La meditación y el tonglen son métodos bien probados para educarse en la adaptabilidad y para abandonar la rigidez mental. Las seis paramitas completan estas prácticas y acercan la formación a la vida cotidiana. Son los medios que permiten que todo lo que hacemos se vuelva una forma de vivir el arte de la paz.
Lo que diferencia a las paramitas de las acciones ordinarias es que aquéllas se basan en prajna. Prajna es una manera de ver que disuelve continuamente cualquier tendencia a utilizar las cosas para afirmar el suelo bajo nuestros pies; es como un detector de basura que nos protege de creernos virtuosos o que tenemos siempre la razón.
Cuando nos estamos educando en el arte de la paz no se nos promete que, dadas nuestras nobles intenciones, conseguiremos nuestros objetivos. De hecho, no se puede prometer que las enseñanzas vayan a dar fruto. En lugar de ello, se nos anima a mirar profundamente a la alegría y el dolor, a la risa y al llanto, a la esperanza y al miedo, a todo lo que vive y muere. Aprendemos que lo verdaderamente curativo es la gratitud y la ternura.