El Gobierno francés se está esforzando mucho por ocuparse de los jóvenes violentos y tiene para ello cierta visión. Entiende que la violencia y el sufrimiento de estos jóvenes los ha causado la sociedad. Para saber cómo responder, hemos de escuchar como lo haría un médico. Hemos de escuchar con gran atención al organismo de la sociedad, para ver por qué los jóvenes se vuelven tan violentos y se enfurecen. Si lo hacemos, veremos que sus raíces de la ira y la violencia se encuentran en la familia, en la forma en que los padres se comportan en la vida cotidiana. Y las raíces de la violencia de la familia se encuentran en la forma en que la sociedad está organizada y en el modo de consumir de la gente.
El Gobierno también está compuesto por personas. Está formado de padres, madres, hijos e hijas, y estos padres, madres, hijos e hijas pueden llevar en ellos la violencia que hay en sus familias. Por eso, si el primer ministro francés no hace la práctica de observar profundamente, si no ve la ira, la violencia, la depresión y el sufrimiento que hay en él, no podrá comprender la violencia, la ira y la depresión que hay en la generación más joven.