viernes, 9 de octubre de 2015

LA PREGUNTA MÁS IMPORTANTE*


En cierta ocasión, durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, el profesor nos hizo un examen sorpresa. Leí rápidamente todas las preguntas, hasta llegar a la última: “¿Cómo se llama la mujer que limpia la escuela?”

Seguramente era una broma. Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Era alta, de cabello oscuro, unos 50 años, pero, ¿cómo iba a saber su nombre? Entregué el examen sin contestar la última pregunta.

Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si esa pregunta contaría para la calificación. “Definitivamente —contestó. En sus carreras ustedes conocerán a muchas personas. Todas son importantes. Ellas merecen su atención y cuidado, aun si ustedes sólo les sonríen y dicen: ¡Hola!”

Nunca olvidé esa lección, y supe luego que su nombre era Dorothy. Todos somos importantes.

Este es un curso acelerado de relaciones humanas en el trabajo. A propósito, ¿ya se hizo la misma pregunta ?

LA FELICIDAD ES GRATUITA PERO....


jueves, 8 de octubre de 2015

IMPERFECCIONES


Ser compasivos es un nivel bastante elevado. Todos estamos en relación cada día de nuestras vidas; pero cuando se da el caso particular de que queremos ayudar a los demás —a personas con cáncer o con sida, a mujeres o niños o animales abusados, a alguien que está padeciendo— hay algo que notamos en seguida, y es que la persona a la que nos disponemos a ayudar puede activar en nosotros pautas que aún tenemos pendientes de resolver. Aun cuando queramos ayudar, y puede que lo hayamos hecho durante unos pocos días o incluso un mes o dos, ocurre que antes o después alguien atraviesa la puerta y pulsa todos nuestras teclas. Entonces nos descubrimos odiando a esas personas, teniendo miedo de ellas o sintiéndonos incapaces de manejarlas. Si somos sinceros con nuestro afán de beneficiar a los demás, habremos de reconocer que esto es verdad siempre. Todas nuestras pautas irresueltas acaban por aflorar antes o después y nos vemos confrontados con nosotros mismos.

Roshi Bernard Glassman es un profesor Zen que dirige un proyecto para los vagabundos sin hogar en Yonkers, Nueva York. La última vez que le escuché comentó algo que me dejó impactada: dijo que en realidad no hace ese trabajo para ayudar a los demás; lo hace porque siente que tratar con las partes que ha rechazado de la sociedad es como trabajar con las partes rechazadas de sí mismo.

VISITA A TUS AMIGOS


miércoles, 7 de octubre de 2015

DEDICACIÓN


La vida debe convertirse en una dedicación, solo entonces tiene sentido... de lo contrario carece de sentido. Este llega a través de la dedicación, y cuanto mayor sea el objeto de tu dedicación, mayor el sentido. 

Hay personas dedicadas a un país... la madre patria. Es algo muy diminuto a lo que dedicarse, y muy necio, ya que puede explotarlo un Adolfo Hitler. 

Luego hay personas dedicadas a una iglesia: hinduismo, cristianismo, islam. Mejor que a un país, pero aun así un dogma, un credo, algo fabricado por el hombre y que, básicamente, divide a la humanidad. Uno se vuelve cristiano, otro hinduista, y ya hay una división, un conflicto, violencia... y la belleza y la ironía es que la violencia se produce en nombre del amor. 

Así que nunca te dediques a nada que divida.

SEMBRANDO


martes, 6 de octubre de 2015

¿POR QUÉ NOS EQUIVOCAMOS TANTO EN EL AMOR?


Es un hecho que la mayoría de las personas elegimos pareja exclusivamente con el corazón y no consideramos de manera racional otros aspectos que podrían ser fundamentales para la convivencia diaria. Los enamorados que conocen o intuyen el lado oscuro del otro se autoengañan y animan a sí mismos diciendo que el «gran» amor que sienten los ayudará a salir victoriosos.

Pero la verdad es que decimos y hacemos muchas estupideces en nombre del amor: nos dejamos estafar, persistimos en relaciones donde el otro no nos ama, soportamos el maltrato, renunciamos a la vocación, matamos, nos suicidamos, sacrificamos nuestra libertad, negamos nuestros valores... En fin, el tan alabado amor muchas veces se nos escapa de las manos y nos conduce a un callejón sin salida. Es evidente que en una vida de relación, el sentimiento no lo suple todo. «Con el amor no basta», dicen los expertos, y tienen razón. Deberíamos elegir pareja de una manera más «pensada» y menos visceral: «Te deseo, me gustan muchas de tus cosas, pero todavía no sé si encajas en mi vida, aunque mi cuerpo y mi ser me impulsen desordenadamente hacia ti».

Lo siento por los fanáticos del enamoramiento, pero el amor, para los que nos movemos en un plano terrenal y no hemos trascendido, no suele ser tan incondicional (el número de desertores en el tema es cada día mayor), ni mueve montañas: más bien te aplasta, si te descuidas y no lo sabes manejar.

AMOR ES EL REGOCIJO POR LA SOLA EXISTENCIA DEL OTRO MISMO


Estar enamorado y amar son dos cosas maravillosas, pero no hay que confundirlas.

Hay que entender que si bien la pasión de estar enamorado es maravillosa, en realidad amar no es menos maravilloso. Amar es fantástico porque si bien es verdad que no tiene la intensidad de las pasiones, seguro que no, tiene una profundidad de la que el estar enamorado adolece.

Es por esa profundidad que el amor es capaz de aportar estabilidad al vínculo pagando con la desaparición del embrujo y la fascinación. Porque se puede amar con los pies sobre la tierra, mientras que estando enamorado se vive en las nubes.

Lo cierto es que, me guste o no, el enamoramiento se acaba. Y cuando esto sucede con suerte vuelvo a centrarme en mi y desde allí puedo permitir que florezca el amor verdadero.

La mas bella definición de amor que escuché en mi vida es la de Josef Zinker:
El amor es el regocijo por la sola existencia del otro mismo.

La frase evoca un sentido casi supremo del amor, el mas profundo y el mas intenso.

Posible o no, éste será el objetivo mas deseable: llegar a amar tanto que me alegre sólo por el hecho de que el otro exista.

¿Y no existe un amor apasionado que pueda durar toda la vida?

SÓLO LE FALTA APRENDER A VIVIR


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