Por favor, inténtelo ahora. Para esta práctica puede ayudarle cerrar los ojos. Más tarde, cuando "estar en el cuerpo" se haya vuelto natural y fácil, ya no será necesario. Dirija su atención al cuerpo. Siéntalo desde dentro. ¿Está vivo? ¿Hay vida en sus manos, en sus brazos, piernas y pies? ¿En su abdomen, en su pecho? Puede sentir el sutil campo de energía que impregna todo el cuerpo y da vida vibrante a cada órgano y a cada célula? ¿Puede sentirlo simultáneamente en todas las partes del cuerpo como un solo campo de energía? Siga concentrándose en la percepción de su cuerpo interior por unos momentos. No comience a pensar en él. Siéntalo. Cuanta más atención le preste, más clara y más fuerte se hará esta sensación. Se sentirá como si cada célula estuviera más viva y si usted tiene un fuerte sentido visual, puede tener una imagen de que su cuerpo se vuelve luminoso. Aunque esa imagen puede ayudarlo temporalmente, preste más atención a la sensación que a cualquier imagen que pueda surgir. Una imagen, no importa lo poderosa o bella que sea, está ya definida en una forma, así que hay menos oportunidad de penetrar más profundamente.
miércoles, 21 de diciembre de 2016
martes, 20 de diciembre de 2016
CONCIENCIA DEL TIEMPO
Materialismo
Dios
Ciencia
Ateísmo
El hombre moderno está más lejos de Dios, no porque sea más materialista. No, el hombre siempre fue materialista; tiene que serlo, pues el hombre es, en un noventa por ciento, corporal. El hombre siempre fue materialista; esto no es nada nuevo. ¿Se deberá a una excesiva educación y práctica científica? No. La ciencia no se opone a Dios. Tal vez no esté hecha para Dios, pero no está para nada en contra de él. Simplemente, afirma que Dios no es un tema de su incumbencia. Es así; existen en planos diferentes. La ciencia no puede ni aceptar ni rechazar a Dios, porque no están en la misma dimensión; las dimensiones difieren. Entonces, no es la ciencia la que hizo ateo al hombre.
Entonces, ¿qué es lo que está volviendo atea a la gente, alejándola cada vez más de Dios? No, ni siquiera el comunismo. El comunismo puede haber creado nuevos dioses, pero no destruyó al anterior: no puede hacerlo. El comunismo mismo es una religión. Entonces, ¿qué? Para mí, es la conciencia del tiempo (que es un factor nuevo en el mundo y en la conciencia del hombre) lo que está generando el problema.
sábado, 17 de diciembre de 2016
viernes, 16 de diciembre de 2016
CUATRO PASOS HACIA LA SABIDURÍA (CUARTO PASO)
CUARTO PASO A LA SABIDURÍA
El cuarto paso: ¿Cómo cambia uno las cosas? ¿cómo se cambia uno a sí mismo? hay muchas cosas que es necesario comprender aquí, o más bien, solamente una cosa puede expresarse de muchas maneras. Imagínese un paciente que va donde el médico y le dice de qué sufre. El médico le dice:
-Muy bien, yo entiendo sus síntomas. ¿sabe qué haré? ¡Le recetaré un remedio a su vecino!
El paciente responde:
- Muchas gracias, doctor, eso me hace sentir mucho mejor.
¿No es absurdo? Pero eso es lo que todos hacemos. La persona que está dormida siempre piensa que se sentirá mejor si otra persona cambia. Usted sufre porque está dormido, pero piensa: "Cómo sería de maravillosa la vida si la otra persona cambiara; cómo sería de maravillosa la vida si mi vecino cambiara, si mi esposa cambiara, si mi jefe cambiara".
jueves, 15 de diciembre de 2016
LA LLORONA
En el exilio, en México, haciendo cola en la Dirección de Migración, murió Carlos Martínez Moreno.
Tarde en la noche, Anhelo Hernández estaba velando a su amigo. Se había quedado a solas con él. Mutilado de su amigo, Anhelo no encontraba consuelo. De nada le servía decirse que vivas seguían las palabras que había escrito, su esplendor, su ironía filosa:
—Nos jodiste, gordo —pensó en voz alta.
Y otra voz sonó, a sus espaldas:
—¿Lo lloramos, señor?
Alzada entre las sombras, que temblaban a la luz de los cirios, la llorona esperaba una respuesta.
—A él no le gusta que lo lloren —dijo Anhelo.
La profesional de las lágrimas no se movió. Y tampoco se movió cuando Anhelo sacó unas monedas del bolsillo, se las puso en la mano y la despidió con un gesto.
Anhelo se quedó sentado ante el cajón donde Carlos yacía. La llorona, de pie, no lloraba ni se iba.
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