martes, 24 de enero de 2017
lunes, 23 de enero de 2017
LIBERANDO LA IRA Y SANANDO LAS RELACIONES QUE MANTENEMOS CON NUESTROS PADRES
Puedes ir siguiéndolas tú mismo en silencio o invitar a alguien para que las dirija leyendo los ejercicios en voz alta.
Empieza con: «Inspirando, sé que estoy inspirando; espirando, sé que estoy espirando". Y di después las palabras clave: «Inspirando, espirando«. Debes siempre empezar respirando conscientemente durante unos momentos para serenar la mente. Usa la primera palabra clave para acompañar la inspiración, y la segunda, para acompañar la espiración. Repite estas palabras clave en silencio mientras inspiras y espiras para sentir realmente el significado de la meditación. Evita decir las palabras mecánicamente; en lugar de ello experiméntalas y siéntelas. Realiza de ocho a diez inspiraciones y espiraciones para cada ejercicio, repitiendo en silencio las palabras clave durante cada inspiración y espiración.
1. Viéndome como un niño **********************Tengo cinco años
de cinco años, inspiro.
Sonriendo al niño de cinco Sonriendo
años, espiro.
2. Viendo que un niño de cinco ******************Cinco años, frágil
años es frágil y vulnerable, inspiro.
Sonriendo con amor al niño Sonriendo con amor
de cinco años que hay en mí, espiro.
domingo, 22 de enero de 2017
LO TUYO Y LO MÍO*
Cuando la señora llegó a la estación, le informaron que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.
Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.
sábado, 21 de enero de 2017
AQUÍ Y AHORA
Existencia
Eternidad
Conocimiento
Contemplación
Meditación
Alguien le preguntó a Buda:
-¿Quién eres?
Y Buda dijo:
-No pertenezco a clase alguna. Simplemente existo. Existo, pero no pertenezco a clase alguna.
En este preciso momento, puedes vislumbrarlo. Si no estás pensando, ¿quién eres? ¿Dónde está el tiempo? ¿Hay un pasado? ¿Y un futuro? Entonces, este momento se transforma en la eternidad. Todo el proceso del tiempo no es más que un ahora prolongado. Todo el espacio no es más que un aquí extendido.
Entonces, cuando me preguntas por qué estoy aquí, o por qué tú estás aquí, es porque es la única manera de existir. No podría estar en ninguna otra parte, así como tú no podrías estar en ningún otro lugar. Así es como nos hemos reunido. Tal vez no puedas verlo bien ahora. Para ti, los nexos no están tan claros, porque tu propio inconsciente no te resulta tan transparente, ya que no te conoces del todo. Te resulta conocida una décima parte de tu ser; las restantes nueve partes permanecen en la oscuridad.
La contemplación es la clave de la meditación. Contempla tu mente.
viernes, 20 de enero de 2017
jueves, 19 de enero de 2017
EN DEFENSA DE LA INDIVIDUALIDAD: SIMILARES, PERO NO IGUALES
La gente se asusta cuando alguien hace algo que se sale del patrón tradicional. Haz la prueba de salir a la calle descalzo o intenta comer en un restaurante con las manos, a ver qué pasa. Es probable que en el primer caso te miren con extrañeza y en el segundo te echen del lugar, aunque utilices tus dedos con glamour y sofisticación.
El conformismo, o la adecuación absoluta a los cánones sociales y culturales, se llama «normatividad»: la creencia de que las normas deben ser respetadas y acatadas, no importa su grado de irracionalidad o de desajuste con la realidad.68 La gente normativa o conformista no es capaz de tomar decisiones por sí misma y tiene dificultades para ensayar comportamientos nuevos que no estén autorizados por las buenas costumbres. En muchas ocasiones, mientras que en público decimos sí a todo, en privado despotricamos y planeamos imaginariamente grandes cambios.69 Recuerdo que cuando era columnista de una revista de amplia difusión, escribí un artículo titulado: «Los derechos de los padres.» Por la temática (pensar más en los padres que en los hijos) yo esperaba una lluvia de críticas. Pero no fue así. Mi correo electrónico se llenó de mensajes que apoyaban la idea y que expresaban abiertamente la queja del «peso de ser padres». En público aceptamos gustosos nuestro papel de mártires educadores y en la intimidad decimos que es una carga de amor, pero carga al fin.
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