Te he enviado mi invitación,
la nota inscrita en la palma de mi mano por el fuego de la vida.
No saltes y grites, "¡Sí, esto es lo que quiero! ¡Hagámoslo!"
Simplemente ponte de pie en silencio y baila conmigo.
Enséñame cómo sigues a tus deseos más profundos,
descendiendo en espiral hacia la aflicción dentro de la aflicción,y yo te mostraré cómo me estiro hacia adentro y me abro hacia afuera para sentir el beso del Misterio, dulces labios sobre los míos, cada día.
No me digas que quieres guardar al mundo entero en tu corazón.
Muéstrame cómo te niegas a hacerle daño a otro
sin abandonarte a ti mismo cuando estás lastimado y temeroso de no ser amado.
Cuéntame una historia acerca de quien eres,
y mira quien soy en las historias que estoy viviendo.
Y juntos recordaremos que cada uno de nosotros siempre tiene una opción.
No me digas cuán maravillosas serán las cosas . . . algún día.
Muéstrame que puedes arriesgarte a estar completamente en paz,
verdaderamente bien con la manera en que son las cosas ahora,
en este justo momento,
y de nuevo en el siguiente y en el siguiente y en el siguiente . . .
He escuchado suficientes historias de guerreros con audacia heróica.
Dime cómo te desmoronas cuando golpeas contra el muro,
ese lugar que no puedes atravesar con la fuerza de tu propia voluntad.
¿Qué es lo que te lleva al otro lado de ese muro,
hacia la frágil belleza de tu propia humanidad?
Y después de habernos mostrado cómo hemos establecido y mantenido los límites claros y saludables que nos ayudan a vivir uno al lado del otro, arriesguémonos a recordar que nunca dejamos de amar silenciosamente a aquellos que una vez amamos en voz alta.
Llévame a los lugares de la Tierra que te enseñan a bailar,
los lugares donde puedes arriesgarte a dejar que el mundo te rompa el corazón.