viernes, 25 de noviembre de 2016

TAO TE KING: PRINCIPIO 12


El ojo se ciega ante los cinco colores.
Las cinco notas aturden el oído.
Los cinco sabores tornan insensible el paladar.
La prisa y la ambición enloquecen el corazón.
Los objetos preciosos perturban la conducta.
Por eso, el Sabio actúa para el cuerpo, no para el ojo.
Rechaza esto y adopta aquello.

PEQUEÑAS COSAS




Tomado del libro:
El Librito Que Fortalece
Proverbios reconfortantesy máximas motivadora
Lucia Canovi
Fotografía extraída de internet

jueves, 24 de noviembre de 2016

SERVIDORES DE LA PAZ


EXTRACTO DEL CAPÍTULO 16 

Servidores de la paz 

Lo que diferencia a las paramitas de las acciones ordinarias es que aquéllas se basan en prajna. Prajna es una manera de ver que disuelve continuamente cualquier tendencia a utilizar las cosas para afirmar el suelo bajo nuestros pies; es como un detector de basura que nos protege de creernos virtuosos o que tenemos siempre la razón. 

SUPÓN QUE HUBIERA un lugar al que pudiéramos ir a aprender el arte de la paz, una especie de campamento de entrenamiento para guerreros espirituales. En lugar de pasar horas y horas disciplinándonos para derrotar al enemigo podríamos pasar horas y horas disolviendo las causas de la guerra. 

Un proyecto así podría llamarse entrenamiento para bodhisattvas, o formación para los servidores de la paz. La palabra bodhisattva hace referencia a aquel que se ha comprometido con el camino de la compasión. El campamento podría ser dirigido por Nelson Mándela, por la Madre Teresa y por Su Santidad el Dalai Lama, pero es más probable que fuera dirigido por personas de las que nunca hemos oído hablar, como los hombres y mujeres ordinarios de todo el mundo que dedican su vida a ayudar a otros a liberarse del dolor. 

LA ILUMINACIÓN


miércoles, 23 de noviembre de 2016

PROBLEMAS




Tomado del libro:
El Librito Que Fortalece
Proverbios reconfortantesy máximas motivadora
Lucia Canovi
Fotografía extraída de internet

VIVE CADA MOMENTO A LA PERFECCIÓN


Hace unos cincuenta años, mientras yo estaba en Estados Unidos, vino a verme una especialista en budismo y me dijo: «Querido maestro, usted escribe unos poemas maravillosos, pero pasa demasiado tiempo cultivando lechugas y haciendo tareas similares. ¿Por qué no emplea su tiempo en escribir más poesía?». Ella había leído en alguna parte que a mí me encantaba cultivar verduras y cuidar los pepinos y las lechugas. Estaba pensando de manera pragmática y me sugirió que el tiempo que dedicaba al huerto debía aprovecharlo para escribir poemas.

Le contesté: «Querida amiga, si no cultivara lechugas, no podría escribir los poemas que compongo». Es la pura verdad. Si no vives concentrado, siendo consciente, si no vives con profundidad cada momento de tu vida cotidiana, no puedes escribir. No puedes producir nada valioso para ofrecer a los demás.

Un poema es una flor que ofreces a la gente. Una mirada compasiva, una sonrisa, un acto lleno de amor compasivo es también una flor que florece en el árbol de la plena consciencia y la concentración. Aunque no pienses en el poema mientras preparas el almuerzo para tu familia, el poema se estará escribiendo. Cuando escribo una historia corta, una novela o una obra de teatro, puedo tardar una o varias semanas en terminarla, pero la historia o la novela siempre están ahí. De igual modo, aunque no estés pensando en la carta que escribirás a tu ser amado, se está escribiendo en el fondo de tu conciencia.

SUEÑOS




Tomado del libro:
El Librito Que Fortalece
Proverbios reconfortantesy máximas motivadora
Lucia Canovi
Fotografía extraída de internet

martes, 22 de noviembre de 2016

QUEJAS




Tomado del libro:
El Librito Que Fortalece
Proverbios reconfortantesy máximas motivadora
Lucia Canovi
Fotografía extraída de internet

lunes, 21 de noviembre de 2016

LA CASA IMPERFECTA*


Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. “Esta es tu casa, querido amigo —dijo—. Es un regalo para ti”.

MAS ALLÁ


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