La dicha nunca tiene hogar; es vagabunda. La felicidad tiene un hogar, también la infelicidad, pero no la dicha. Es como una nube blanca sin raíces en ninguna parte.
En cuanto estableces raíces, la dicha desaparece y empiezas a aferrarte a la tierra. El hogar significa seguridad, comodidad, conveniencia. Y al final, si todas estas cosas quedan reducidas solo a una, el hogar significa muerte. Cuanto más vivo estas, más sin hogar te encouetras.
Ese es el sentido básico de ser un buscador: significa vivir en peligro, vivir en la inseguridad, vivir sin saber qué vendrá a continuación. Significa estar siempre disponible y siempre abierto a la sorpresa. Si se te puede sorprender, estas vivo. Por eso un niño se encuentra más vivo que un anciano. Al anciano no se lo puede sorprender. Ha perdido la capacidad de asombro, y debido a eso también ha perdido la vida.