sábado, 23 de diciembre de 2017

TEORÍA Y EXPERIENCIA


La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia.
(Albert Einstein)


En una entrevista, el escritor y humanista José Luis Sampedro explicaba que lo más valioso que le había aportado el tiempo es la experiencia, ya que «muy pocas cosas tienen una sola perspectiva, una visión unidireccional.

Posiblemente el paso del tiempo aporta más cosas de las que quita. Yo destacaría el equilibrio como un elemento fundamental consecuente a la experiencia que los años van aportando». Y añade: «La vida es un continuo cambio, pero hay cuestiones que no varían. Considero que la base de casi todo es la educación. He repetido algunas veces aquello de “siento, luego existo”, distinto a lo que Descartes dejó escrito de “pienso, luego existo”. Estoy convencido de que la base de la motivación del hombre es la emoción. Con el tiempo nos hacemos más racionales y revestimos de racionalidad nuestras emociones, pero la emoción forma parte de nuestra base natural».

Con respecto al valor de lo vivido, en las memorias autobiográficas de Martin Amis, tituladas justamente Experiencia, en las cuales habla de sí mismo pero especialmente de su padre, afirma irónicamente: «En fin, todo es experiencia, aunque es una pena que tengamos que acumular tanta a lo largo de la vida»

REACCIONES


viernes, 22 de diciembre de 2017

LA PRÁCTICA DE DETENERSE


El primer paso para aprender a vivir profundamente en el aquí y el ahora es hacer la práctica de detenerse. Hay una historia zen muy conocida acerca de un hombre que iba sobre un caballo galopando. Alguien, al verlo, le grita: “¿A dónde vas?”. Y el jinete le contesta dándose la vuelta: “¡No lo sé, pregúntaselo al caballo!”.

La historia resulta divertida, pero al mismo tiempo es cierta. Nosotros no sabemos exactamente a dónde vamos o por qué nos apresuramos tanto. Un caballo galopando nos está arrastrando y decidiéndolo todo por nosotros. Y nosotros le seguirnos. Este caballo se llama “la energía del hábito”. Posiblemente hayas recibido esta energía de tus padres o de tus antepasados. Esta energía es la que te está dictando tus palabras y acciones, tú no eres tu verdadero soberano, es el caballo y no tú el que te está haciendo avanzar. Es la energía del hábito la que te empuja a decir y hacer cosas a pesar de no ser ésa tu intención, algo que te perjudica tanto a ti como a los demás.

Por ejemplo, aun sabiendo que si decimos algo desagradable haremos sufrir tanto a quienes nos rodean como a nosotros mismos”, lo decimos igualmente. Más tarde lo lamentamos y exclamamos: “¡No pude evitarlo! el deseo fue más fuerte que yo”. Nos prometemos de todo corazón que la próxima vez no actuaremos así, pero cuando la situación vuelve a repetirse nos comportamos exactamente del mismo modo, haciendo y diciendo cosas que no sólo perjudican a los demás sino también a nosotros mismos. Esta clase de energía es la energía del hábito.

Nuestra tarea consiste en tomar consciencia de ella y en no dejar que nos arrastre nunca más. Le sonreímos y decirnos: “Hola, energía del hábito, sé que estás aquí”. El primer paso para cuidar de ti es aprender a detenerte y mirar en tu interior. Es una práctica maravillosa.

CORAZÓN LLENO DE DESEOS Y DE MIEDOS


miércoles, 20 de diciembre de 2017

PARA LA CÁTEDRA DE HISTORIA


Hace unos quince mil millones de años, según dicen los entendidos, un huevo incandescente estalló en medio de la nada y dio nacimiento a los cielos y a las estrellas y a los mundos.

Hace unos cuatro mil o cuatro mil quinientos millones de años, año más, año menos, la primera célula bebió el caldo del mar, y le gustó, y se duplicó para tener a quién convidar el trago.

Hace unos dos millones de años, la mujer y el hombre, casi monos, se irguieron sobre sus patas y alzaron los brazos y se abrazaron y se entraron, y por primera vez tuvieron la alegría y el pánico de verse, cara a cara, mientras estaban en eso.

Hace unos cuatrocientos cincuenta mil años, la mujer y el hombre frotaron dos piedras y encendieron el primer fuego, que los ayudó a defenderse del invierno.

Hace unos trescientos mil años, la mujer y el hombre se dijeron las primeras palabras y creyeron que podían entenderse.

Y en eso estamos, todavía: queriendo ser dos, muertos de miedo, muertos de frío, buscando palabra.

EXPONER EL SUFRIMIENTO


martes, 19 de diciembre de 2017

DAR GRACIAS


EL MEJOR OBSEQUIO


A un amigo mío llamado David su hermano le dio un automóvil como regalo de Navidad. Cuando David salió de su oficina vio que un niño estaba al lado del brillante auto nuevo admirándolo.

-¿Este es su auto, señor? --preguntó.

David afirmó con la cabeza y dijo:

--Mi hermano me lo dio de Navidad.

El niño estaba asombrado.

-¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y a usted no le costó nada? Vaya, como me gustaría...

Desde luego, David sabía lo que el niño iba a decir: que le gustaría tener un hermano así. Pero lo que dijo estremeció a. David de pies a cabeza.

-Me gustaría poder ser un hermano así.

David miró al niño con asombro e impulsivamente añadió:

--Te gustaría dar una vuelta en mi auto?

-¡Oh, si, eso me encantaría!

Después de un corto paseo, el niño preguntó con los ojos chispeantes:

-Señor, ¿no le importaría que pasáramos frente a mi casa?

David sonrió. Creía saber lo que el muchacho quería: enseñar a sus vecinos que podía llegar a casa en un gran automóvil. Pero, de nuevo, estaba equivocado.

-¿Se puede detener donde están esos dos escalones? -pidió el niño.
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