sábado, 21 de septiembre de 2019
viernes, 20 de septiembre de 2019
EL MECANISMO EXTRAORDINARIO
CAPITULO 1
ESTÁS PRESENCIANDO
UN MECANISMO EXTRAORDINARIO
La vida debe ser felicidad. ¿Lo crees?
Es verdad. Ya sé que no lo parece cuando miramos lo que nos rodea; pero es verdad. La vida debe ser felicidad.
Tú debes ser feliz. Y si eres feliz, debes ser más feliz. Aunque seas muy feliz, puedes ser más feliz todavía.
¿Cuánta felicidad? ¿Cuan feliz puedes llegar a ser? Y bien... puedes ser más feliz que Dios.
En cierta ocasión, oí a una señora que hablaba de un caballero muy rico. Y la señora dijo: «¡Tiene más dinero que Dios!». En este sentido lo digo. Utilizo esta expresión a modo de superlativo máximo.
Pero también lo digo en un sentido literal. Con estas palabras pretendo decir precisamente lo que indican. Y esto nos plantea muchas preguntas. ¿Quiere esto decir que Dios llega a vivir eso que llaman «felicidad»? (Sí.) ¿Quiere esto decir que Dios siente infelicidad? (No.) Si podemos ser más felices que Dios, ¿quiere eso decir que estamos separados de Dios? (No.) Entonces, ¿cómo es posible?
Y bien, resulta que existe una fórmula por medio de la cual puedes ser más feliz que Dios. Todos los místicos la conocieron; la mayoría de los maestros de sabiduría mística la conocieron; algunos mensajeros espirituales de nuestros tiempos la conocen; pero con el paso de los siglos se ha ido convirtiendo en una especie de «fórmula misteriosa», porque se habla poco de ella. Muy poco.
¿Por qué? Muy sencillo. Entre las personas a las que han hablado los maestros y los mensajeros espirituales, muy pocas han sido capaces de creer que la «fórmula misteriosa» produce los efectos que se aseguran. Y cuando uno habla de cosas en las que nadie cree, puede llegar a caer muy mal a la gente.
Así pues, aún en nuestros tiempos, que se dice que son unos tiempos adelantados en lo intelectual y en lo espiritual, son pocos los maestros y los mensajeros espirituales que desvelan esta fórmula, aun cuando la conocen. O, aunque hablen de ella, sólo hablan de la mitad de ella.
La mayoría se guardan la otra mitad de esta fórmula, de su parte más impresionante. De manera que tenemos aquí una verdad maravillosa, pero sólo la conocemos a medias.
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¿De qué sirve una verdad si no se desvela del todo? Está claro que no sirve de nada. En realidad, una verdad a medias puede ser engañosa. Hasta peligrosa. Así que aquí vamos a decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Vamos a empezar indagando por qué tienes este libro en las manos, y cuando terminemos de entenderlo habremos descrito un mecanismo extraordinario.
¿De acuerdo? Muy bien. Vamos a ello.
Pregúntate por qué has seleccionando este libro.
No te preocupes. Te lo diré yo. Has tomado este libro movido por un impulso.
¿Y de dónde salió ese impulso? De ti. Salió de ti.
¿Por qué? ¿Por qué surgió de ti el impulso? ¿A qué se debió? ¿Y de qué parte de ti salió?
Dedicaremos una buena parte de este libro a estudiar las respuestas a estas preguntas..., unas respuestas francamente apasionantes. Pero de momento vamos a pasar a una pregunta más amplia todavía: ¿qué ha sucedido para que este libro estuviera ahí, donde estás tú, ahí mismo, ahora mismo, para que tú lo vieras siquiera, no ya para que tuvieras un impulso?
Ah, sí; ésta es la pregunta clave. Si conocieras la respuesta a esta pregunta, podrías cambiar toda tu vida.
He aquí la respuesta a esta pregunta. Prepárate para que cambie toda tu vida.
Si «sucedió» que este libro estuviera ahí, ahora mismo, ahí mismo, fue porque tú lo has puesto ahí.
Tú has hecho que estuviera ahí.
Bien. Mira, aquí vamos a explorar muchas cosas que parecen casi increíbles, de modo que te pediré que en esto, de momento, tengas fe en mí. Te he dicho ya que los mismos mensajeros espirituales de nuestros tiempos no dan la cara explicando aquella fórmula porque son muy pocas las personas capaces de creerlo, ¿verdad? De modo que tienes que tomar una decisión aquí mismo.
¿Quieres contarte entre esas personas? ¿O quieres llegar más allá de esos límites?
¿Quieres salir a explorar de verdad? ¿Quieres ir más allá del alcance de nuestras ideas y de nuestras construcciones actuales?
Si la respuesta es que sí, ponte cómodo y sigue pasando las páginas.
Tú has hecho que este libro esté aquí, aquí mismo, ahora mismo. Quizá no te parezca que haya sido así, pero lo has hecho. ¿Cómo?
Por la física cuántica.
Las personas suelen aplicar la física cuántica sin saberlo. Es decir, sin ser conscientes de ello.
La física cuántica (y si esto te parece muy descabellado, recuerda que lo dicen los científicos) afirma que «nada puede ser observado sin resultar afectado por el observador». Si esto es verdad (y lo es), entonces tú has desempeñado tu papel en todo lo que está sucediendo ahora mismo, a medida que sucede. La única cuestión es si lo has hecho de manera consciente o inconsciente, a sabiendas o sin saberlo. Pero, hacerlo, sí que lo has hecho, te lo aseguro.
Atrajiste este libro hacia ti y te hiciste ser consciente de él, y ahora lo estás leyendo..., todo ello por tu deseo profundo de ser más feliz.
Este libro llegó de mi teclado a mi editorial, de allí a la librería y de ahí a tus manos, de una manera que nada tiene de accidental, de casual ni de mero azar.
Nada de esto ha sucedido por casualidad.
De modo que alégrate. Acabas de presenciar el mecanismo más extraordinario de todo el universo. Acabas de presenciar el Mecanismo de la Manifestación.
Déjame que te lo diga de otro modo. Acabas de presenciar...
.. . a Dios en acción.
(Y si esto no te basta para ser feliz, es que no serás feliz con nada.)
Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet
jueves, 19 de septiembre de 2019
SHINE
Esto me dice Dios, para que os diga:
Nada requiere arreglo;
todo es una celebración.
Naciste para inclinarte
y así poder descubrir
la multitud de milagros
que hay a tus pies.
Naciste para desplegarte
y así poder hallar
Tu Propia Hermosa Paz Celestial
justo encima
de la losa que creías que debías cargar.
Cuando pido a Dios
que me hable,
me siento tan pequeña
y tan sola
como vosotros.
Pero es entonces cuando,
sin motivo aparente,
empiezo a Brillar.
(Begin to Shine, © 2007 Em Claire)
Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet
miércoles, 18 de septiembre de 2019
NO SE PERMITE SER FELIZ
He observado que cuando las personas empiezan a meditar y notan un aumento de energía, cuando empiezan a sentirse felices, vienen a verme inmediatamente para decirme: «Me pasa una cosa muy rara. Me siento feliz, y al mismo tiempo culpable, sin razón alguna». ¿Culpables? Se sienten confundidos. ¿Por qué sentirse culpable? Saben que no hay nada malo, que no han hecho nada malo. ¿De dónde surge ese sentimiento de culpa? Del condicionamiento, profundamente arraigado, de que la alegría es algo malo. Estar triste está bien, pero no se permite ser feliz.
Durante una época viví en una ciudad cuyo comisario de policía era amigo mío; éramos amigos desde la universidad. Venía a verme y me decía:
-Me siento fatal. Ayúdame a salir de esta tristeza.
Yo le decía:
-Dices que quieres salir de esa situación, pero yo no veo que lo desees de verdad. En primer lugar, ¿por qué decidiste trabajar aquí, de policía? Debes de sentirte fatal, y quieres que los demás también se sientan fatal.
Un día les pedí a tres amigos míos que fueran por distintas partes de la ciudad, a bailar y a ser felices. Les dije: «Es sólo para hacer un experimento». Naturalmente, al cabo de una hora los detuvo la policía.
Llamé al comisario y le dije:
-¿Por qué has detenido a esos amigos míos?
Me contestó:
-Parecen locos.
Le pregunté:
-¿Han hecho algo malo? ¿Han hecho daño a alguien?
Él me contestó:
-No, la verdad es que no. No han hecho nada.
-Entonces, ¿por qué los has detenido?
-¡Porque iban bailando por las calles! Y encima riéndose.
-Pero si no le han hecho daño a nadie, ¿por qué tienes tú que meterte donde no te llaman? ¿Por qué? No han atacado a nadie, no se han metido en el territorio de nadie. Sólo estaban bailando. Son personas inocentes, que sólo estaban riéndose.
El comisario dijo:
-Tienes razón, pero es peligroso.
-¿Por qué es peligroso? ¿Ser feliz es peligroso? ¿Es peligroso ser extático?
Lo comprendió y los dejó libres inmediatamente. Vino a verme a todo correr y me dijo:
-A lo mejor tienes razón. No puedo ser feliz, y no puedo dejar que nadie sea feliz.
Así son vuestros políticos, así son vuestros policías, vuestros magistrados, dirigentes, santos, sacerdotes... así es la gente. Todos han invertido mucho en vuestra desdicha. Dependen de vuestra desdicha. Si vosotros sois desdichados, ellos son felices.
Bibliografía:
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
martes, 17 de septiembre de 2019
BUSCADOR DE VERDAD
Dakuki era un hombre de amor y prodigioso, muy atento a protegerse de lo ilícito. Nunca permanecía más de dos días en un mismo lugar, pues se decía:
"Si me quedo más tiempo en una casa, corro el peligro de ver mi corazón atraído por algo o por alguien."
Caminaba de día y rezaba de noche. Su naturaleza era la de un ángel. Como él era puro, estaba en continua búsqueda de hombres puros y dirigía a Dios esta plegaria:
"¡Oh, Señor! ¡Permíteme encontrar a tus fieles servidores!"
Y Dios le respondía:
"¡Oh, hombre puro! ¡Qué sed y qué amor hay en ti! Pero si ese amor me ha sido consagrado, ¿por qué estás siempre buscando hombres?"
Dakuki:
"¡Oh, Dios mío! ¡Estoy en mitad del océano y busco una cántara de agua! Los deseos que tengo acerca de tu amor son para mí motivo de orgullo, igual que mis deseos por el prójimo me son motivo de vergüenza. Desde hace años, viajo sin cesar, tanto a Oriente como a Occidente. Voy con los pies desnudos por caminos llenos de guijarros y de espinas. Pero no creas que un enamorado se desplaza sobre sus pies torturados. No, es con su corazón como viaja. Mi atracción por el hombre no hace sino aumentar.
¡Quisiera ver la ola del océano en una gota de agua!"
Un día, Dakuki se encontró dirigiendo la oración en una playa entre un grupo de fieles. Todo el mundo se puso en fila para la oración cuando, de pronto, la mirada de Dakuki se dirigió hacia el mar y oyó gritos.
Vio, en alta mar, un barco, sacudido por las olas. Los pasajeros, en la oscuridad, gritaban por temor a hundirse, pues la tempestad soplaba como Azrael. Incluso los infieles y los rebeldes habían recobrado su fe en Dios y todos se prosternaban, desesperados.
Al ver esto, las lágrimas llenaron los ojos de Dakuki.
"¡Oh, Señor! le dijo, ¡perdónalos y socórrelos!"
Esta plegaria fue escuchada y el barco se salvó, pero los pasajeros creyeron que esto se debía a sus propios esfuerzos. Creían que sus oraciones habían sido aceptadas. Como el zorro que escapa de las garras del león gracias a sus patas, pero que sigue estando tan orgulloso de su cola.
En pocas palabras, el barco atracó en el momento mismo en que Dakuki y los fieles terminaban su oración. Los fieles dijeron:
"¿Quién ha podido hacer este prodigio? ¿Habrá sido el imán, que, compadecido, haya dirigido esta oración a Dios?; ¡Se habría atrevido a interferirse en la voluntad divina!"
Y cuando Dakuki se volvió, vio que todo el mundo se había marchado. Habían desaparecido todos, como peces deslizándose en el agua. Dakuki se puso de nuevo a llorar.
¡Ah! ¡Ahora es cuando caes en la trampa! ¡Hombre inmaduro! Creías, como todo el mundo, que ellos eran hombres. Tú los has mirado con los ojos de Satanás, que dice: "Yo fui creado a partir del fuego y Adán a partir del barro." ¡Oh, Dakuki, abre los ojos! Sigue buscando día y noche. Abandona las obras de este mundo. ¡Busca a los hombres invocando Su nombre!
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
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