Cuando me como una naranja, puedo hacerlo como un acto de meditación. Sosteniendo la naranja en la palma de mi mano, la miro conscientemente. Miro la naranja largo rato de forma plenamente consciente. «Inhalando, hay una naranja en mi mano. Exhalando, sonrío a la naranja». Para mí la naranja no es ni más ni menos que un milagro. Cuando miro una naranja en el aquí y el ahora, la puedo ver con mis ojos espirituales, el azahar, la luz del sol y la lluvia sobre los azahares, la minúscula naranja verde, y luego el árbol que trabaja con el tiempo para que la naranja crezca todo lo que puede. Miro la naranja que hay en mi mano y sonrío. No es ni más ni menos que un milagro. Inhalando y exhalando conscientemente llego a estar plenamente presente y plenamente vivo, y entonces me veo como un milagro.
Queridos amigos, no son ni más ni menos que un milagro. Hay momentos en que creen que no valen nada. Pero no son ni más ni menos que un milagro. El hecho de estar aquí con vida y capacidad de inhalar y exhalar demuestra de sobra que son un milagro. Una hoja de lechuga contiene todo el cosmos, la luz del sol, la lluvia, toda la Tierra, el tiempo, el espacio y la consciencia. También ustedes contienen todo el cosmos.