jueves, 25 de julio de 2019

DECIR LA VERDAD


UNA EXPRESIÓN DE LA AUTOINDAGACIÓN es “decir la verdad”. He percibido que la gente a veces expresa una verdad relativa: por ejemplo, “estoy enfadado” o “me haces daño”, y después se limitan a aceptar que la cosa no va más allá. La verdad relativa e inmediata puede muy bien ser que te sientes enfadado o dolido, pero ésa no es toda la verdad. Eso es lo que estás sintiendo. Lo que sientes en el momento puede ser la verdad relativa, pero no es la verdad más profunda.

Normalmente, interpretamos lo que sentimos y lo experimentamos como toda la verdad, y nuestra interpretación perpetúa los ciclos de sufrimiento.

Nuestros sentimientos, pensamientos, emociones y circunstancias son los componentes de la historia personal. Creemos que la historia personal es la verdad. Tanto si nuestra historia emocional es de angustia como si es de dicha, no es la verdad final. Ser capaz de distinguir entre la historia y la verdad es un aspecto de la sabiduría selectiva, que a su vez es un producto secundario natural de la autoindagación.

Nos identificamos erróneamente con el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental, y ello produce una gran confusión. Cuando el cuerpo físico experimenta dolor, decimos: “Me duele, me siento mal”. Esta es nuestra manera habitual de utilizar el lenguaje. Decir: “Mi cuerpo siente dolor” tiene un significado muy diferente. Cuando el cuerpo emocional se encuentra inmerso en un vendaval, decimos: “Estoy molesto, estoy desesperado, estoy enfadado”, en lugar de: “Mis emociones son un vendaval, el enfado empieza a aparecer, la desesperación empieza a aflorar”.

Tanto si estás triste como si estás feliz tienes la oportunidad de decir la verdad sobre aquello que es más profundo que el sentimiento. Esto suele darse de forma radical en la mayoría de la gente, porque cuando se sienten tristes, lo que quieren es volver a sentirse alegres. La mayoría no van más allá de este deseo natural. O si se sienten felices, pretenden mantener siempre esa felicidad, y eludir para siempre la tristeza.

La ley de las circunstancias cambiantes es, evidentemente, una de las leyes básicas que regulan este planeta. Cada cosa está sujeta a cambios -todos los objetos, pensamientos, sentimientos, estados mentales, la salud e incluso los gobiernos-continuos; todas las circunstancias cambian. El cambio regula los cinco elementos del universo. El cambio regula la meteorología, las estaciones, las horas del día. Si podemos rendirnos a estas condiciones cambiantes en lugar de resistirnos a ellas, entonces nuestros sentimientos de infelicidad simplemente son eso, sentimientos de infelicidad. No tienen más significado que el de ser lo que son. Después de este reconocimiento, puedes experimentarlos como experimentar el sol o la lluvia. No siempre tiene que lucir el sol; de hecho, no está siempre brillando. Ante cualquier cosa que surja, lo que te dices es: “Así es como son las cosas”.

Toda cosa está sujeta a cambios. ¿Qué no está sujeto a cambios? Tu verdadera naturaleza. Cualquier cosa que creas ser, comprueba si está sujeta a cambios. Si lo está, entonces, como experimento, descarta esa creencia y di la verdad sobre el resto. ¿Qué es lo que no cambia con el cambio corporal? ¿Qué es lo que no cambia con los cambios de circunstancias? ¿Qué es lo que no cambia cuando cambian tus emociones?

Di la verdad de fondo. No te conformes con una verdad superficial y relativa. Di la verdad de fondo hasta que te conozcas como inmutablemente presente.

Decir la verdad ha de ser aún más importante que la iluminación, más importante que la felicidad. Por medio de la devoción a decir la verdad, y después a las sucesivas verdades cada vez más profundas, se revelará que tu historia personal, con todas sus sorprendentes y recónditas dimensiones, no tiene una realidad definitiva.

La identificación con el cuerpo, o con un estado o condición cambiante, es la raíz de todo sufrimiento personal. Al mismo tiempo, inmediatamente debajo de cualquier experiencia de sufrimiento, la verdad de quien eres espera ser revelada. Eres conciencia resplandeciente y libre. Cuando la conciencia resplandeciente y libre queda oscurecida por la identificación con un cuerpo, con un pensamiento, una emoción o circunstancia, vives en una mentira; y la mentira siempre va acompañada de sufrimiento.

Muchos vivimos nuestras vidas superficialmente. Sufrimos por esa superficialidad, porque dentro de cada uno de nosotros vive una profundidad de ser que quiere darse a conocer, que quiere ser sentida, que quiere expresarse y comunicarse. Mientras nos conformemos con las verdades superficiales, nos perderemos trágicamente la revelación más profunda.

En este planeta experimentamos un enorme sufrimiento colectivo, y sin embargo, en cualquier momento, tenemos plena capacidad de detenernos y decir la verdad: ¿qué es lo que siento? ¿Qué es lo que hay aquí? Es posible que aquí haya tristeza, es posible que haya ira; pero ¿qué más hay aquí?

¿Qué es más profundo que eso? En cualquier momento tenemos la oportunidad de retirar nuestra atención del pasado y el futuro y dirigirla hacia este momento para poder indagar verdaderamente en aquello que es definitivo, en lo que siempre está presente.



Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

AHÍ NO ESTA LA RESPUESTA


miércoles, 24 de julio de 2019

LA BOCA DE MOISÉS


Dios ordenó un día a Moisés:

"¡Oh, Moisés! ¡Que no haya pecado en tu boca cuando te dirijas a mí para rezar!

-¡Pero, Señor! ¡No poseo tal boca!"

Dios respondió:

"Entonces, reza por boca de algún otro. ¡Porque es imposible que cometas un pecado con una boca distinta de la tuya!"

¡Tú también, anda! ¡E intenta que, día y noche, haya bocas que recen en tu lugar!


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

LO QUE VIENE DE FUERA


martes, 23 de julio de 2019

CARNE PROHIBIDA


Había en la India un hombre muy sabio. Un día, vio llegar a un grupo de viajeros. Al ver que estaban hambrientos, les dijo:

"No hay duda de que tenéis la intención de cazar para alimentaros. Pero ¡cuidado, noble gente! ¡No cacéis la cría del elefante! Es ciertamente fácil de coger y su carne es abundante. Pero no olvidéis a su madre que lo vigila, pues sus gritos y lamentos se oirán desde lejos. ¡Conservad este consejo como una joya si queréis evitar catástrofes!"

Y, con estas palabras, se marchó. Los viajeros, cansados por su largo camino, no tardaron en encontrar un elefantito muy gordo y, olvidando los consejos que se les habían dado, se lanzaron sobre él como lobos. Sólo uno de ellos decidió obedecer el consejo del sabio y no tocar la carne del elefantito. Los demás, hartos de carne, no tardaron en dormirse.

De pronto, un elefante encolerizado se precipitó sobre ellos. Se dirigió primero hacia el único que no dormía. Olfateó su boca pero no encontró ningún olor acusador. Por el contrario, habiendo comprobado que todos los que dormían tenían el olor de su pequeño en el aliento, los aplastó bajo sus patas. ¡Oh, tú que te alimentas con el fruto de la prevaricación! ¡Estás comiéndote el elefantito! No olvides que su madre vendrá a vengarlo. Pues la ambición, el rencor y el deseo despiden un olor tan fuerte como el de la cebolla. Te será imposible ocultar que has abusado del bien del prójimo



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

LO QUE NO SE PUEDE CAMBIAR


domingo, 21 de julio de 2019

VIRTUD


Tenga cuidado al observar nuestros preceptos. La virtud es un sentido de vergüenza. Si tenemos dudas respecto a algo, no deberíamos hacerlo o decirlo.

La pureza consiste en estar más allá de toda duda.


Hay dos niveles de práctica. El primer nivel constituye el fundamento, que es el desarrollo de la virtud, los preceptos, con el propósito de traer felicidad y armonía entre la gente. El segundo nivel es la práctica del Dhamma con el único objetivo de liberar al corazón. Esta liberación es la fuente de la sabiduría y la compasión y el verdadero cimiento de las enseñanzas del Buda. Comprender estos dos niveles es el principio básico de la verdadera práctica.

La virtud y el comportamiento ético son la madre y el padre del Dhamma que crece dentro de nosotros. Ellos le proporcionan los nutrientes apropiados y su guía.





Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet

BUEN TRATO


TESTOSTERONA


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