domingo, 20 de octubre de 2019

SOBRE HISTORIAS DE TU VIDA


LA CONQUISTA DEL MACHO EN EL MUNDO ANIMAL


La conquista sexual masculina:
un desgaste agotador

1. La conquista del macho en el mundo animal

Por alguna razón todavía no identificada por los biólogos, el ciclo reproductivo en la naturaleza ha sido organizado de una manera especialmente exigente para los machos. En todas las especies animales la actividad sexual requiere de una inversión de tiempo y esfuerzo sorprendente, que: muchas veces es nefasta para la propia supervivencia. Es realmente impresionante ver el gasto competitivo, ya sea intimidando a los rivales o persuadiendoa las hembras, al cual deben recurrir los machos para cumplir su designio reproductor. Parecería que en toda la escala zoológica la misión del sexo masculino es la misma: reproduccción a cualquier precio. Algunos ejemplos hablan por sí solos.

Se ha encontrado que los carneros montañeses de cuernos más largos son sexualmente más exitosos, pero este éxito tiene un costo: mueren más jóvenes. Los investigadores han demostrado que la causa de su muerte prematura se debe al gasto que ocasiona tener que estar defendiendo constantemente a sus hembras de otros machos. Esta "defensa del harén" elimina gran parte de las reservas de grasa necesarias para sobrevivir en el invierno y, por lo tanto, envejecen o fallecen antes que aquellos carneros de cuernos más pequeños. Parecería que en el reino animal los "cuernos" también son un problema.

La exhibición sexual del ave del paraíso de Nueva Guinea consiste en fabricar un paisaje completo para atraer a las hembras. Primero limpia un tronco grueso y fuerte, luego teje a su alrededor una especie de manta y la decora con flores, alas de escarabajos fosforescentes y frutos. Después hace un techo de un metro de largo y una ventana donde pueda ser observado desde afuera por las interesadas. Para darle un toque de distinción a la construcción, coloca un tapete de musgo a la entrada, que adorna nuevamente con frutos y flores. Para terminar, rodea todo el lugar con una cerca pequeña. Cuesta creer que toda esta inversión de recursos esté destinada exclusivamente a la conquista. Claro que el saltamontes americano común no está mejor que digamos, ya que su forma de cortejar consta de un especie de baile de dieciocho posiciones diferentes, más complicado que la salsa y el tango arrabalero juntos. Y la razón, una vez más, es definitiva: cuanto mejor ejecute su danza, más novias tendrá.

La regla está definida como sigue: mientras las hembras muestran un mayor grado de eficiencia y distribución adaptativa de sus recursos básicos de supervivencia, los machos hacen gala de un despilfarro lamentable y de unas extravagancias seductoras poco prácticas y, en muchos casos, peligrosas. ¿Por qué es así?

Según los expertos, el ciclo reproductivo está definitivamente monopolizado por las hembras y, por lo tanto, a los machos les toca competir por sus favores, incluso cuando el número de hembras es mayor. Y esto no es machismo, sino hembrismo. Toda la estructura biológica animal gira alrededor de un desfase de apetencias sexuales, donde el poder está concentrado en quien menos necesite sexualmente al otro. Hapgood dice al respecto: "Todo esto [la competencia por las hembras en el mundo animal] parece una imagen muy directa de un sistema bastante común donde las hembras son todas altamente deseables por igual a los machos, y todos los machos uniformemente poco interesantes para la hembras".

En casi todos los cortejos de apareamiento, el macho debe rivalizar para obtener los encantos femeninos. Ya se trate del secuestro de la hembra, como ocurre con la abeja de la arena, de la lucha agresiva y directa que utiliza la serpiente no venenosa, del llamar la atención de manera incansable como lo hace el salmón, de la definición de territorios de exhibición masculina, como ocurre en millones de las libélulas machos, o del derecho de residencia que demarca el león, siempre hay que generar algún tipo de confrontación de género. Peleamos y nos matamos por ellas. Incluso los espermatozoides compiten. De doscientos millones de células espermáticas, sólo triunfa una. El óvulo los llama químicamente, los seduce, los atrae hasta que queden unos cuantos: los más aptos. Por último, con el poder que le confiere la naturaleza, el óvulo decide quién es el donante.

Los machos braman, chillan, corretean, saltan, lanzan destellos, gritan, aúllan, bailan, corren, hacen cualquier cosa con tal de ganarse el derecho a la reproducción sexual. Es tanto el apremio, que algunas especies han creado métodos indirectos para salvar su honor y, de todas maneras, procrearse. Por ejemplo, ciertas sabandijas insertan su propio esperma en el conducto espermático de otros machos, para garantizar así que sus genes sean transmitidos: un acto sexual indirecto. Algunos gusanos parásitos, después de aparearse, sellan el tracto genital de la hembra con una secreción coagulante, creando un verdadero cinturón de castidad bioquímico. En cierto tipo de moscas, el macho suelda, por así decirlo, sus genitales con los de la hembra, para no ser removidos jamás. La lista de estratagemas que utilizan los machos para competir sexualmente entre sí, es interminable; y todo por las hembras, por el placer de fabricar vida en ellas.



Extracto tomado del libro:
Intimidades masculinas
Walter Riso
Imágenes tomadas de internet

sábado, 19 de octubre de 2019

DESCANSANDO EN NADA


SEGÚN LEES ESTO, RELÁJATE. Simplemente. En esa relajación, observa si surge la tendencia a hacer algo, a hacer algo de este momento, a tratar de conservar este momento o bien a intentar deshacerse de él. Sugiero que todas estas tendencias se construyen en torno a algún tipo de defensa contra la revelación y el profundo auto reconocimiento de que en realidad no eres un cuerpo individual, en realidad no eres una personalidad, y , de hecho, no eres nada en absoluto. Cuando “nada en absoluto” es interpretado por la mente, surge un pensamiento pavoroso: un pensamiento de muerta, de falta de valía, de que uno es prescindible. Por tu profunda identificación con el cuerpo y con los pensamientos, este miedo puede ser muy intenso.

Los patrones mentales de defensa contra la nada, contra el vacío, se enredan sobre este miedo. Estos patrones son respuestas estratégicas al miedo. La mente puede activarse mucho de repente: “Sí, pero ¿qué significa eso? No puede ser. “¿Cómo voy a poder hacer mi trabajo? Por un momento deja todos esos pensamientos de lado. Deja que tu mente descanse sobre nada: Que no sea nada, que no haga nada, que no tenga nada, que no consiga nada, que no guarde nada. En ese momento si puedes realmente, voluntariamente, conscientemente, simplemente no ser nada en absoluto, puedes descubrir en un destello la paz, la expansión, la liberación de los límites que es inherente a la nada.

Lo cierto es que realmente no eres nada, pero esa nada está llena, es completa, infinita, está en todo y por todas partes, esta nada es la consciencia misma. Ya es total, plena, completa. Esa es la increíble paradoja, ¡Aquello que buscas y de lo que huyes es lo mismo!

Sé que debes experimentar al menos un atisbo o un eco de la paz ilimitada que está aquí. Este es un eco de tu verdadera identidad, que siempre está presente. Por muchas estrategias mentales que surjan-para hacer, para conservar, para ocultar, para proteger o para defender-, esta paz ilimitada siempre está presente, y es tu verdadero refugio. Esto es, de hecho, tu verdadero rostro. No necesitas año de práctica espiritual para hallar tu verdadero rostro, porque siempre está presente. Y tampoco hace falta ser una persona mejor para hallar tu verdadero rostro.

Ahora mismo, exactamente donde estás, quién quiera que imagines ser, tu verdadero rostro está brillando. Pero en realidad no es un rostro en absoluto, no tiene género, no tiene planes. Simplemente brilla tal como es, brilla como brillo.

A menudo me preguntan por qué nos identificamos erróneamente y encubrimos nuestro rostro original. Existen muchas teorías espirituales y metafísicas a ese respecto, pero hay una que tiene más sentido para mí que ninguna otra: El extraordinario deleite de descubrir tu verdadero rostro sólo es posible después del extraordinario sufrimiento de encubrirlo.

Seguramente recordaras la emoción que sentías de niño jugando al “escondite”, la extraordinaria emoción de esconderte durante un rato hasta que esta se desvanecía. En ese momento, aunque el deseo mantenía su intensidad, era de signo contrario, pues lo que querías era que te encontraran.

Si en tu vida ha surgido el deseo de que te encuentren, entonces es hora de ser encontrado. Es la hora de dejar de esconderse del concepto de la nada y de volver a la verdad de la nada.

Es la hora de descansar en ese sentido. Cuando así sucede, los hábitos de la identificación errónea, las estrategias de control y ocultación, las creencias condicionadas en la necesidad de esconderse…, todo ello queda expuesto y quedas libre para simplemente ser.

La experiencia y el poder de la individuación son imponentes, y no hay nada malo en ella. Pero es una experiencia de ocultación, por la cual la totalidad se disfraza de individuo. Ahora la totalidad puede brillar a través del disfraz del individuo. Lo único que se necesita es que estés preparado; se necesita tu disposición, tu declaración expresa: “sí, ahora estoy preparado, realmente preparado, para ser encontrado”.

Por supuesto, como te has estado escondiendo durante millones de años en distintas versiones de esta forma genética particular, grandes fuerzas surgirán en ti y te dirán: “no, todavía no, todavía no, aún no, un poco más adelante. Este no es un buen momento”. Pero lo que yo digo es sí, ahora; aunque estén surgiendo todas esas fuerzas del pasado, este es el momento de ser encontrado. Entonces estas fuerzas del condicionamiento se convierten en combustible para una enorme hoguera que ilumina tu camino
de vuelta a casa.



Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

LOS MOMENTOS PASAN


miércoles, 16 de octubre de 2019

BUSCANDO GARANTÍAS DE BIENESTAR


SÓLO CON EL TIEMPO


Con el tiempo, te das cuenta de que si estas al lado de una persona sólo para acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.

Con el tiempo, te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.

Con el tiempo, entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se ve rodeado de falsas amistades.

Con el tiempo, aprendes que disculpar cualquiera lo hace, mientras que perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo, aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo, aunque seas feliz con los que están a tu lado, añoras terriblemente los que se han marchado.

Con el tiempo, aprendes que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, que extrañas, que necesitas, ya no tiene ningún sentido ante una tumba.




Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet
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