Dios es tan inefable que no se puede explicar. Dios es lo Incomprensible. El Misterio Absoluto. Al olvidarnos nosotros de esto, formamos un ídolo de conceptos. Dios se manifiesta en la vida, y la vida, si la metemos en conceptos, tan misteriosa nos resulta como Dios. Sólo podemos conocer la vida viviendo, y a Dios sólo llegamos viviendo y conociéndonos.
San Juan de la Cruz se pregunta: ¿Qué hacemos nosotros al hablar de Dios?. El intuye la imposibilidad de encerrar a Dios en palabras y sólo lo expresa con poesía. Sólo con analogías que en nada se parecen. Santo Tomás de Aquino dice: «Todo el intelecto humano es incapaz de describir la esencia de una hormiga. ¡Cuánto más la esencia de Dios!». Pero quizá mirando la esencia de esa hormiga podamos acercarnos a la esencia de su Creador. Las ideas son las que nos confunden y pueden ser un gran obstáculo para conocerlo.