Una mujer embarazada puede ser muy feliz cada vez que piensa en el hijo que lleva en su seno. El bebé, aunque aún no haya nacido, puede hacer muy dichosa a su madre. Como en cada momento de su vida cotidiana ella es consciente de la presencia del bebé, lo hace todo con amor. Come y bebe con amor, porque sabe que sin amor el bebé podría enfermar. Todo el tiempo tiene mucho cuidado. Sabe que si comete un error, si fuma mucho o si bebe mucho alcohol, perjudicará a su hijo. Por eso es tan consciente y vive con la mente de amor.
Los practicantes hemos de actuar como una madre. Sabemos que deseamos producir algo, ofrecer algo a la humanidad, al mundo. Cada uno de nosotros lleva en su interior a un bebé, el bebé del Buda, y aquello que podemos ofrecer es el bebé del Buda que hay en nosotros. Hemos de vivir siendo conscientes para cuidar bien de nuestro Buda bebé.