sábado, 27 de abril de 2019

LA FELICIDAD NO SE BUSCA


La felicidad ocurre sin más. No es algo que se pueda controlar, ni fabricar ni disponer. La felicidad es algo que está fuera de tu alcance, que supera tus esfuerzos. Pero cuando cavas un agujero en tu jardín, si estás completamente absorto en la tarea, si te olvidas del mundo entero, incluyéndote a ti mismo, aparece.

La felicidad siempre te acompaña. No tiene nada que ver con el tiempo que haga, no tiene nada que ver con cortar leña, ni con cavar un agujero en el jardín. La felicidad no tiene nada que ver con nada. Es simplemente el estado de despreocupación, de relajación de tu ser con la existencia. Y está ahí; no va y viene. Está siempre ahí, como tu respiración, como el latido de tu corazón, como la circulación de la sangre por tu cuerpo.

La felicidad está siempre ahí, pero si la buscas encontrarás la infelicidad. Si la buscas se te escapará; en eso consiste la infelicidad, en que se te escape la felicidad. La infelicidad mantiene cierta relación con la búsqueda, una asociación. Si «buscas», encontrarás la infelicidad. Y la Constitución de Estados Unidos ha dado la idea a todos los ciudadanos de ese país de que deben «buscar».

Y buscan desesperadamente -dinero, poder, religión-, y recorren el mundo entero intentando encontrar a alguien que les enseñe a encontrar la felicidad.

Lo que hay que hacer es volver a casa y olvidarse del asunto. Haced otra cosa, que no tenga nada que ver con la felicidad. Pintad. No hace falta aprender a pintar. ¿No puedes poner colores sin más en un lienzo?

Hasta un niño puede hacerlo. Pon colores sobre un lienzo y a lo mejor te sorprende: no eres pintor, pero ocurre algo maravilloso. Los colores se mezclan de cierta manera y crean algo que no puedes definir.

Los cuadros modernos no llevan título, y muchos cuadros ni siquiera están enmarcados, porque la existencia no puede enmarcarse. Si miras el cielo desde una ventana, ves el cielo enmarcado, pero el marco es de la ventana, no del cielo; el cielo no tiene marco. Hay pintores que ni siquiera pintan sobre lienzos; pintan en la pared, en el suelo, en el techo. Son sitios raros, pero yo comprendo su enfoque. No quieren hacer un cuadro; lo que les interesa es participar en el acto mismo de pintar. No es para ponerlo a la venta. ¿Cómo vas a vender un techo, y quién va a comprarlo?

Pero mientras están absortos, algo empieza a deslizarse hacia su ser, desde un rincón desconocido. Empiezan a sentirse alegres, sin ninguna razón concreta.

Por eso condeno la idea de la búsqueda. Sin conocer su nombre, sin saber nada de él, puedo decir que quien escribió la palabra «búsqueda» en la Constitución debía de ser un hombre muy desgraciado. No había conocido la felicidad. La había buscado; por consiguiente, intentó darles a todos los ciudadanos estadounidenses el mismo derecho inalienable que reclamaba para sí. Y nadie lo ha criticado durante trescientos años; así de claro.

Un poeta, un pintor, un cantante, un bailarín... Sí; ellos pueden alcanzar la felicidad de vez en cuando. Pero hay algo que ocurre siempre: que cuando surge la felicidad, ellos no están allí. El buscador no está allí; la búsqueda no está allí.




Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

ESPIRITUALIDAD


viernes, 26 de abril de 2019

LA TIERRA Y EL AZÚCAR


Erase un hombre que había adquirido la costumbre de comer tierra. Un día entró en una tienda para comprar azúcar.

El tendero, que no era un hombre honrado, usaba terrones de tierra para pesar. Dijo a nuestro hombre: "Este es el azúcar mejor de la ciudad, pero utilizo tierra para pesarlo."

El otro respondió:

"Lo que necesito es azúcar. ¡Poco me importa que los pesos de tu balanza sean de tierra o de hierro!"

Y pensó para sí:
"Siendo un comedor de tierra, no podía uno caer mejor."

Se puso el tendero a preparar el azúcar y el hombre aprovechó para comerse la tierra. El tendero notó su maniobra, pero se guardó mucho de decir nada, pues pensaba: 
"Este idiota se perjudica a sí mismo. Teme ser sorprendido, pero yo sólo tengo un deseo: que coma el máximo de tierra posible. ¡Ya comprenderá cuando vea lo poco de azúcar que quedará en la balanza!"

Experimentas un gran placer cometiendo adulterio con la vista, pero no te das cuenta de que, al hacerlo, devoras tu propia carne.



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

EL ÚNICO MOMENTO


jueves, 25 de abril de 2019

ESCASOS MOMENTOS DE FELICIDAD


La búsqueda de la felicidad es algo imposible. Si examinas tu propia experiencia encontrarás muy escasos momentos de felicidad: quizás en una vida de setenta años hayas vivido siete momentos que pueden considerarse felices. Pero si has tenido incluso un solo momento de felicidad, hay una cosa cierta, sin excepciones: que surgió cuando no la estabas buscando.

Intenta encontrar la felicidad, pero ten por seguro que no lo lograrás.

No estoy de acuerdo con Jesucristo en muchos puntos, incluso en puntos que parecen muy inocentes, aunque pueda parecer cruel.

Jesucristo dice: «Busca, y hallarás. Pide, y te será dado. Llama, y se te abrirán las puertas». No estoy de acuerdo.

Desde luego, los imbéciles que redactaron la Constitución de Estados Unidos estaban influidos por Jesucristo; eran todos cristianos. Cuando hablan de «la búsqueda de la felicidad», debían de tener en mente, consciente o inconscientemente, las palabras de Jesucristo: «Busca y hallarás». Pero yo os digo: busca, y ten por seguro que nunca encontrarás. No busques, y ahí lo tienes.

Deja de buscar, y lo habrás encontrado, porque buscar supone un esfuerzo de la mente, y no buscar significa un estado de relajación. Y la felicidad sólo es posible cuando estás relajado.

El que busca no está relajado. ¿Cómo va a estarlo? No puede permitírselo. Te sorprenderás si miras por el mundo: encontrarás personas más satisfechas incluso en países muy pobres. Sí, incluso en Etiopía, donde se mueren de hambre, encontrarás a personas que se están muriendo, pero sin sufrimiento ni angustia. En Estados Unidos encontrarás el mayor número de personas infelices. Es extraño. En Estados Unidos, la búsqueda de la felicidad es un derecho inalienable, algo que no se menciona en la Constitución de ningún otro país del mundo.

La Constitución estadounidense es una verdadera locura. «¿Búsqueda de la felicidad?» Nadie lo ha logrado jamás, y los que lo han intentado han llevado una vida desdichada e infeliz.



Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

BUSCANDO CONDICIONES


miércoles, 24 de abril de 2019

LOS EXCREMENTOS


Un día, un hombre cayó desvanecido en medio del mercado de perfumes. Ya no tenía fuerza en las piernas. Le daba vueltas la cabeza, por lo molesto que se sentía a causa del incienso quemado por los comerciantes.

La gente se reunió a su alrededor para ayudarle. Algunos le frotaban el pecho y otros los brazos. Otros incluso le vertían agua de rosas en el rostro, ignorando que aquella misma agua era la que lo había puesto en ese estado.

Otros intentaban quitarle sus vestiduras para permitirle respirar. Otros le tomaban el pulso. Los había que diagnosticaban un abuso de bebida, otros un abuso de hachís. Nadie, en definitiva, encontró el remedio.

Pues bien, el hermano de este hombre era curtidor. Tan pronto como supo lo qué sucedía a su hermano, corrió al mercado, recogiendo en su camino todos los excrementos de perro que pudo encontrar. Llegado al lugar del drama, apartó a la multitud diciendo: "¡Yo conozco la causa de su mal!"

La causa de todas las enfermedades es la ruptura de los hábitos. Y el remedio consiste en recobrar esas costumbres. Por eso existe el versículo que dice: "¡La suciedad ha sido creada para los sucios!"

Así pues, el curtidor, ocultando bien su medicamento, llegó hasta su hermano e, inclinándose hacia él como para decirle un secreto al oído, le puso la mano en la nariz. Al respirar el olor de esta mano, el hombre recobró enseguida el conocimiento y las gentes alrededor, sospechando algún truco de magia, se dijeron: "Este hombre tiene un aliento poderoso, pues ha logrado despertar a un muerto."

Ya ves. Toda persona que no se convenza por el almizcle de estos consejos se convencerá ciertamente por los malos olores. Un gusano nacido en los excrementos no cambiará de naturaleza al caer en el ámbar.



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

NO ACTUAR


martes, 23 de abril de 2019

LA CALDERA DE ESTE MUNDO


Los deseos de este mundo son como una caldera y los temores de aquí abajo son como un baño. Los hombres piadosos viven por encima de la caldera en la indigencia y en la alegría. Los ricos son los que aportan excrementos para alimentar el fuego de la caldera, de modo que el baño esté bien caliente. Dios les ha dado la avidez.

Pero abandona tú la caldera y entra en el baño. Se reconoce a los del baño por su cara, que es pura. Pero el polvo, el humo y la suciedad son los signos de los que prefieren la caldera.

Si allí no ves suficientemente bien como para reconocerlos por su rostro, reconócelos por el olor. Los que trabajan en la caldera se dicen: "Hoy, he traído veinte sacos de boñiga de vaca para alimentar la caldera."

Estos excrementos alimentan un fuego destinado al hombre puro y el oro es como esos excrementos.

El que pasa su vida en la caldera no conoce el olor del almizcle. Y si, por azar, lo percibe, se pone enfermo.



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

PAPÁ


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