lunes, 17 de julio de 2017
domingo, 16 de julio de 2017
LA CARRETA VACÍA
Cierta mañana, mi padre me invitó a dar un paseo por el bosque y yo acepté con placer. Se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
-Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas algo?
Agucé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
-Estoy escuchando el ruido de una carreta.
-Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.
-¿Cómo sabes que está vacía, si aún no la vemos? -le pregunté.
Y él respondió:
-Es muy fácil saber que una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto menos cargada está una carreta, mayor es el ruido que hace.
sábado, 15 de julio de 2017
LEY DE LA GRAVEDAD
La ley de la Gravedad no es responsable de que la gente caiga enamorada.
(Albert Einstein)
La teoría Triangular del Amor, formulada por Robert Stenberg, afirma que este sentimiento tiene tres componentes esenciales: pasión, o el deseo de estar con la otra persona; intimidad, o la capacidad de compartir nuestros pensamientos con el otro; y compromiso, o la certeza de que esa persona no nos dejará de lado.
Estos componentes dividen el amor en seis clases, dependiendo de cómo se combinen entre sí:
– Amistad: solo existe la intimidad.
– Encaprichamiento: solo hay pasión.
– Amor vacío: la pasión y la intimidad no existen y solo queda el compromiso.
– Amor fatuo: solo existen la pasión y el compromiso.
– Amor romántico: sus ingredientes son la pasión y la intimidad.
– Amor sociable: relación en la que ha desaparecido la pasión, pero quedan la intimidad y el compromiso.
– Amor completo —o ideal—: el que cuenta con las tres características; es también el más difícil de mantener y tiende a convertirse, con el tiempo, en uno de los anteriores.
viernes, 14 de julio de 2017
LA CEREMONIA
No eran estallidos de celebración, eran ruidos de guerra. En el cielo de Zagreb no había más fuegos de artificio que las balas trazadoras que atravesaban la noche y abrían camino a la metralla y las bombas. Moría el año viejo y Yugoslavia moría, suicidándose en un baño de sangre, mientras Fran Sevilla terminaba de transmitir a Madrid una de sus crónicas del exterminio mutuo.
Aquella era su última crónica del año 91. Fran colgó el teléfono y miró el reloj, a la luz de un encendedor. Tragó saliva. El estaba solo, en un hotel habitado por nadie, aturdido por los alaridos de las sirenas y los truenos del bombardeo, y faltaban pocos minutos para que naciera el año nuevo. Los fogonazos de la guerra, que se metían por la ventana, eran la única luz de la habitación.
jueves, 13 de julio de 2017
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