domingo, 15 de noviembre de 2015

LA BIBLIA Y EL TELESCOPIO


Por eso os digo: ¡Cuidado al leer la Biblia!. Leerla con lógica, teniendo presente la cultura de las gentes que la escribieron, cuya iluminación que transmiten nada tiene que ver con el contexto desde donde la escriben. Una cosa es el mensaje y otras el tiempo y las formas. Hay que leerla con apertura, sin apegarte a las formas, sabiendo comprender su esencia. También a Jesús le rechazaron por hereje. Cuando leáis las Escrituras tened en una mano la Biblia y en la otra el telescopio.

Nota: De Mello hace alusión sobre el telescopio, por la negativa de la iglesia de hacer uso de él cuando Galileo se los pedía. Decían era dudar de dios.

Buscar siempre la verdad. La verdad es lo importante, venga de donde venga, si de la ciencia, si de Buda o de Mahoma, lo importante es descubrir la verdad en donde todas las verdades coinciden, porque la verdad es una. No se puede tener miedo a mirar por el telescopio. 

Hay muchos santos que, sin conocer la Biblia, se han encontrado con la realidad. El verdadero texto es la vida. La Biblia nos refiere la vida, y por ello es un medio, pero también es un mito, que trata de expresar lo inexplicable en palabras, en forma de historias, para que de ella saquemos el significado de la vida que es el mensaje de Dios.

Algunos mitos son históricos y otros no. La vida de Jonás no es histórica, la de Jesús sí. Nuestra mente humana no está preparada para ver la realidad de la vida y se queda en los conceptos que tratan de expresar el mensaje de esos mitos. La vida histórica de Jesús se ha convertido en un mito y hay que desmitificarla para recobrar la frescura de un mensaje que está vivo.

Dejar fuera de la Biblia los fanatismos, los límites culturales, costumbres y prejuicios del pueblo judío de aquella época.

NI LAS CADENAS


sábado, 14 de noviembre de 2015

LO SE


DEMOSTRACIÓN (las pruebas de amor)


Uno de los temas que surgen cuando hablo de enamorarse, reenamorarse y amar de verdad, es la demostración, es decir, cuán demostrativo es el otro. 

Siempre digo que demostrar quiere decir probar sin lugar a dudas que algo es verdad. Si yo tengo que demostrarte es porque parto de la idea que vos no me creés, de lo contrario no hay demostración necesaria. 

Entonces pregunto: ¿Por qué tendría que demostrar que te quiero? ¿Para probártelo?. 

¿Quién es el que duda y necesita pruebas? 

Si vos sos el que no creés este es un problema tuyo, no un problema mio. ¿Por qué habría yo de demostrarte que te quiero?. 

Nadie “tiene que” demostrar nada. 

Borremos de la frase el verbo demostrar, porque suena terrible. 

Para mi, el reclamo de la demostración afectiva implica en si mismo un sinsentido. 

Si yo te dijera que tengo una cicatriz verde en la palma de mi mano, vos podrías creerme o no creerme. Si me creés, lo hacés antes de que abra la mano. Porque si me creés sólo cuando abro la mano y la pongo frente a tus ojos, entonces, le creés a tu vista, no a mi. Si yo tengo que demostrar que tengo una cicatriz verde en la mano, es porque no me creés, entonces te la muestro y luego vos pensás que me creés porque la viste. Pero seguís sin creerme, sólo le creés a tus ojos. 

Nadie te puede demostrar el amor, porque en la demostración le creés a lo que ves, al otro no le creés nada. Otro tanto pasa con la palabra mostrar, que presupone que no ves. 

LLEGANDO TARDE


viernes, 13 de noviembre de 2015

EL MOMENTO ATÓMICO


Cada momento es atómico y no hay necesidad de que dos momentos tengan alguna secuencia, ninguna necesidad.

Es la mente unidimensional la que continuamente solicita algún significado que abarque todos los momentos... que todo esté conectado por una cadena de causa y efecto, que todo deba moverse hacia alguna parte, llegar a alguna parte, concluir en alguna parte. Esa es la mente lógica, la mente unidimensional.

La vida es multidimensional. Carece de objetivo, de destino. Y, de hecho, carece de significado... en el sentido de que todos los momentos vayan en fila con una meta en alguna parte. No, la vida no va a ninguna parte. Simplemente danza aquí. La palabra correcta es danza, no movimiento.

NADA ES LO QUE ES


jueves, 12 de noviembre de 2015

TE AMO, PERO TE DEJO


SI NO AMAMOS


SI NO VIVES EN PAZ, AMAR NO ES SUFICIENTE


Un hombre joven que sufría de depresiones llegó a mi consulta y expresó así su malestar: «Estoy casado con una mujer muy difícil... Me es infiel hace mucho tiempo y no quiere tener sexo conmigo. Cada vez que puede me dice que soy un fracasado, me considera un inútil y se burla de mi físico. Tenemos un hijo y prácticamente yo soy el que lo cría porque ella nunca está en casa. Odia a mi familia y a mis amigos. Vivo triste y amargado [llanto]. A veces quiero quitarme la vida...». Llevaba cinco años en esta mezcla de tragedia e indignidad y aunque sobrevivía a base de medicamentos y ayudas psicológicas, no era capaz de tomar la decisión de dejarla. Cuando le pregunté por qué seguía con ella, su respuesta fue: «La amo». Es difícil de entender cómo el desamor se resiste tanto en situaciones como éstas: si mi paciente hubiera dejado de amarla, la tortura no habría durado tanto. Sin embargo, se sentía atado por un sentimiento que seguía vivo como el primer día. Más allá de sus motivaciones psicológicas y las explicaciones clínicas, quiero señalar que el mismo «argumento afectivo» de persistencia («La amo» o «Lo amo»), mantiene atrapadas en relaciones enfermizas a millones de personas. Se ha vendido tanto la idea de que el principal motivo de la unión conyugal es el amor, que su sola presencia justifica cualquier cosa.
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