jueves, 12 de abril de 2018
miércoles, 11 de abril de 2018
NOS HEMOS OLVIDADO DE SER
Dependemos de la naturaleza no sólo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes. Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas.
Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales todavía saben. Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aquí y Ahora.
martes, 10 de abril de 2018
EL SER HUMANO SE HA VUELTO LOCO
He leído una cosa:
El viejo Ted llevaba varias horas sentado a la orilla del río sin que picaran los peces. Entre las botellas de cerveza y el calor del sol se quedó dormido, así que no estaba en condiciones cuando un pez mordió el anzuelo, tiró del sedal y lo despertó. Ted perdió el equilibrio y se cayó al río.
Un niño había observado atentamente lo que pasaba. Mientras el hombre se debatía, intentando salir del agua, le preguntó a su padre: «Papá, ¿ese hombre está pescando un pez o el pez está pescando al hombre?».
El ser humano se ha vuelto completamente loco. El pez te está atrapando y arrastrándote; tú no estás atrapando el pez. En cuanto ves dinero, dejas de ser tú mismo. En cuanto ves poder, prestigio, dejas de ser tú mismo. En cuanto ves respetabilidad, dejas de ser tú mismo. Te olvidas inmediatamente de todo, te olvidas de los valores intrínsecos de tu vida, tu felicidad, tu alegría, tu gozo. Siempre eliges algo del exterior y lo intercambias con algo del interior. Ganas lo exterior y pierdes lo interior.
Pero ¿qué vas a hacer? Incluso si tienes el mundo entero a tus pies pero te has perdido a ti mismo, incluso si has conquistado todas las riquezas del mundo y has perdido tu tesoro interior, ¿qué vas a hacer con todas tus riquezas? Eso es la infelicidad.
Bibliografía:
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
lunes, 9 de abril de 2018
UN ERMITAÑO EN LA CORTE
En la corte real tuvo lugar un fastuoso banquete. Todo se había dispuesto de tal manera que cada persona se sentaba a la mesa de acuerdo con su rango. Todavía no había llegado el monarca al banquete, cuando apareció un ermitaño muy pobremente vestido y al que todos tomaron por un pordiosero. Sin vacilar un instante, el ermitaño se sentó en el lugar de mayor importancia. Este insólito comportamiento indignó al primer ministro, quien, ásperamente, le preguntó:
--¿Acaso eres un visir?
--Mi rango es superior al de visir -repuso el ermitaño.
--¿Acaso eres un primer ministro?
--Mi rango es superior al de primer ministro.
Enfurecido, el primer ministro inquirió:
--¿Acaso eres el mismo rey?
--Mi rango es superior al del rey.
--¿Acaso eres Dios? -preguntó mordazmente el primer ministro.
--Mi rango es superior al de Dios. Fuera de sí, el primer ministro vociferó:
--¡Nada es superior a Dios!
Y el ermitaño dijo con mucha calma:
--Ahora sabes mi identidad. Esa nada soy yo.
***
El Maestro dice: Más allá de todas las categorías y dualidades, del ego y los conceptos, está aquel que ha liberado su mente.
domingo, 8 de abril de 2018
EL TRUCO DE NO TENER ELECCIÓN
No experimentamos el mundo plenamente a menos que estemos dispuestos a darlo todo. Samaya significa no quedarse con nada, no prepararnos una ruta de escape, no buscar alternativas, no pensar que tenemos mucho tiempo y podemos hacer las cosas más adelante.
Las enseñanzas del budismo están dirigidas a las personas que no tienen mucho tiempo que perder. Esto nos incluye a todos, seamos conscientes de ello o no. Desde el punto de vista de las enseñanzas, pensar que tenemos mucho tiempo para hacer las cosas es el mayor de los mitos, el mayor de los problemas y el mayor de los venenos. Esto, junto con nuestra continua y arraigada tendencia a tratar de escapar de lo que hacemos, oscurece nuestra percepción y nuestro pensamiento.
Si supiéramos que esta noche íbamos a quedarnos ciegos, echaríamos una última mirada real y anhelante a cada hoja de hierba, a cada formación nubosa, a cada mota de polvo, a cada arco iris y gota de lluvia, a todas las cosas. Si supiéramos que mañana nos íbamos a quedar sordos, atesoraríamos cada sonido que oyéramos. Las enseñanzas del vajrayana tratan de atemorizarnos haciéndonos tomar conciencia del poco tiempo que tenemos y de lo precioso que es el nacimiento humano.
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