sábado, 13 de julio de 2019
viernes, 12 de julio de 2019
¿ASTUTOS O SABIOS?
En estos días la gente no busca la Verdad. La gente sencillamente estudia con el propósito de alcanzar el conocimiento necesario como para ganarse la vida, criar a sus familias, y velar por ellos, eso es todo. Para ellos, ser astutos es más importante que ser sabios.
Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet
jueves, 11 de julio de 2019
PROBLEMAS: EINSTEIN
No podemos resolver los problemas empleando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando se crearon.
(Albert Einstein)
Al reflexionar sobre la búsqueda de soluciones, Einstein siempre incidía en la importancia de variar el proceso creativo. Como también describe la célebre frase de san Agustín «para ir a donde no se sabe hay que ir por donde no se sabe», debemos encontrar nuevos caminos mentales para resolver lo que hasta este momento no ha funcionado.
El psicólogo maltés Edward de Bono explica en su libro Seis sombreros para pensar la diferencia entre pensamiento automático y pensamiento deliberado: «Existe el tipo de pensamiento del caminar-hablar-respirar, que ponemos en práctica todo el tiempo. Contestamos una llamada de teléfono. Cruzamos la calle. Entramos y salimos de las rutinas. No necesitamos ser conscientes de qué pierna sigue a la otra cuando caminamos, o de cómo respirar. Hay un apoyo permanente en este tipo de pensamiento automático.
Pero existe también una clase diferente de pensamiento que es mucho más deliberado y exige mayor concentración. El pensamiento automático sirve para afrontar rutinas; el pensamiento deliberado, para hacer las cosas mejor, no solo para afrontarlas y resolverlas al paso. Todos podemos correr, pero un atleta corre de modo deliberado y se entrena para ello».
Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet
miércoles, 10 de julio de 2019
SIN VENIR Y SIN PARTIR
Es mucho el sufrimiento que suelen generarnos las nociones de nacimiento y muerte o de ir y venir. Creemos que la persona a la que amamos viene de algún lugar e irá a algún lugar. Pero nuestra verdadera naturaleza está más allá del ir y del venir. No venimos de ningún lugar ni vamos a ningún lugar. Cuando las condiciones son suficientes, sencillamente nos manifestamos de un determinado modo, y cuando las condiciones ya no son suficientes, dejamos de manifestarnos de ese modo. Pero ello no significa que dejemos de existir. Si tenemos miedo a la muerte, es porque no entendemos que en realidad las cosas no mueren.
Existe la tendencia a pensar que podemos eliminar aquello que nos desagrada y por ese motivo se queman aldeas e incluso se matan personas. Pero destruir a alguien no reduce a esa persona a la nada. Es cierto que mataron a Mahatma Gandhi y dispararon a Martin Luther King Jr., pero esas personas siguen todavía, de modos muy distintos, vivas en nosotros. Su espíritu perdura. Cuando miramos, por tanto, profundamente nuestro yo (nuestro cuerpo, nuestras sensaciones y nuestras percepciones), cuando miramos las montañas, los ríos o a otras personas, debemos tratar de conectar profundamente hasta ver en ellas la naturaleza del no-nacimiento y de la no-muerte. Esta es una de las prácticas más importantes de la tradición budista.
Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet
martes, 9 de julio de 2019
EL ÁRBOL DE LA SABIDURÍA
Circulaba el rumor de que existía en la India un árbol cuyo fruto liberaba de la vejez y de la muerte. Un sultán decidió entonces enviar a uno de sus hombres en busca de esta maravilla.
Partió, pues, el hombre y, durante unos años visitó muchas ciudades, muchas montañas y muchas planicies. Cuando preguntaba a los transeúntes dónde se encontraba este árbol de la vida, la gente sonreía pensando que estaba loco.
Los que tenían corazón puro, le decían:
"¡Eso son cuentos! ¡Abandona esa búsqueda!"
Otros para burlarse de él, lo enviaban hacia selvas lejanas. El pobre hombre no alcanzaba nunca su meta, pues lo que perseguía era imposible. Perdió entonces la esperanza y tomó el camino de vuelta, con lágrimas en los ojos.
Durante el camino, encontró a un sheij y le dijo:
"¡Oh, sheij! ¡Ten piedad de mí, pues estoy desesperado!
-¿Por qué estás tan triste?
-Mi sultán me ha encargado que busque un árbol cuyo fruto es el capital de la vida. Todos lo desean.
He buscado durante mucho tiempo, pero en vano. Y todo el mundo se ha burlado de mí."
El sheij se echó a reír:
"¡Oh corazón ingenuo y puro! Ese árbol es la sabiduría. Sólo el sabio la comprende. Se la llama a veces árbol, a veces sol, u océano, o nube. Sus efectos son infinitos, pero él es único. Un hombre es padre tuyo, pero él, por su parte, es también hijo de otra persona."
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
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