Salimos al mundo a buscar lo que nos faltó ofreciendo a cambio de lo que recibimos.
Y mismo estoy bastante satisfecho de dar mi amor, mi cuidado, mi protección y mis normas, cuando el otro viene y me dice: acá estoy, yo te reconozco, vení que te acaricio, vamos a jugar... Esto no tiene nada de malo.
Lo que no sería muy sano es que yo conteste enojado:
“Ah, no. ¡No es el momento!. Porque ahora... ¡hay que trabajar!...”.


.jpg)



