martes, 7 de febrero de 2017

TAO TE KING: PRINCIPIO 15


Los buenos maestros de los tiempos remotos formaban
uno con las misteriosas fuerzas invisibles.

Eran tan profundos que no podemos conocerlos.

No conociéndolos,
apenas sabemos describir su apariencia.

Eran tardos, como los que atraviesan un río en invierno,
prudentes, como los que temen estar rodeados de
vecinos,
discretos, como los invitados,
pasajeros, como el hielo que se funde,
sencillos, como la tela sin cortar,
amplios, como el valle,
y opacos, como el agua turbia.

¿Quién sabe cómo ellos, a través del reposo,
aclarar poco a poco lo turbio?

3 MALAS INFLUENCIAS DEL PASADO


lunes, 6 de febrero de 2017

EL PERRITO COJO*


El dueño de una tienda estaba poniendo en la puerta un cartel que decía: “Cachorros en venta”. Como esa clase de anuncios siempre atrae a los niños, de pronto apareció un pequeño y le preguntó:

—¿Cuál es el precio de los perritos?

El dueño contestó: —Entre treinta y cincuenta dólares. El niñito se metió la mano al bolsillo y sacó unas monedas.

—Sólo tengo $2,37. ¿Puedo verlos?

El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió una perra seguida por cinco perritos, uno de los cuales se quedaba atrás. El niñito inmediatamente señaló al cachorrito rezagado.

—¿Qué le pasa a ese perrito? —preguntó.

El hombre le explicó que el animalito tenía la cadera defectuosa y cojearía por el resto de su vida. El niño se emocionó mucho y exclamó:

—¡Ese es el perrito que yo quiero comprar! Y el hombre replicó:

—No, tú no vas a comprar ese cachorro. Si realmente lo quieres, yo te lo regalo.

El niñito se disgustó y, mirando al hombre a los ojos, le dijo:

—No, no quiero que usted me lo regale. Creo que vale tanto como los otros perritos, y le pagaré el precio completo. De hecho, le voy a dar mis $2,37 ahora y cincuenta centavos cada mes, hasta que lo haya pagado todo.

LA TRADICIÓN DE LOS ILUMINADOS


domingo, 5 de febrero de 2017

CULTIVAR LA LIBERTAD (muy recomendable)


Para mí, no hay felicidad sin libertad y la libertad no nos la da nadie; debemos cultivarla nosotros mismos. Voy a compartir con ustedes cómo podemos conseguir más libertad. Cultivamos nuestra libertad cuando estamos sentados, caminando, comiendo o trabajando al aire libre. La libertad es lo que cultivamos cada día. Independientemente de cómo o dónde estén, si poseen libertad, son felices. Tengo muchos amigos que han estado internados en campos de trabajos forzados y, porque sabían practicar, no sufrieron demasiado. De hecho, crecieron en su vida espiritual, lo que me hace sentirme muy orgulloso de ellos.

Por libertad entiendo ser libres de aflicciones, de enojo, de desesperación. Si tienen enojo, deben transformarlo para recuperar su libertad. Si tienen desesperación, es preciso que reconozcan esa energía y que no se dejen abrumar por ella. Deben practicar de tal forma que transformen la energía de la desesperación y alcancen la libertad que se merecen, la liberación de la desesperación.

Pueden practicar la libertad en cada momento de su vida diaria. Cada vez que respiran, su respiración les puede ayudar a recuperar su libertad. Cuando coman, háganlo como personas libres. Cuando caminen, háganlo como personas libres. Cuando respiren, háganlo como personas libres. Esto se puede hacer en cualquier parte.

¿CÓMO SER EL OBSERVADOR?


sábado, 4 de febrero de 2017

CUANDO EL PASADO NOS CONDENA


Krishnamurti70 decía que el «pensamiento nuevo» sólo puede alcanzarse cuando nos salimos del mundo conocido, es decir, cuando rompemos las ataduras al pasado aunque sea de vez en cuando. De lo rígido y esquemático sólo surgen pequeñas variaciones sobre el mismo tema, porque ni lo insólito ni lo distinto tienen cabida. Alguien dijo una vez: «No hay nada más peligroso que una idea cuando es la única que se tiene.» Si el pasado nos guía de manera radical y absoluta, nuestras decisiones no serán otra cosa que una triste imitación. Esto no significa que debamos exaltar la amnesia como una forma de conocimiento; más bien la premisa es: debemos aprender del pasado sin convertirlo en dogma de fe. Una tradición amable, enmarcada en un contexto de crecimiento y respeto a la memoria de los antepasados, no tiene por qué ser un problema si sirve para permitirnos evolucionar como seres humanos. Por ejemplo, algunos ritos antiguos de los indios americanos les permiten alcanzar estados de conciencia que redundan en un mayor autoconocimiento. Hay tradiciones que asfixian y otras que liberan. El pasado nos condena solamente si lo dejamos actuar en su faceta negativa, activando aquellos aspectos destructivos que se enquistan en el cerebro.

Quizá no haya un camino recto y predeterminado, quizá no haya quien nos diga exactamente por dónde debemos transitar. Siguiendo con los poetas franceses, Jacques Prévert hace una bella alusión a lo que decíamos anteriormente en la siguiente poesía de su libro Palabras:

OBSERVA, SIN JUZGAR


viernes, 3 de febrero de 2017

LA FUERZA LIBERADORA


Para bien cuidar de mi enojo lo primero que hago es regresar a mi respiración y mirar hacia adentro muy profundamente. Me doy cuenta al instante de que hay en mí una energía llamada enojo. Luego reconozco que necesito otra clase de energía para cuidar de este enojo e invito a esa energía a que aparezca y lleve a cabo dicha tarea. Esta segunda energía se llama consciencia plena. Cada uno de nosotros lleva dentro la semilla de la consciencia plena. Con la energía de la plena consciencia podemos dispensar buenos cuidados a la energía del enojo.

La consciencia plena es una clase de energía que nos ayuda a ser conscientes de lo que está pasando. Todo el mundo es capaz de ser plenamente consciente. Los que practicamos a diario tenemos más capacidad de ser plenamente conscientes que los que no lo hacen. Quienes no practican poseen de todos modos la semilla de la consciencia plena, pero su energía es muy débil. La energía de la consciencia plena aumentará con apenas tres días de práctica.

La consciencia plena puede estar presente en todo lo que hacemos. Si al beber un vaso de agua son conscientes de que en ese instante están bebiendo agua y de que no están haciendo ninguna otra cosa, están bebiendo con plena consciencia. Si centran todo su ser, su cuerpo y su mente en el agua, hay consciencia plena y concentración, y puede decirse que el acto de beber es plenamente consciente. No beben con la boca únicamente, sino también con su cuerpo y su consciencia. Así es como me enseñaron cuando era novicio.

ACTUAR MÁS


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