miércoles, 2 de mayo de 2018
martes, 1 de mayo de 2018
EL CÓDIGO DEL DINERO
Dentro del mundo de los talleres de la prosperidad, el coach español Raimon Samsó ha publicado varios libros con su visión de la libertad financiera, que según su enfoque puede canalizarse a través de un negocio personal —sin abandonar al principio el trabajo estable—, dejando atrás los viejos estereotipos que nos encerraban en el viejo ciclo de vida: estudios, trabajo y jubilación.
De acuerdo con este autor, los tiempos han cambiado porque hemos dejado atrás la era industrial y nos encontramos en la era de la información. Por eso debemos actuar de forma innovadora y olvidar las antiguas leyes.
Los estudios (escuela, instituto y universidad) nos domestican para ser buenos trabajadores, no para ser emprendedores en un mundo en el que las oportunidades de conseguir un trabajo seguro y bien remunerado son casi nulas y la jubilación, algo totalmente incierto.
Para Samsó, la única manera de lograr una prosperidad duradera es crear negocios activos que trabajen para ti y proporcionen beneficios ilimitados.
Una de las primeras cosas que debemos hacer, según su libro El código del dinero , es cambiar nuestra forma de ver y pensar en el dinero. Quizá éste no nos proporcione la felicidad, pero sí que nos acerca a ella, pues nos ofrece libertad para poder hacer aquello que nos hace felices.
lunes, 30 de abril de 2018
TAO TE KING: PRINCIPIO 39
De los que alcanzaron el Uno.
El Cielo alcanzó el Uno, purificándose.
La Tierra alcanzó el Uno, y cristalizó.
Los Dioses alcanzaron el Uno, y se hicieron poderosos.
El Valle alcanzó el Uno, y se llenó.
Todas las cosas alcanzaron el Uno, y nacieron.
Los reyes y príncipes alcanzaron el Uno,
y se convirtieron en modelos para el mundo.
Todo esto lo creó el Uno.
Si el Cielo no se purificara por el Uno, estallaría.
Si la Tierra no cristalizara por él, temblaría.
Si los Dioses no tuvieran potencia,
no serían más que piedra.
Si el Valle no se llenara, se agotaría.
Si las cosas no hubieran nacido del Uno,
se extinguirían. Si no fuera él quien eleva a reyes y
príncipes, caerían.
La raíz de lo noble es lo humilde.
En la base de lo elevado está lo bajo.
domingo, 29 de abril de 2018
EL LIBERADO-VIVIENTE Y EL BUSCADOR
Un buscador espiritual viajó a la India en su afán por encontrar y entrevistar a un verdadero iluminado, a un jivanmukta o liberado-viviente.
Viajó durante meses por el país. Se trasladó de los Himalayas al cabo de la Virgen, del estado de Maharahstra al de Bengala. Recorrió montañas, dunas, desiertos, ciudades y pueblos.
Recabó mucha información y, por fin, halló, según todos los testimonios, un verdadero hombre realizado. Por fin, podría llevar a cabo su ansiado encuentro.
El graznido de los cuervos quebraba el silencio de una tarde apacible y dorada. El hombre realizado se hallaba bajo un frondoso rododendro, en actitud meditativa. El visitante lo saludó cortésmente, se sentó a su lado y preguntó:
--Antes de que usted hallase la realización, ¿se deprimía?
--Sí, claro, a veces -repuso tranquilamente el jivanmukta.
El buscador hizo una segunda pregunta:
--Dígame, y ahora, después de su iluminación, ¿se deprime a veces?
Una leve y hermosa sonrisa se dibujó en los labios del jivanmukta. Penetró con sus límpidos ojos los de su interlocutor y contestó:
--Sí, claro, a veces, pero ya ni me importa ni me incumbe.
***
El Maestro dice:
sábado, 28 de abril de 2018
LA RISA
Javier Villafañe y Jorge Valdano habían almorzado juntos en un bodegón de Zaragoza. Ya se estaban yendo, cuando el viejo Javier se golpeó la frente: de un brinco regresó a la mesa y vació, a sorbitos lentos, la copa que había quedado a medio tomar. Mientras Javier bebía aquel resto, porque es pecado dejar vino y porque nunca se sabe si será el último trago, escuchó risas que venían de la cocina.
Habían comido muy bien, un almuerzo que era obra de maestría, y Javier decidió que Valdano y él no podían irse sin dar las gracias al autor. En la puerta de la cocina apareció un hombre tamaño niño, chiquito y solar, un fulgor metido dentro de un inmenso gorro de cocinero. Javier no sabía si felicitarlo o llevárselo para su teatro de títeres.
—Aquí nos divertimos cocinando —dijo el diminutito. Y añadió, orgulloso:
—A los platos se les nota el buen humor.
Y dijo que hay que cuidarse, porque la gente cree que las malas ondas entran por los codos y las rodillas, pero no: entran por la boca.
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