miércoles, 20 de marzo de 2019

EL HOMBRE AFECTIVAMENTE ESTRUCTURADO


Aunque hay muchísimos estilos afectivos masculinos, y aunque algunos pueden llegar a superponerse para crear subtipos, señalaré los que considero más importantes frente al impedimento que genera la oposición a lo femenino.

6. El hombre afectivamente estructurado

Este varón ha logrado diferenciarse, sin apegarse y sin crear antagonismos y rivalidades enfermizas con las mujeres. No le teme a la mujer que hay afuera, ni a la que hay adentro. Su estilo afectivo con el sexo opuesto está determinado por un distanciamiento equilibrado, sin odios (hombre agresivo) ni indiferencias (hombre esquizoide), y por un acercamiento sin miedos irracionales (hombre apegado) ni antiguas culpas (hombre sumiso). El hombre estructurado no se somete porque se respeta a sí mismo, ni genera violencia porque respeta a los demás. Sabe qué debe negociar y qué no. No es un dechado de virtudes, pero es capaz de amar. Este nuevo varón no está fraccionado, no se mueve en el incesante vaivén del conflicto atracción-repulsión, ve el dilema, lo admite e intenta superarlo. Sabe que aunque su masculinidad surja de lo femenino, tiene timón propio y un rumbo personal y específico. Entiende que la separación infantil de lo femenino es simplemente el inicio de un proceso para seguir creciendo como hombre.

Reconoce que al atacar lo femenino está violentado una parte muy importante de sí mismo, pero también tiene claro que el hombre blando es un ropaje prestado de dudosa procedencia, que no le queda bien.

Al contrario del machista, que elimina por decreto lo femenil, el varón emocionalmente reconciliado ama su lado femenino, lo cuida, lo incluye en su vida cotidiana y deja que se manifieste cuando así se requiera. De acuerdo con la demanda, puede ser tan maternal como la mujer más tierna o tan furioso como el más bravo de los guerreros, pero luego, cuando la situación se restablece, regresa tranquilamente a su nivel basal y a la potencialidad mixta del ying y el yang que su masculinidad le permita. Al sanarse internamente, no debe hacer demasiados esfuerzos para acomodarse al amor, sólo deja que éste ocurra y se manifieste.

Cuando suelo hablar de este hombre afectivamente estructurado, la respuesta inmediata de algunas escépticas damas es: "¡A verlo!", como diciendo, "No creo que existan" o "Nunca he conocido uno". Sin embargo, y por fortuna, estas mujeres se equivocan. Aunque no hay muchos, el nuevo varón afectivo, libre de oposición negativa a lo femenino, existe. Pero como resulta evidente, estos hombres no duran mucho en el mercado interpersonal ya que son rápidamente detectados por las consumidoras afectivas. Cada día hay más hombres que se acercan a su lado femenino de manera sana e intentan amar de manera conciliadora. Cada día hay más hombres que aceptan participar en grupos de reflexión masculina, donde se profundiza y estudia con seriedad su papel social y afectivo.

El hombre afectivamente estructurado no es un invento, una fantasía o un deseo futurista para el año 3000: existe hoy. En este preciso instante, en el aquí y el ahora, infinidad de jóvenes están tomando como suyas las premisas de una paz generacional con el sexo opuesto. El advenimiento de esta masculinidad amorosa ya es imparable. Ésa es la verdad.

Que algunas personas no lo vean, es otro cantar. Quizá, ciertas mujeres puedan estar sesgando la información a favor de algún esquema maladaptativo, siendo víctimas de hombres no aptos para el amor, respondiendo a viejas experiencias afectivas negativas, visitando lugares inapropiados o simplemente no creando las condiciones adecuadas para que estos reconciliados y pacíficos varones se les acerquen. Es importante no generalizar lo negativo. El dicho popular cuasi feminista: "Todos los hombres son iguales", además de ser estadísticamente erróneo, parecería mostrar que en el fondo muchas mujeres son marxistas sin saberlo. Duela a quien le duela, hay hombres que han hecho las paces con su feminidad original. Y aunque no resaltan con claridad entre la multitud, están ahí. Podemos ser escépticos, pesimistas crónicos o simplemente no creer, pero como ocurre con las brujas: "Que los hay, los hay".



Extracto tomado del libro:
Intimidades masculinas
Walter Riso
Imágenes tomadas de internet

SEGUNDO ACUERDO TOLTECA


lunes, 18 de marzo de 2019

EL SOMBRERERO


Sonó el teléfono, escuché la voz cascada: un error así, no puedo creer, óigame bien, yo no hablo por hablar, que una equivocación vaya y pase, pero un error así, cómo es posible, no puedo creer. 

Me quedé mudo, con el teléfono pegado a la oreja. Me ví venir lo peor. Yo acababa de publicar un libro sobre fútbol en un país, mi país, que está habitado por doctores en fútbol, eruditos en la historia del fútbol, catedráticos de tácticas y estrategias del fútbol, y cada uno de mis compatriotas sabe de fútbol más de lo que el fútbol sabe de sí mismo. Se me fue el alma a los pies. Yo había cometido alguna pifia de ésas que no tienen remedio. En silencio, cerré los ojos y acepté mi condenación. 

—El Mundial del 30 —acusó la voz, gastada pero implacable. 
—Sí —musité. 

—Fue en julio. 
—Sí. 

—¿Y cómo es el tiempo en julio, en Montevideo? 
—Frío —imploré. 

—Muy frío —corrigió la voz, y atacó: 

—¡Y usted escribió que en el estadio había un mar de sombreros de paja! ¿De paja? —se indignó—. ¡De fieltro! ¡De fieltro eran! 

Arrepentido, conseguí balbucear: 
—Es verdad. 

Y guardé un bochornoso silencio. 

La voz bajó de tono, evocó: 

—Yo estaba allí, aquella tarde, 4 a 2 ganamos, lo estoy viendo. Pero no se lo digo por eso. Se lo digo porque yo soy sombrerero, siempre fui, y muchos de aquellos sombreros... 

Casi se rompió la voz: 
—... sombreros de fieltro... los hice yo.



Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

PRIMER ACUERDO TOLTECA


viernes, 15 de marzo de 2019

EL HOMBRE VELETA


Aunque hay muchísimos estilos afectivos masculinos, y aunque algunos pueden llegar a superponerse para crear subtipos, señalaré los que considero más importantes frente al impedimento que genera la oposición a lo femenino.

5. El hombre veleta

Este hombre es una especie de revuelto afectivo. Es el varón de identidad fluctuante, a quien nadie, ni los psicólogos más experimentados, pueden entender. Posee todos los elementos de los estilos anteriores, mezclados en desurden e intercambiables de acuerdo con su conveniencia.

Un poco de culpa, algo de agresión, cierta indiferencia y dosis esporádicas de apego enloquecen a cualquiera. Por lo general, las madres de estos sujetos no han sido muy cuerdas y han generado en sus hijos una total falta de identidad, no ya sexual, sino psicológica. Como si se tratara de una personalidad límite, pero anclada en lo afectivo, estos individuos son impredecibles y altamente contradictorios, ya que se pasan jugando todos los papeles al mismo tiempo, sin llegara consolidar un estilo en cuestión. El conflicto con lo femenino se encuentra en estado puro, posiblemente con la efervescencia de los primeros meses de vida. Estos hombres bordean los límites del amor, lo tocan, lo rozan, lo registran por encima, pero no son capaces de establecerse por mucho tiempo en relaciones afectivas estables, entre otras cosas porque la mayoría de las mujeres les huyen. El problema salta a la vista. Pueden llegar a ser algo seductores y mitómanos, pero sin alcanzar a ser el típico don Juan.

Cuando una mujer tiene la mala suerte de caer en este agujero negro emocional, es devorada en un instante; se anula y desaparece como persona. La solución para estos casos turbulentos de desestructuración psicológica debe ser categórica y terminante: tratamiento psiquiátrico, medicación abundante y entregarse a la Divina Providencia.



Extracto tomado del libro:
Intimidades masculinas
Walter Riso
Imágenes tomadas de internet

LA MUERTE LLEGA CON EL OLVIDO


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