viernes, 21 de agosto de 2015

LA PRESIÓN SOCIAL Y EL QUÉ DIRÁN


Cada cosa en su tiempo. Argumentos para poner la edad en su sitio.

3. LA PRESIÓN SOCIAL Y EL QUÉ DIRÁN

Por alguna extraña razón, a la gente no le agradan las «parejas disparejas» que se llevan muchos años. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 65% de las mujeres no están de acuerdo con que las maduras tengan relaciones con hombres muy jóvenes.

De igual manera, si un hombre mayor sale con una jovencita, es probable que el calificativo de «viejo verde» no tarde en ser pronunciado (obviamente no me refiero a menores de edad). Lo importante es no dejarse influir por el qué dirán.

Un amigo estaba emparejado con una muchacha mucho más joven y debía hacer frente con bastante frecuencia a momentos «incómodos». El más común tenía que ver con el parentesco asumido cuando alguien le decía: «Lo felicito, muy guapa su hija». El hombre, que no se impresionaba demasiado por las opiniones ajenas, solía responder con una sonrisa maliciosa: «No es mi hija, es mi mujer. ¿No le parezco muy afortunado?». Por el contrario, algunas personas reciben estos comentarios como una puñalada en el ego. Un paciente celoso, cada vez que alguien confundía a su señora con su hija, se «ofendía», exigía respeto y peleaba por su «honor mancillado». La irracionalidad de su conducta era evidente: ¿por qué debían saber los otros que no era su hija, si en realidad parecía serlo?

ENFOQUE EXCESIVO EN LA META


LA LUNA Y LA TIERRA


jueves, 20 de agosto de 2015

TU MEJOR OBRA: EL GUIÓN DE TU VIDA


Carta 17

Tu mejor obra: el guión de tu vida

«No es posible asegurar el futuro. Sólo es posible perder el presente.»
Ivan Klima

Amigo/a lector/a:

Tu futuro depende de muchas cosas, pero principalmente de ti.
De tu capacidad de generar cambios en ti y en tus circunstancias.
De tu capacidad y voluntad para pasar de ser efecto a ser causa.
Y, sobre todo, de tu determinación para asumir la dirección de tu vida realizando los cambios y renuncias que sean necesarios para ello.

Porque la consecución de la verdadera libertad llega cuando somos capaces de renunciar a lo que somos en favor de lo que podemos llegar a ser.

Pero ¿cómo vislumbrar lo que podemos llegar a ser?

Para responder a esta pregunta tenemos que hablar de cine, de personajes y, sobre todo, de guiones...

Seguro que cuando vas al cine y ves una buena película, al acabar necesitas unos segundos para volver en ti. Si la película te ha emocionado, las lágrimas aún estarán en tus ojos. Si te ha generado rabia, aún tendrás la mandíbula apretada. Si iba de héroes y batallas, te sentirás capaz de salir a conquistar el mundo... Sin darte cuenta te has metido en el personaje, te has metido a fondo en su piel, te has identificado con él, es decir, has hecho tuyas su identidad y sus circunstancias, sus dramas, sus alegrías, sus aventuras y desventuras...

Pues bien, el doctor Eric Berne observó hace tiempo que todas las personas a las que acompañaba en su proceso de terapia psicológica actuaban siguiendo lo que él denominó un «guión de vida», que es como el argumento preestablecido de una obra dramática que la persona se siente obligada a representar, independientemente de si se identifica o no con su personaje.

ERRORES DEL PASADO...


CADA DÍA


miércoles, 19 de agosto de 2015

TEORÍA DEL ROL COMPLEMENTARIO


Con aportes de muchas escuelas psicoterapéuticas, estas teorías intentan demostrar que la búsqueda de la pareja se encamina tendencialmente hacia las personas que sean mas capaces de desempeñar el rol necesario para sostener nuestras neurosis. Es decir, buscamos a aquellos y aquellas con quienes reproducir la situación de conflicto internalizada que define a quienes somos o reafirma la vigencia de nuestro argumento de vida.

Así, para el planteo psicológico clásico las situaciones emocionales irresueltas en nuestra infancia configuran el trauma que da punto de partida a nuestro conflicto y abre la puerta a la repetición neurótica de la situación dolorosa. Para conseguirlo busco y encuentro personas a quienes pueda percibir como capaces de actuar de forma similar a los personajes de mi historia infantil. Quiero decir, personas suficientemente parecidas casi siempre a alguno de mis padres por identidad o por oposición.

Un gran trabajador de los condicionamientos de nuestra conducta, John Bradshaw, conmovió al mundo cuando desarrolló su concepto de niño herido. Simplificando al extremo la idea, se diría que cada uno de nosotros ha dejado la infancia con el registro del daño recibido a manos de los mayores (violencia, desprecio, desamor, maltrato) y hemos archivado esas lastimaduras en una estructura que Bradshaw llama “el niño interior”, interiorización del niño que alguna vez fuimos que sigue sufriendo por aquellas heridas y busca sanarlas. Desde esta visión, si no me doy cuenta de reparar por mi mismo ese condicionamiento, terminaré eligiendo mi pareja entre aquellos que creo que pueden hacerse cargo de ese niño.
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