perdida de alguien o algo que has amado mucho inevitablemente causará dolor. Y puesto que la muerte es aniquilación total, con irrevocabilidad absoluta, el dolor que causa es profundo.

Con todo, ni siquiera este dolor agobiante puede durar demasiado si lo analizas intelectualmente. ¿Qué es exactamente lo que te aflige? Volvamos al principio: ¿tú y tu esposa acordaron con alguien que tendrían un hijo -un cuerpo particular- y que tendría un destino determinado? Que el feto haya sobrevivido a muchos peligros en el vientre fue otra casualidad. Que ese bebé fuera un niño también fue azaroso. En otras palabras, lo que llamas tu "hijo" no fue más que un acontecimiento fortuito, un suceso sobre el cual no tuviste control en ningún momento, y ese suceso ha llegado ahora a su fin.

¿Qué es exactamente lo que lamentas? ¿Lamentas acaso las pocas experiencias placenteras y las muchas dolorosas que se ha perdido tu hijo en los años venideros? ¿O en realidad te afligen los placeres y ventajas que no podrás recibir ya más de él?

¡Ten cuidado, todo esto parte desde el punto de vista de lo falso! Pero, ¿me sigues hasta aquí?

Estoy asustado y me sigo sintiendo aturdido. Sí te sigo en lo que acabas de decir, sólo que no alcanzo a comprender qué querías decir cuando hablaste de que todo esto se encuentra en el nivel de lo falso.

¡Ah! Pasaremos ahora a lo verdadero. Entiende por favor como verdadero el hecho de que no eres un individuo, una "persona". La persona, lo que uno cree ser, es tan sólo un producto de la imaginación y el yo es víctima de esta ilusión. La "persona" en sentido estricto no existe. Es el yo, la conciencia, el que erróneamente cree que existe una persona y es conciente de ser ésta. Cambia tu punto de vista. No mires el mundo como algo externo a ti. Ve a la persona que imaginas ser como parte del mundo -un mundo soñado en realidad- al cual percibes como una apariencia en tu conciencia y mira todo el espectáculo desde fuera. Recuerda, no eres la mente, la cual no es sino el contenido de la conciencia. En tanto te identifiques con el complejo, cuerpo-mente, serás vulnerable al dolor y al sufrimiento. Más allá de la mente está sólo el ser, no el ser padre o hijo, esto o aquello.

Tú te encuentras más allá del espacio y el tiempo, sólo estás en contacto con ellos en el aquí y ahora, pero por lo demás eres atemporal, ilimitado e invulnerable a cualquier experiencia. Comprende esto y no te aflijas más. Una vez que te des cuenta de que no hay nada en este mundo que puedas o necesites llamar tuyo, mirarás éste desde fuera, como ves un juego en el estadio o una película en la pantalla, admirando y disfrutando, quizá también sufriendo, pero, en el fondo, impasible por completo.



Tomado del libro:
El buscador es lo buscado
Puntos clave de la enseñanza de Nisargadatta Maharaj
Ramesh Balsekar
Imágenes de Internet

sábado, 15 de febrero de 2020

¿LUCHAR CON TODAS LAS FUERZAS?


ABANDONAR LOS OPUESTOS


Un día, Chi Hsien, el famoso Maestro chan, estaba probando a un grupo de discípulos. 

-Cuando buscamos el Camino -dijo-, somos como un hombre agarrado con los dientes a la rama de un gran árbol. Otro hombre sentado bajo el árbol le plantea la siguiente cuestión: ¿Cuál es el significado del Patriarca que viene del oeste [¿a China?]. Parecerá torpe si no se atreve a contestar, pero si abre la boca, sin duda caerá y morirá. Decidme ~preguntó el Maestro-, ¿qué habría que hacer para encontrar una solución? 

Entre los discípulos había un monje llamado Hu Tou Chao (el más aventajado de Hu) que se levantó y respondió: 

-No nos importa lo que está haciendo ese hombre en el árbol. Queremos que nos digas quién era y qué es lo que hacía antes de trepar al árbol. 

Tras escuchar esta respuesta, Chi Hsien estalló en una carcajada, sintiéndose totalmente satisfecho. 

Comentario: La mayoría de las personas están acostumbradas a pensar como si existieran dos mitades distintas o conceptos opuestos, como «ser» y «no ser», «es» y «no es», «tener» y «no tener». La tarea de un Maestro chan es destruir este tipo de conceptos en la mente de sus discípulos. El mundo se vuelve ilimitado cuando se destruye la frontera relativa que separa dos conceptos opuestos. 

No hay partes distintas, ni límites relativos de dualidad. En consecuencia, no existen obstáculos en el Camino hacia la naturaleza del verdadero yo. Sólo el monje Hu Tou Chao fue capaz de verlo, alcanzando un elevado estado de mente. El Maestro vio el potencial del monje para la realización inmediata y por ello quedó muy satisfecho con la respuesta de su discípulo.



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet
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