domingo, 16 de junio de 2019
sábado, 15 de junio de 2019
¿QUIÉN ME NECESITA?
Recibí una llamada telefónica de un buen amigo, que me alegró mucho. Lo primero que me preguntó fue:
-¿Cómo estás?
Sin saber por qué, le contesté:
-Muy solo.
-¿Quieres que hablemos?
Le respondí que si y añadió:
-¿Quieres que vaya a tu casa?
Dije que si. Colgamos el teléfono y en menos de quince minutos estaba tocando a mi puerta. Yo hablé por horas de todo: mi trabajo, mi familia, mi novia, mis deudas; él, atento siempre, me escuchó. En esas se nos hizo de día. Yo estaba agotado mentalmente; me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, me apoyara y me hiciera ver mis errores. Cuando él notó que ya me encontraba mejor, me dijo:
-Bueno, me voy, tengo que trabajar.
Sorprendido, le dije:
-¿Por qué no me habías dicho que tenías que ir a trabajar? Mira la hora que es, no dormiste nada te quité toda la noche.
Él sonrió y me dijo:
-No hay problema, para eso estamos los amigos.
Yo me sentía cada vez más feliz y orgulloso de tener un amigo así. Lo acompañé a la puerta de mi casa y cuando caminaba hacia su automóvil le grité desde lejos:
-Y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde?
Regresó y me dijo en voz baja:
-Quería darte una noticia.
-¿Qué pasó? -le pregunté.
-Fui al doctor y me dijo que estoy gravemente enfermo.
Yo me quedé mudo. Él sonrió de nuevo y agregó:
-Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día.
Pasó un largo rato hasta que pude asimilar la situación, y me pregunté una y otra vez: ¿por qué cuando me pregunto cómo estaba me olvidé de él y sólo hablé de Mí? ¿Cómo tuvo la fuerza para sonreírme, darme ánimos y decir me todo lo que me dijo? Esto es increíble.
Desde entonces mi vida ha cambiado: ahora soy menos dramático con mis problemas y disfruto más de las cosas buenas. Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero.
El que no vive para servir no sirve para vivir. La vida es como una escalera: si uno mira hacia arriba, siempre será el último de la fila, pero si mira hacia abajo ve que hay mucha gente que quisiera estar en su lugar. Deténgase a escuchar y a ayudar a sus amigos ellos lo necesitan.
Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet
viernes, 14 de junio de 2019
DIOSES AMISTOSOS Y DEMONIOS DAÑINOS
En las enseñanzas budistas hay muchas instrucciones para darle la vuelta a la realidad. Una oye consejos como «medita sobre lo que te provoque resentimiento» o «reclínate sobre las aristas más afiladas». Mientras Trungpa Rinpoche estaba todavía en Tíbet, su profesor Khenpo Gangshar lo educó en este estilo de vida; se denominaban instrucciones sobre la naturaleza no dual de la realidad. Una vez preguntamos a Rinpoche qué le había pasado a Khenpo Gangshar cuando escaparon de Tíbet; dijo que no estaba seguro pero que había oído que mientras el resto de ellos huía hacia India, Khenpo Gangshar caminaba hacia China.
Éste es un tipo de instrucción que podemos aplicar a nuestra vida y puede producir cambios revolucionarios en nuestra manera de percibir las cosas.
Mi primer paso fue decidir que no iba a actuar siguiendo mi impulso habitual. Se trataba de una prueba, de una exploración de las enseñanzas budistas que dicen que creamos nuestra propia realidad, que lo que percibimos es nuestra propia proyección.
Todo en mí anhelaba repetir el antiguo curso de actuación, pero recordé las enseñanzas que dicen que hasta que dejemos de aferramos a los conceptos del bien y del mal el mundo seguirá manifestándose como dioses amistosos y demonios dañinos. Quería explorar si eso era verdad o no.
Pude experimentar sin ponerme rígida ni hosca gracias al profundo entrenamiento que tenía en hacerme amiga de mis pensamientos y emociones. En cierto sentido, si no cultivamos una amistad incondicional hacia nosotros mismos, no avanzamos en el sendero. Es una gran ayuda saber que cuando meditamos y cuando escuchamos las enseñanzas lo que estamos haciendo es desplegar bondad.
En una ocasión estuve dando un curso en Austin, Texas, y al acabar el fin de semana un hombre se acercó y me dijo lo mucho que apreciaba la instrucción de percibir el tono de nuestra propia voz cuando etiquetamos nuestros procesos mentales de «pensamiento» y que, si el tono era hosco, debíamos repetirlo con más delicadeza.
«Verdaderamente me he tomado esa instrucción a pecho —me dijo—, y ahora, cuando mi mente divaga, sólo me digo "estás pensando, colega".»
Sin embargo, tras muchos años de práctica, muchos seguimos pronunciándolo con rudeza. Practicamos con culpabilidad, como si fuéramos a ser excomulgados por no hacerlo bien. Practicamos para no sentirnos avergonzados con nosotros mismos, temiendo que alguien descubra lo «malos» meditadores que somos. Hay un viejo chiste que dice que budista es aquel que medita o se siente culpable por no meditar. Estas actitudes no son muy alegres.
Quizá la enseñanza más importante sea la de aligerarse y relajarse. Para trabajar con nuestras locas y embrolladas mentes es una gran ayuda recordar que lo que hacemos es abrir paso a la suavidad que ya está en nosotros y dejarla extenderse. Dejamos que difumine las agudas aristas de la autocrítica y la queja.
Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet
jueves, 13 de junio de 2019
SETENTA AÑOS
Un anciano fue a casa del médico. Cuando le hubo explicado que sus facultades intelectuales declinaban, el médico respondió:
"¡Eso se debe a tu avanzada edad!
-¡También mi vista se debilita!
-¡Claro, porque eres viejo!
-¡Me duele mucho la espalda!
-¡No es más que un efecto de la vejez!
-No digiero nada de lo que como.
-¡Si tu estómago es débil, es por culpa de tu mucha edad!
-Y cuando respiro siento como una opresión en el pecho.
-¡Es normal! ¡Eres viejo! ¡Y la vejez trae muchos males!"
El anciano, entonces, se enfadó:
"¡Gran idiota! ¿Qué significa toda esa palabrería? No sabes nada de la ciencia de la medicina. ¡Eres más ignorante que un asno! ¡Dios ha creado un remedio para todos los males, pero tú lo ignoras! ¿Así es como has aprendido tu oficio?"
El médico respondió:
"¡Tienes más de setenta años! ¡De ahí es de donde proceden también tu cólera y tus amargas palabras!"
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
miércoles, 12 de junio de 2019
MIEDO
Después de haber vertido mucha sangre, unos guerreros turcomanos saquearon un pueblo. Capturaron a dos campesinos y decidieron matar a uno de ellos. Mientras lo ataban, el campesino preguntó:
"¿Por qué matarme así, sin razón?"
Los guerreros respondieron:
"¡Para atemorizar a tu amigo y forzarlo a que nos revele dónde ha ocultado su oro!"
El campesino exclamó:
"¡Pero él es más pobre que yo! ¡Mejor matadlo a él y, entonces yo, presa del terror, os diré dónde he escondido mi oro!" ¡Es un favor de Dios que vivamos hoy y no en aquella época!
150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet
martes, 11 de junio de 2019
Suscribirse a:
Entradas (Atom)