martes, 12 de septiembre de 2017
lunes, 11 de septiembre de 2017
EL HOMBRE HERIDO POR LA FLECHA
¿Debemos buscar saberlo todo?
El hombre herido por la flecha
Hubo una vez un monje que reflexionaba mucho y meditaba sobre las catorce preguntas difíciles, tales como “¿el yo es eterno o temporal?”, “¿el mundo es finito o infinito?”, “¿podemos ser verdaderamente sabios mientras vivimos o únicamente tras la muerte?”, etc. Pero no lograba desentrañar estos problemas de forma satisfactoria, y se sentía impaciente.
Una mañana, tomando su hábito y su cuenco de limosnas, se presentó ante el Buda y le dijo:
- Si puedes explicarme las catorce preguntas difíciles y satisfacer mi inteligencia, seguiré siendo tu discípulo. Si no logras explicármelas, buscaré otra vía.
El Bienaventurado le respondió:
- ¿Al principio acordamos que si te explicaba las catorce preguntas difíciles serías mi discípulo?
El monje respondió que no. El Buda prosiguió:
- Entonces ¿cómo puedes decirme hoy que si no te las explico no seguirás siendo mi discípulo? ¿No ves que es por los hombres afectados por la vejez, la enfermedad y la muerte que yo predico la ley, para salvarles? Esas catorce preguntas difíciles son objeto de disputa, no sirven a la ley y no son más que vanas discusiones. ¿Por qué hacerme esas preguntas? De todas formas, si te respondiera, no comprenderías. Además, loco como eres, llegada la hora de la muerte ¡no te habrás podido librar del nacimiento, de la vejez, de la enfermedad ni de la misma muerte!
Como el monje no respondía, continuó:
- Déjame contarte una historia. Un hombre fue alcanzado por una flecha envenenada. Se hizo llamar a un médico. Pero cuando llegó, el enfermo le interpeló así: “No permitiré que me extraigas la flecha hasta que conozca cuál es tu clan, tu apellido,r tu familia, tu pueblo, tu padre y tu madre, así como tu edad. Además quiero saber de qué montaña proviene la flecha, cuál es la naturaleza de su madera y de sus plumas, quién ha fabricado la punta de la flecha y de qué metal. Después quiero saber si el arco es de madera silvestre o de cuerno de animal. Y también deseo saber de dónde proviene el remedio y cuál es su nombre. Cuando sepa todas estas cosas te permitiré extraer la flecha y aplicar el remedio”.
El Buda preguntó al monje:
domingo, 10 de septiembre de 2017
MODO INTELECTUAL
Naropa, un yogui indio del siglo XI, un día se encontró inesperadamente con una vieja bruja por la calle. Ella parecía saber que el era uno de los eruditos más importantes del budismo en India y le preguntó si entendía las palabras escritas en el gran libro que portaba en sus brazos. Él dijo que sí y ella se puso a cantar y a bailar alegremente. A continuación le preguntó si comprendía el significado de las enseñanzas que contenía el libro. Pensando en agradarla todavía más, volvió a decir que sí, pero en ese momento ella se puso furiosa y le gritó que era un hipócrita y un mentiroso. Aquel encuentro cambió la vida de Naropa. Sabía que la anciana le había pillado: en realidad sólo comprendía las palabras y no el significado interno profundo de las enseñanzas que podía exponer tan brillantemente.
En ese mismo punto es donde también nosotros, en mayor o menor medida, nos encontramos. Podemos bromear con nosotros mismos durante cierto tiempo pensando que entendemos la meditación y las enseñanzas, pero en algún momento tenemos que enfrentar la realidad. Nada de lo que hemos aprendido parece muy relevante cuando nuestro amante nos deja, cuando nuestro hijo tiene una rabieta en medio del supermercado o cuando nos insulta un colega del trabajo. ¿Cómo nos trabajamos el resentimiento cuando el jefe entra en la habitación gritándonos? ¿Cómo reconciliamos esa frustración y humillación con nuestro anhelo de ser abiertos y compasivos y de no dañarnos a nosotros mismos ni a los demás? ¿Cómo, durante la meditación, combinamos nuestra intención de permanecer alerta y ser delicados con la realidad de que nos sentamos y nos quedamos dormidos inmediatamente? ¿Y las veces que nos sentamos y nos pasamos todo el rato pensando en cuánto deseamos algo o a alguien que hemos visto de camino a la sala de meditación? ¿O cuando nos sentamos y nos contorsionamos toda la mañana porque nos duelen las rodillas y la espalda y estamos hartos y aburridos? En lugar de estar calmados, despiertos y sin ego, nos encontramos más nerviosos, irritables y densos que de costumbre.
Éste es un lugar muy interesante en el que encontrarse. Para el practicante es un lugar extremamente importante.
sábado, 9 de septiembre de 2017
viernes, 8 de septiembre de 2017
LA FIESTA
El 10 de mayo de 1987, el Club Nápoles se consagró campeón de Italia por primera vez en 60 años. La ciudad fue vengada por las artes de un mago petiso y ruludo, llamado Maradona, que hacía cantar a la pelota. Y un terremoto de fiesta estalló y lanzó a bailar por los aires a la gente que tenía la jodida costumbre de perder en el fútbol y en todo lo demás.
Al fin de esa noche, un enorme cartel apareció en el cementerio de Nápoles. No se dirigía a la calle, sino a las tumbas. El cartel decía:
¡LO QUE SE PERDIERON!
jueves, 7 de septiembre de 2017
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