Pequeña guía para no idealizar a tu pareja y que el amor se pose sobre la tierra
1. A QUIÉN AMAS, ¿A LA PAREJA REAL O A LA IMAGINADA?
Es una pregunta ineludible, si quieres mantener a flote tu relación. Posiblemente te genere algo de temor interrogarte sobre qué tanto le has «agregado» o «quitado» a la persona que amas. El primer paso para saber con quién estás realmente es asumir que podrías haberte equivocado con la elección que hiciste; sin embargo, para tu consuelo, muchas personas que deciden ver a la persona que aman tal como es, sin sesgos ni maquillajes, descubren que lo «no idealizado» es mejor y más gratificante que el personaje «inventado».
Empecemos por lo elemental y hasta obvio: tu pareja no es perfecta. Bienvenido al mundo de los normales. Y como tu ser amado no es cuerpo glorioso, tendrás que vértelas con su lado bueno y su lado malo. Esto te conducirá a sacar nuevas conclusiones sobre lo aguantable y lo inaguantable, si las virtudes pesan más que los defectos o a la inversa, y cómo te las arreglas con lo malo. Ésa es la mala noticia para los idealizadores: si solamente amas una porción del otro, no podrás construir una relación estable. Puede que no te agraden algunas cosas, pero debe haber una aceptación de su esencia, de su valía personal, más allá de los déficits.







