Un hombre estaba muy interesado en conocerse a sí mismo, en iluminarse. Toda su vida había buscado un maestro que le enseñara la meditación. Había ido de maestro en maestro, pero no sucedía nada.
Pasaron los años, y estaba ya cansado, exhausto. Entonces alguien le dijo:
—Si de verdad quieres encontrar a un maestro, tendrás que ir al Himalaya. Allí vive uno, en una parte incógnita; tendrás que buscarle. Una cosa es cierta, el maestro se encuentra allí. Nadie sabe exactamente dónde, porque cuando alguien llega a dar con su paradero, él se adentra todavía más en las cordilleras del Himalaya.








