sábado, 8 de junio de 2019

¿CUÁL ES TU HISTORIA?


¿TE CUENTAS HISTORIAS? ¿Son historias sobre lo que tienes o no tienes, lo que necesitas o no necesitas? ¿Son historias sobre tu libertad, tu aprisionamiento, tus carencias, tu riqueza, tus penas, tus alegrías? ¿Son historias sobre quién eres, sobre quiénes son los demás? ¿Son historias sobre lo que tiene que cambiar, sobre lo que tiene que seguir igual, sobre lo que está bien y lo que está mal?

¿Estás dispuesto a dejar de contar su historia personal? ¿Estás dispuesto a decir la verdad respecto a si estás dispuesto o no?

Cualquier cosa que te cuentes a ti mismo, por más terrible o grandiosa que sea, es una historia. Y como historia, como destilación de experiencia, puede ser una verdad relativa, pero no es la verdad final. Las historias aparecen, cambian y desaparecen. Tanto tu historia es sobre lo bueno o lo malo que eres, aparece y desaparece. La verdad final no tiene nada que ver con las emociones, la bioquímica o los cambios de circunstancias. Es inmutable e incondicional.

Puedes dejar de contar su historia en menos de un instante. Aunque sea una buena historia, deja de ceder a tus ganas de contarla y podrás experimentar inmediatamente la verdad. No puedes experimentar la verdad si sigues contando tu historia, y no puedes seguir contando tu historia si estás experimentando la verdad. Parece obvio, ¿no es cierto?

Deja de contar tu historia ahora mismo. No después, cuando la historia mejore o empeore, sino ahora mismo. Si dejas de contar su historia ahora mismo, dejas de posponer la realización de la verdad que está más allá de cualquier historia. Todo esfuerzo, toda dificultad y todo sufrimiento continuado están contenidos en la resistencia a soltar. Ésta es alimentada por la esperanza de que la historia te dará lo que anhelas, la esperanza de que si puedes arreglar la historia, hacer los cambios necesarios, conseguirás lo que quieres.

Cuando dejas de contar tu historia sobre mí, él, ella, ellos o nosotros, puedes conocer, en menos de un instante, las verdaderas profundidades de lo que significa ser quien eres. Entonces, cualquier historia que aparezca o desaparezca no tocará tu identidad.

Cuando sueñas por la noche, tu sueño tiene un principio, un desarrollo y un final. En el momento parece real, pero cuando despiertas sabes que sólo era un sueño. Asimismo puedes despertar del sueño de la vida. Puedes despertar antes de que acabe tu historia, puesto que, finalmente, todas las historias acaban. Al despertar dentro de la historia se le llama “sueño lúcido” o “sueño claro”.

Normalmente, despiertas por la mañana y retomas la historia de quien eres.

Puede que hagas alguna práctica de meditación, pero la verdadera práctica es la historia continuada de quien eres. La energía y la emoción que la historia genera da lugar a infinitas permutaciones de frustración, deleite, dolor o placer, todo ello girando en torno a esta práctica de “mi” historia.

Contar su historia personal es la religión fundamental de la mayoría de la gente de este planeta. La historia personal se localiza en un cuerpo, en una tribu, en una nación, en una religión, un “nosotros”. Por eso el planeta está en guerras constantes, y por eso es posible que estés en una guerra constante contigo mismo. Si puedes reconocer cuál es tu historia, entonces tu conciencia será mayor que tu inconsciencia. Puedes ver cuál es tu historia y dejar de confundirla con la realidad.

La auténtica posibilidad radica en reconocer que todas nuestras historias, por complejas y multifacéticas que sean, por más hondamente implantadas que estén en nuestra estructura genética, sólo son historias. Tu verdadera identidad no es una historia. La inmensidad y la cercanía de esa verdad precede a todas las historias. Cuando pases por alto la verdad de quien eres por ser fiel a alguna historia, pierdes una preciosa oportunidad de autorreconocimiento.

Como medio de exponer tu propia historia particular, puedes preguntarte, honesta y directamente, ¿Cuál es mi historia? La finalidad de la historia no es poder librarte de ella o creértela. El propósito es que veas qué historias cuentas sobre quién crees ser, o quién crees que debería ser.

Cualquiera que sea tu respuesta, ¿puedes admitir la posibilidad de que todo ello no sea más que una historia? No es correcta ni equivocada; simplemente no es real. Experimenta la posibilidad de su irrealidad. Deja  que tu conciencia vuelva a caer en el espacio donde no hay historias, donde  no hay pensamiento. Si surge un pensamiento limítate a observar cómo pasa. No es correcto ni equivocado. Sólo es un pensamiento; no tiene nada que ver con la verdad esencial de quien eres.



Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

INTENTA HALAGARTE


jueves, 6 de junio de 2019

EL CAMELLO PERDIDO


En el momento en que la caravana ha llegado para hacer un alto, se te ha perdido tu camello. Lo buscas por todas partes. Finalmente, la caravana sale de nuevo sin ti y cae la noche. Toda tu carga ha quedado en el suelo y tú preguntas a todos:
"¿Habéis visto mi camello?"

Incluso añades:
"¡Daré una recompensa a quien me dé noticias de mi camello!"

Y todo el mundo se burla de ti. Uno dice:
"¡Acabo de ver un camello de pelo rojizo y muy gordo. Se fue en esa dirección!"

Otro:
"¿No tenía tu camello una oreja rota?"

Otro:
"¿No había una manta bordada en la silla?"

Otro más:
"¡He visto irse por allí un camello con el ojo reventado!"

Así, todo el mundo te da una descripción de tu camello con la esperanza de aprovecharse de tu largueza.

En el camino del conocimiento, son numerosos los que evocan los atributos de lo Desconocido. Pero tú, si no sabes dónde está tu camello, sí que reconoces la falsedad de todos estos indicios. Encuentras incluso a gente que te dice:

"¡También yo he perdido mi camello! ¡Busquemos juntos!"

Y cuando por fin viene alguien que te describe realmente tu camello, tu alegría no conoce límites y haces de ese hombre tu guía para recobrar tu camello.




150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

REMOVER LA BASURA


miércoles, 5 de junio de 2019

LAS DOS DIMENSIONES DE LA REALIDAD


Si has llegado a casa y realmente moras en el aquí y ahora, habrás logrado la estabilidad y libertad que constituyen el fundamento de tu felicidad. Entonces podrás ver las dos dimensiones de la realidad, la histórica y la última. 

Para representar esas dos dimensiones, utilizamos la metáfora de una ola. Desde una perspectiva histórica, la ola parece tener un comienzo y un final. Puede ser, comparada con otras, más alta o más baja. Puede ser más o menos hermosa. Y puede existir o no existir; es decir, puede ser en este momento, pero no en otro. De todo ello podemos hablar cuando conectamos por vez primera con la dimensión histórica de la ola: nacimiento y muerte, ser y no ser, alto y bajo, ir y venir, etcétera. Pero sabemos que solo conectando con la ola más profundamente podremos tocar el agua. El agua es la otra dimensión de la ola, su dimensión última. 

Desde la perspectiva histórica, hablamos de vida y de muerte, de ser y de no ser, de alto y bajo y de ir o de venir, pero desde la perspectiva de la dimensión última todas esas nociones se desvanecen. 

Si la ola es capaz en sí misma de contactar con el agua, si puede vivir simultáneamente la vida del agua, entonces no tendrá miedo alguno a las nociones de comienzo y final, nacimiento y muerte, ser y no ser. El estado sin miedo le aportará estabilidad y alegría. Su verdadera naturaleza es la naturaleza del no nacimiento y de la no muerte, del no comienzo y del no final. Esa es la verdadera naturaleza del agua. 

Nosotros somos como la ola y también tenemos una dimensión histórica. Decimos que comenzamos en cierto momento y que acabamos en otro. Creemos que ahora existimos y que antes de nacer no existíamos. Estamos atrapados en estas nociones y, por ello, tenemos miedo, celos y deseos y experimentamos todo tipo de aflicciones y conflictos. Pero si somos más estables y libres, podemos llegar a conectar con nuestra verdadera naturaleza, con nuestra dimensión última. Y al conectar con esa dimensión última, nos libramos de todas las nociones que tanto nos han hecho sufrir. 

Cuando el miedo pierde parte de su poder, podemos ver profundamente su origen desde la perspectiva de la dimensión última. 

Desde la perspectiva histórica, vemos el nacimiento, la muerte y el envejecimiento, pero, desde la perspectiva última, el nacimiento y la muerte dejan de ser la verdadera naturaleza de las cosas. La verdadera naturaleza de las cosas está despojada de nacimiento y de muerte. El primer paso es la práctica en la dimensión histórica, y el segundo, la práctica en la dimensión última. En aquella, aceptamos la realidad del nacimiento y de la muerte, pero, en esta, nos damos cuenta, por estar en contacto con la dimensión última, de que el nacimiento y la muerte no se derivan de la realidad verdadera, sino que son frutos de nuestra mente conceptual. Cuando establecemos contacto con la dimensión última, conectamos también con la realidad, carente de nacimiento y muerte, de todas las cosas. 

Pero para acceder con éxito a la dimensión última, es muy importante ejercitarnos en la dimensión histórica. Aquella supone establecer contacto con nuestra naturaleza despojada de nacimiento y muerte, como la ola que permanece en contacto con su verdadera naturaleza de agua. Podemos preguntarnos metafóricamente: «¿De dónde viene y a dónde va la ola?», y del mismo modo podemos responder: «Viene del agua y al agua vuelve». Pero en realidad el agua no viene ni va a ninguna parte. La ola es siempre agua, no “viene” del agua ni “va” al agua. La ola ha sido, es y será siempre, agua e ir y venir no son más que construcciones mentales. La ola jamás ha abandonado al agua, razón por la cual no es correcto decir que “viene” del agua. Y tampoco podemos, por el mismo motivo, decir que “regresa” al agua. 

Desde el mismo momento en que existe, la ola es agua. Nacimiento y muerte e ir y venir no son más que conceptos. Por ello, cuando establecemos contacto con el estado de no-nacimiento y de no-muerte, el miedo se desvanece. 




Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

ESTADO MEDITATIVO


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...