lunes, 4 de marzo de 2019

APRENDÍ Y DECIDÍ


Después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar.
Decidí no esperar las oportunidades, sino buscarlas.
Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución.
Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis.
Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.
Decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival son mis propias debilidades, y que en ellas se encuentra la mejor forma de superarme. Dejé de temer perder, y empecé a temer no ganar.

Descubrí que no era el mejor, y que quizás nunca lo fui.

Me dejó de importar quién ganara o perdiera; ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo es tener el derecho de llamar a alguien "amigo".

Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, es una filosofía de vida.

Dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi tenue luz de este presente.

Aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí cambiar muchas cosas, y aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad. Desde entonces no duermo para descansar, sino para soñar.


Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet

CONDICIONADOS


viernes, 1 de marzo de 2019

3.- EL HOMBRE ESQUIZOIDE-ERMITAÑO


Aunque hay muchísimos estilos afectivos masculinos, y aunque algunos pueden llegar a superponerse para crear subtipos, señalaré los que considero más importantes frente al impedimento que genera la oposición a lo femenino.

3. El hombre esquizoide-ermitaño

Este hombre se caracteriza por un estado afectivo plano generalizado, pero especialmente con las mujeres: ni deseo, ni amor. El esquizoide-ermitaño, hasta la edad adulta se mantuvo con firmeza en la oposición a lo femenino, y solucionó el conflicto atracción-repulsión con la mujer mediante el distanciamiento. No hay mayor alejamiento afectivo que la indiferencia: "Ellas no existen", "Puedo vivir sin ellas" o simplemente, "No me importan". No es autonomía ni sana independencia, sino desconexión emocional y sexual. Muchas mujeres son víctimas de estos hombres "disociados "que no parecen responder a ningún tipo de seducción y provocación, como si fueran de plástico. Ermitaños del amor; temerosos de que la mujer los arrastre y los despersonalice, se atrincheran en una soledad afectiva ilimitada. Un paciente con estas características describía así su tortuoso sentimiento hacia lo femenino: "No nos engañemos, doctor... Como hombre, usted alguna vez debe haber tenido la sensación espantosa de ser succionado, aspirado hacia ellas... ¿Qué puede haber más parecido a la muerte que las cavernarias y gelatinosas paredes de un vientre o una vagina?". Le respondí que mi visión de las mujeres no era tan sombría, ya que las asociaba más con la vida que con la muerte.

Él, como si se tratara de un terapeuta experimentado, durante varias citas intentó convencerme sobre la existencia de ese lado femenino oscuro y pernicioso, afortunadamente sin éxito.

Estos hombres ausentes tomaron muy a pecho las consignas antifeministas del desarrollo masculino, y las internalizaron para el resto de sus días. Mataron el amor y se suicidaron en el intento. El síndrome del ermitaño es peligroso para muchas mujeres sedientas de amor, porque estos hombres no dan indicación, ni sugieren, ni ponen sobre aviso a la parte interesada sobre su incapacidad de amar: sencillamente no les importa. Frente a esta incompetencia afectiva, no hay nada que hacer. La mujer debe retirarse y olvidarse del asunto. El desinterés es la más cruel y silenciosa de las armas para destruir la autoestima de cualquiera. Una mujer víctima de un hombre así, me decía: "No entiendo, doctor, por qué me trata mal... He sido cariñosa y amable... No me habla ni me determina... Es como si le estorbara y me tuviera fastidio... Quiero entender...". Le dije que no había nada que comprender. Él era peligroso y ella debía alejarse: "Para poder entenderlo deberías sufrir de su misma enfermedad, pero si la tuvieras, no te interesaría nada de él, porque estarías en una especie de limbo afectivo... Él no puede dar más...Ya no sabe cómo hacerlo, se le olvidó... U quizá nunca lo supo... ¿No crees que mereces algo mejor?... Alguien que realmente te ame sin tantas complicaciones... Te has convertido en la traductora de su intrincado mundo emocional...

Recogiendo pistas, analizando, infiriendo.. .Y mientras tanto, ¿dónde está el amor?...Tu relación se ha vuelto un problema para resolver y no algo para disfrutar... Nada de lo que hagas lo hará cambiar... Eres mujer, y por ese solo hecho estás en el polo opuesto de su existencia... Aléjate de él...Sálvate...". Al cabo de unas semanas de trabajo intenso, así lo hizo.




Extracto tomado del libro:
Intimidades masculinas
Walter Riso
Imágenes tomadas de internet

CONCEPTO ABIERTO


miércoles, 27 de febrero de 2019

EN POS DE LOS ARCOS IRIS


LA CONSTITUCIÓN DE ESTADOS UNIDOS contiene una idea absurda. Dice que la búsqueda de la felicidad es un derecho inalienable del hombre.

Los que redactaron esa Constitución no tenían ni idea de lo que decían. Si la búsqueda de la felicidad es un derecho inalienable de la humanidad, ¿qué pasa con la infelicidad? ¿De quién es derecho inalienable la infelicidad? Esas personas no comprendían que si pides la felicidad, al mismo tiempo pides la infelicidad, y no tiene nada que ver que lo sepas o no.

Digo que es una idea absurda porque nadie puede buscar la felicidad.
Y si vas en busca de la felicidad, hay algo seguro: que no la encontrarás.

La felicidad es siempre un derivado, no el resultado directo de una búsqueda. Surge cuando ni siquiera estás pensando en ella, sin buscarla.

Surge de repente, como si saliera de la nada, cuando estás haciendo algo distinto.

A lo mejor estás cortando leña, y desde luego, cuando cortas leña no vas en busca de la felicidad, pero sí al sol de la mañana, cuando aún hace fresco, con el ruido del hacha al chocar contra la madera... las virutas saltando por todas partes, el ruido y a continuación el silencio... Te pones a sudar, y la fresca brisa te refresca aún más. Y de repente, la felicidad, una alegría irrefrenable. Pero sólo estabas cortando leña, y no es necesario incluir en la Constitución el cortar leña como derecho inalienable, porque entonces, ¿cuántas cosas habría que incluir?


Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

LA MUERTE ES UNA REALIDAD


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