Aquello que forma parte de lo total es hermoso. Lo parcial es feo, lo total es hermoso. Así que aquello que seas, se total en ello, y el simple hecho de ser total transformará la misma cualidad que lo compone.
Esta es la alquimia de la transformación interior. Acepta el momento y muevete con él. Si te mueves de verdad, no habrá resaca. Si entras de verdad en la ira, acabas con ella, porque cuando entras totalmente queda eliminada. Y entonces estas fuera de ella, completamente fuera, sin haber sido corrompido.
Observa a un niño aún no corrompido por la sociedad. Cuando está enfadado, lo está de verdad; explota. Es un niño pequeño, pero se vuelve poderoso... como si fuera a destruir todo el mundo. Se pone rojo, rojo, como si estuviera encendido. Observa lo hermoso que es... tan vivo. Y al siguiente instante se pone a jugar y a reír... la ira ha desaparecido. Ni siquiera puedes creer que un momento antes estuviera enfadado. Ni siquiera puedes sospecharlo. ¿Estaba enfadado,' Con lo cariñoso que es, tan parecido a una flor... ¡y un momento antes estaba en llamas!









