La palabra y el concepto distorsionan la realidad. Si de un animal que nunca habías visto, te enseñan sólo la cola, no podrás saber cómo es el animal. No sabes su conjunto y, por lo tanto, ni siquiera sabrás el sentido de realidad que encierra la palabra «cola», porque, separada de su conjunto, pierde su realidad global que le da sentido.
La palabra Navidad crea, en nosotros, una serie de emociones y sentimientos que nada tienen que ver con la realidad. En la naturaleza no existe la Navidad. La Navidad está programada en la mente cristiana como el Ramadán en los árabes y la Pascua en los judíos.
Todo es ilusión de una palabra que crea unos conceptos y unas emociones. De igual manera, en la práctica, la religión no existe, puesto que en la realidad no la constituyen más que un conjunto de palabras y conceptos.