Jamás reniegues de la imaginación. Es la única facultad creativa del hombre, la única facultad poética, y uno no debería negarla. 
Negada, la imaginación se vuelve muy vengativa. Se transforma en una pesadilla, se torna destructiva. De lo contrario, es muy creativa. Es creatividad y nada más. Pero si la rechazas, si reniegas de ella, inicias un conflicto entre tu  creatividad y tú, del que saldrás perdiendo. 
 

 








