Siempre que te enojes, coge un espejo y mírate en él.
Cuando estás enojado no tienes un rostro muy hermoso, no estás presentable. Los cientos de músculos que hay en tu cara se tensan y ésta parece una bomba a punto de estallar. Mira a alguien que esté enojado. Ver la tensión que hay en su rostro te asustará. La bomba que hay en él puede estallar en cualquier momento. Es muy conveniente observarte en esos momentos, cuando estás enojado, ya que es como el toque de la campana que te recuerda que seas consciente. Cuando te ves con ese aspecto, sientes deseos de cambiar. Para tener un rostro más hermoso, ya sabes lo que has de hacer. No te hace falta ponerte ningún cosmético, lo único que necesitas hacer es respirar con calma y tranquilidad, y sonreír de manera consciente.