lunes, 4 de febrero de 2019

TODOS SOMOS ÁGUILAS


Un campesino fue al bosque con el objeto de atrapar un pájaro para tenerlo cautivo en su casa. Consiguió cazar un pichón de águila y lo puso en el gallinero, junto con las gallinas, donde recibía el mismo tratamiento que estas.

Después de cinco años, el campesino recibió la visita de un naturalista. Mientras paseaban por el jardín, este dijo:

-Ese pájaro no es una gallina; es un águila.

-Así es -contestó el campesino-. Pero yo la crié como gallina, y ya no es un águila. Se transformó en una gallina como las otras, a pesar de tener alas de casi tres metros.

--Se equivoca -replicó el naturalista-. Ella es y será siempre un águila, pues tiene corazón de águila. Ese corazón la hará volar a las alturas algún día.

-No, no -insistió el campesino-. Se convirtió en gallina, y jamás volará como águila.

Entonces decidieron hacer una prueba. El naturalista levantó el águila y la desafió:

- Ya que eres un águila, ya que perteneces al cielo y no a la tierra, ¡abre tus alas y vuela...!

El águila se posó sobre el brazo extendido del naturalista. Miró distraídamente alrededor y, al ver a las gallinas allá abajo, picoteando granos, saltó junto a ellas. El campesino comentó:

-Le dije que se convirtió en gallina...

-No -insistió el naturalista-, es un águila. Y un águila será siempre un águila. Haremos mañana un nuevo experimento.

Al día siguiente, el naturalista se subió al techo de la casa, con el águila, y le susurró:

-Ya que eres un águila, ¡abre tus alas y vuela!

De nuevo, el águila vio a las gallinas picoteando el suelo, y saltó junto a ellas. El campesino sonrió y volvió a la carga:

-Se lo dije: ¡se convirtió en gallina!

-No -respondió firmemente el naturalista-. Es un águila, y siempre tendrá corazón de águila. Vamos a experimentar por última vez. Mañana la haré volar.

Al día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron bien temprano. Llevaron al águila a las afueras de la ciudad, lejos de las casas de los hombres, en lo alto de una montaña. El sol naciente doraba los picos de la cordillera. El naturalista levantó el animal y le ordenó:

-Ya que eres un águila, ya que perteneces al cielo y no a la tierra, ¡abre tus alas y vuela!

El ave miró alrededor. Temblaba, como si se enfrentara a una nueva vida. Pero no voló. Entonces, el naturalista la tomó firmemente, la puso en dirección al sol, para que sus ojos pudiesen llenarse de la vastedad del horizonte, y la arrojó al vacío. En ese momento, el águila abrió sus potentes alas, graznó el típico kau kau de estas aves y se levantó, soberana, sobre sí misma. Se alejó volando, cada vez más alto, hasta confundirse con el azul del firmamento.

Todos los hombres nacemos como águilas. Pero si alguien nos hace pensar como gallinas, es posible que creamos que eso somos. Pero somos águilas, debemos aprender a volar. No nos contentemos con los granos que nos arrojan a los pies para picotear.


Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet

EFECTOS DE LAS DROGAS SOCIALES


sábado, 2 de febrero de 2019

PRÁCTICA DE LOS CINCO RECUERDOS (LIBERACIÓN DE LOS MIEDOS DEL FUTURO)


Liberarnos de los miedos futuros Los cinco recuerdos.

Además de quedar atrapados en los eventos que sucedieron en el pasado, a menudo tenemos miedo a lo que el futuro pueda depararnos. El miedo a la muerte es uno de nuestros principales temores. Pero cuando, en lugar de tratar de ocultarlo o huir de él, miramos directamente las semillas de ese miedo, empezamos a transformarlo. Una de las formas más poderosas de hacer esto es a través de la práctica de los cinco recuerdos. Si respiras despacio y con plena atención, inspirando y espirando profunda y lentamente, mientras recitas en voz baja estos recuerdos, podrás ver la naturaleza y las raíces profundas de tu miedo. 

Los cinco recuerdos son los siguientes: 
  • Está en mi naturaleza envejecer. Soy de la naturaleza del envejecimiento. No puedo escapar al envejecimiento. 
  • Está en mi naturaleza enfermar. Soy de la naturaleza de la enfermedad. No puedo escapar a la enfermedad. 
  • Está en mi naturaleza morir. Soy de la naturaleza de la muerte. No puedo escapar a la muerte. 
  • Está en la naturaleza de todo lo que quiero y todo lo que amo cambiar. Y no puedo evitar verme separado de ello. 
  • He heredado los resultados de los actos de mi cuerpo, de mi habla y de mi mente. Mis acciones son mi continuación. 

Al contemplar profundamente cada recuerdo e inspirar y espirar con atención con cada uno de ellos, el miedo pierde su poder. 

Está en mi naturaleza envejecer. 
Soy de la naturaleza del envejecimiento. 



Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

CUANDO LA MENTE DESAPARECE


jueves, 31 de enero de 2019

NO ES EL CARÁCTER SINO LA CONSCIENCIA


YO NO CREO EN ABSOLUTO EN EL CARÁCTER. Deposito mi confianza en la consciencia. Si una persona se hace más consciente, su carácter se transforma. Pero esa transformación es completamente distinta: no está controlada por la mente; es algo natural, espontáneo. Y siempre que tu carácter es natural y espontáneo posee una belleza propia; en otro caso, ya puedes cambiar, ya puedes abandonar la ira, pero ¿dónde la abandonarás? Tendrás que dejarla en tu propia consciencia. Puedes cambiar una parte de tu vida, pero te desprendas de lo que te desprendas volverá a expresarse desde otro ángulo. Tiene que ser así. Puedes bloquear un arroyo con una roca; empezará a correr por otra parte, porque no puedes destruirlo. La ira existe en ti porque eres inconsciente, la avaricia existe en ti porque eres inconsciente, la posesión y la envidia existen porque eres inconsciente.

Así que no me interesa cambiar tu ira; sería como podar las ramas de un árbol con la esperanza de que el árbol desaparezca algún día. No sucederá; por el contrario, cuanto más lo podes más frondoso crecerá.

De ahí que vuestros llamados santos sean las personas más impuras del mundo, unos farsantes. Sí, vistos desde fuera parecen muy santos: demasiado santos, como sacarina, demasiado azucarados, empalagosos, repugnantes. Lo único que puedes hacer es presentarles tus respetos y marcharte corriendo. No puedes vivir con esos santos ni siquiera veinticuatro horas: ¡te morirías de aburrimiento! Cuanto más cerca de ellos, más perplejo y confundido te sentirás, porque empezarás a comprender que se han despojado de la ira por un lado, pero que ha entrado por otro lado de su vida.

La gente normal y corriente se enfada de vez en cuando, y esa ira es fugaz, momentánea. Después vuelven a reírse, vuelven a ser amables; las heridas no les duran mucho. Pero los llamados santos, con ésos, la ira es casi permanente. Simplemente están enfadados, y por nada especial. Han reprimido tanto la ira que simplemente están enfadados, en un estado permanente de furia. Se verá en sus ojos, se verá en su nariz, en su cara, en su modo de vida.

Lu Ting comía en un restaurante griego porque el dueño, Papadopoulos, preparaba un arroz frito realmente bueno. Iba todas las noches y pedía «aloz flito».

Al oírlo, Papadopoulos se moría de risa. A veces estaba con un par de amigos para que oyeran a Lu Ting pedir el «aloz flito». El chino se sintió tan herido en su orgullo que fue a una clase de fonética para aprender a pronunciar correctamente «arroz frito».

La siguiente vez que fue al restaurante dijo claramente:
-Arroz frito, por favor.

Sin dar crédito a lo que había oído, Papadopoulos preguntó:
-¿Qué ha dicho?

Lu Ting gritó:
-¡Lo has oído muy bien, gliego de mielda!

No hay mucha diferencia entre «aloz flito» y «gliego de mielda».

Cierras una puerta e inmediatamente se abre otra. Así no se produce la transformación.

Cambiar tu carácter es fácil; la verdadera tarea consiste en cambiar tu consciencia, en hacerte consciente, más consciente, más intensa y apasionadamente consciente. Cuando eres consciente resulta imposible enfadarse, resulta imposible ser avaricioso, envidioso, ambicioso.

Y cuando desaparecen la ira, la ambición, la envidia, el sentimiento de posesión, el deseo, se desata toda la energía que los acompaña. Esa energía se transforma en dicha. Y entonces no llega del exterior, sino que ocurre en el interior de tu ser, en lo más recóndito de tu ser.

Y cuando accedes a esa energía te conviertes en un campo receptivo, en un campo magnético. Atraes el más allá... cuando te conviertes en un campo magnético, cuando se reúne, cuando se junta en tu interior toda la energía que desperdicias inútilmente en tu inconsciencia. Cuando te transformas en un lago de energía, empiezas a atraer a las estrellas, empiezas a atraer el más allá, el paraíso mismo.

Y en el punto de encuentro de tu consciencia con el más allá es donde surge la dicha, la verdadera felicidad. No sabe nada de infelicidades; es pura felicidad. No sabe nada de la muerte; es pura vida.

No sabe nada de la oscuridad; es pura luz, y saber es la meta. Buda Gautama iba en su busca y un día, tras seis años de lucha, lo logró.

Tú también puedes lograrlo, pero he de recordarte una cosa: al decir que puedes lograrlo yo no estoy despertando el deseo de que lo hagas.

Simplemente constato un hecho: que si te conviertes en un estanque de inmensa energía, sin dejarte distraer por nada mundano, ocurre. Es más algo que ocurre que algo que se hace. Y es mejor llamarlo dicha que felicidad, porque la felicidad da la sensación de algo parecido a lo que conoces como felicidad. Lo que conoces como felicidad no es sino un estado relativo.

Benson fue a la tienda de Krantz a comprarse un traje. Encontró uno justo del estilo que quería; quitó la chaqueta de la percha y se la probó.

Krantz se le acercó y le dijo:
-Sí, señor. Le queda estupendamente.
-Pues me quedará estupendamente, pero no es mi talla. Me tira de los hombros.

-Póngase los pantalones -dijo Krantz-. Son tan estrechos que ya no se fijará en lo de los hombros.

Lo que llamáis felicidad es una cuestión relativa. Lo que los Budas llaman felicidad es algo absoluto. Vuestra felicidad es un fenómeno relativo. Lo que los Budas llaman felicidad es algo absoluto, sin relación con nadie más. No se compara con nadie más; es tuyo, es interior.


Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
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