«Se cuenta que había un gran maestro llamado Buso, que era casado y tenía una hija, todos con fama de sabiduría y santidad. Un día se acercó un hombre al maestro y le preguntó: «La iluminación, ¿Es fácil o es difícil?». Y Buso le contestó: «Es tan difícil como alcanzar la luna». No conforme, el hombre se acercó a la mujer de Buso y le hizo la misma pregunta, a lo que ella le contestó: «Es muy fácil. Es tan fácil como beberse un vaso de agua».
Intrigado se quedó el hombre, y para salir de dudas le hizo la misma pregunta a la hija del maestro, que le contestó: «¡Hombre!, si lo haces difícil es difícil, pero si lo haces fácil...».









