Yo suelo ser bastante distraído. Cuando tenía mi primer consultorio muy frecuentemente me olvidaba las llaves, entonces llegaba a la puerta y me daba cuenta de que me había olvidado el llavero en mi casa. Eso generaba un problema, porque tenía que ir al cerrajero, pedirle que me abriera, hacer un duplicado de la llave, era toda una historia.
La segunda vez que me pasó decidí, furioso que no podía pasarme mas. Así que puse un cartelito en el parabrisas del auto que decía: “llaves”. Me subía al auto, veía el cartelito, entraba de nuevo a mi casa y me llevaba las llaves. Funcionó bárbaro las primeras cuatro semanas, hasta que me acostumbré al cartelito.