Mostrando las entradas con la etiqueta Anthony de Mello. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Anthony de Mello. Mostrar todas las entradas

domingo, 21 de agosto de 2022

LA MIRADA DE JESÚS


En el Evangelio de Lucas leemos lo siguiente:

Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!». Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo, y el Señor se volvió y miró a Pedro… Y Pedro, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.

Yo he tenido unas relaciones bastante buenas con el Señor. Le pedía cosas, conversaba con El, cantaba sus alabanzas, le daba gracias…

Pero siempre tuve la incómoda sensación de que El deseaba que le mirara a los ojos…, cosa que yo no hacía. Yo le hablaba, pero desviaba mi mirada cuando sentía que El me estaba mirando.

Yo miraba siempre a otra parte. Y sabía por qué: tenía miedo. Pensaba que en sus ojos iba a encontrar una mirada de reproche por algún pecado del que no me hubiera arrepentido. Pensaba que en sus ojos iba a descubrir una exigencia; que había algo que El deseaba de mí.

Al fin, un día, reuní el suficiente valor y miré. No había en sus ojos reproche ni exigencia. Sus ojos se limitaban a decir: «Te quiero». Me quedé mirando fijamente durante largo tiempo. Y allí seguía el mismo mensaje: «Te quiero».

Y, al igual que Pedro, salí fuera y lloré.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 30 de julio de 2022

CONOCER A CRISTO


Diálogo entre un recién convertido a Cristo y un amigo no creyente:

«¿De modo que te has convertido a Cristo?».

«Sí».

«Entonces sabrás mucho sobre él. Dime: ¿en qué país nació?».

«No lo sé».

«¿A qué edad murió?». «Tampoco lo sé».

«¿Sabrás al menos cuántos sermones pronunció?».

«Pues no… No lo sé».

«La verdad es que sabes muy poco, para ser un hombre que afirma haberse convertido a Cristo…»…

«Tienes toda la razón. Y yo mismo estoy avergonzado de lo poco que sé acerca de El. Pero sí que sé algo: Hace tres años, yo era un borracho. Estaba cargado de deudas. Mi familia se deshacía en pedazos. Mi mujer y mis hijos temían como un nublado mi vuelta a casa cada noche. Pero ahora he dejado la bebida; no tenemos deudas; nuestro hogar es un hogar feliz; mis hijos esperan ansiosamente mi vuelta a casa cada noche. Todo esto es lo que ha hecho Cristo por mí. ¡Y esto es lo que sé de Cristo!»

Conocer realmente. Es decir, ser transformado por lo que uno conoce.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 23 de julio de 2022

EL ATAQUE DE CORAZÓN ESPIRITUAL


El corazón del tío Tom era muy débil y el médico le había aconsejado que tuviera mucho cuidado. De modo que, cuando sus familiares se enteraron de que el tío había heredado mil millones de dólares de un pariente difunto, tuvieron miedo de comunicarle la noticia, no fuera a ser que le ocasionara un ataque al corazón.

Así pues, pidieron ayuda al párroco, el cual les aseguró que él encontraría el modo de decírselo. «Dígame, Tom», le dijo el Padre Murphy al anciano cardiópata, «si Dios, en su misericordia, le enviara mil millones de dólares, ¿qué haría usted con ellos?».

Tom pensó unos instantes y dijo sin el menor asomo de duda: «Le daría a usted la mitad para la iglesia, Padre».

Al oírlo, el Padre Murphy sufrió un repentino ataque al corazón.

Cuando el próspero empresario sufrió un ataque al corazón, debido a sus esfuerzos por fomentar su imperio industrial, resultó fácil hacerle ver su codicia y su egoísmo. Cuando el párroco sufrió un ataque al corazón por promover el Reino de Dios, fue imposible hacerle ver que se trataba de codicia y de egoísmo, aunque fuera en una forma más aceptable. ¿Había estado realmente promoviendo el Reino de Dios o a sí mismo? El Reino de Dios no necesita ser promovido, sino que él mismo fluye espontáneamente sin necesidad de nuestra anhelante ayuda. ¡Mucho ojo con nuestra ansia, que puede revelar nuestro egoísmo! ¿O no?



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

miércoles, 20 de julio de 2022

EL MONJE Y LA MUJER


De camino hacia su monasterio, dos monjes budistas se encontraron con una bellísima mujer a la orilla de un río. Al igual que ellos, quería ella cruzar el río, pero este bajaba demasiado crecido. De modo que uno de los monjes se la echó a la espalda y la pasó a la otra orilla.

El otro monje estaba absolutamente escandalizado y por espacio de dos horas estuvo censurando su negligencia en la observancia de la Santa Regla: ¿Había olvidado que era un monje? ¿Cómo se había atrevido a tocar a una mujer y a transportarla al otro lado del río? ¿Qué diría la gente? ¿No había desacreditado la Santa Religión? Etcétera.

El acusado escuchó pacientemente el interminable sermón. Y al final estalló: «Hermano, yo he dejado a aquella mujer en el río. ¿Eres tú quien la lleva ahora?».

Dice el místico árabe Abu Hassan Bushanja: «El acto de pecar es mucho menos nocivo que el deseo y la idea de hacerlo. Una cosa es condescender con el cuerpo en un placentero acto momentáneo y otra cosa muy distinta que la mente y el corazón lo estén rumiando constantemente».

Cuando las personas religiosas no dejan de darle vueltas a los pecados de los demás, uno sospecha que esa insistencia les proporciona más placer del que el pecado proporciona al pecador.




Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

jueves, 14 de julio de 2022

MEJOR MORIR QUE MURMURAR


Sa’di de Shiraz relata esta historia acerca de sí mismo:

Cuando yo era niño, era un muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba yo velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas.

Todos los que se hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedar profundamente dormidos. De modo que le dije a mi padre: «Ni uno solo de esos dormilones es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que están todos muertos».

Y mi padre me replicó: «Mi querido hijo, preferiría que también tú estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar».

La conciencia de la propia virtud es un riesgo muy propio de quien se embarca en la oración y en la piedad.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

viernes, 8 de julio de 2022

CONSUELO PARA EL DEMONIO


Una antigua leyenda cristiana:

Cuando el Hijo de Dios fue clavado en la cruz y entregó su espíritu, descendió inmediatamente a los infiernos y liberó a todos los pecadores que allí sufrían tormentos.

Y el demonio se afligió y lloró, porque creía que ya no conseguiría más pecadores para el infierno.

Entonces le dijo Dios: «No llores, que yo he de enviarte a todas esas santas personas que se complacen en la autoconciencia de su bondad y dé su santurronería y en la condenación de los pecadores. Y el infierno volverá a llenarse una vez más, durante generaciones, hasta que decida yo regresar de nuevo»



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

jueves, 30 de junio de 2022

EL MAESTRO ZEN Y EL CRISTIANO


Una vez visitó un cristiano a un maestro Zen y le dijo: «Permíteme que te lea algunas frases del Sermón de la Montaña».

«Las escucharé con sumo gusto», replicó el maestro.

El cristiano leyó unas cuantas frases y se le quedó mirando. El maestro sonrió y dijo: «Quienquiera que fuese el que dijo esas palabras, ciertamente fue un hombre iluminado».

Esto agradó al cristiano, que siguió leyendo. El maestro le interrumpió y le dijo: «Al hombre que pronunció esas palabras podría realmente llamársele Salvador de la humanidad».

El cristiano estaba entusiasmado y siguió leyendo hasta el final. Entonces dijo el maestro: «Ese sermón fue pronunciado por un hombre que irradiaba divinidad».

La alegría del cristiano no tenía límites. Se marchó decidido a regresar otra vez y convencer al maestro Zen de que debería hacerse cristiano.

De regreso a su casa, se encontró con Cristo, que estaba sentado junto al camino. «¡Señor», le dijo entusiasmado, «he conseguido que aquel hombre confiese que eres divino!».

Jesús se sonrió y dijo: «¿Y qué has conseguido sino hacer que se hinche tu “ego” cristiano?».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

martes, 28 de junio de 2022

ABANDONA TU NADA


Pensaba que era de vital importancia ser pobre y austero. Jamás había caído en la cuenta de que lo vitalmente importante era renunciar a su «ego»; que el «ego» engorda tanto con lo santo como con lo mundano, con la pobreza como con la riqueza, con la austeridad como con el lujo. No hay nada de lo que no se sirva el «ego» para hincharse.

El discípulo: Vengo a ti con nada en las manos.

El maestro: Entonces suéltalo en seguida.

El discípulo: Pero ¿cómo voy a soltarlo si es nada?

El maestro: Entonces llévatelo contigo.

De tu nada puedes hacer una auténtica posesión. Y llevar contigo tu renuncia como un trofeo.

No abandones tus posesiones. Abandona tu «ego».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 18 de junio de 2022

RENUNCIAR AL «YO»


El discípulo: Vengo a ofrecerte mis servicios.

El maestro: Si renuncias a tu «yo», el servicio brotará automáticamente.

Puedes entregar todos tus bienes para ayudar a los pobres, y entregar tu cuerpo a la hoguera, y no tener amor en absoluto.

Guarda tus bienes y renuncia a tu «yo». No quemes tu cuerpo; quema tu «ego». Y el amor brotará automáticamente.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

martes, 14 de junio de 2022

EL AMANTE HABLADOR


Un amante estuvo durante meses pretendiendo a su amada sin éxito, sufriendo el atroz padecimiento de verse rechazado. Al fin su amada cedió: «Acude a tal lugar a tal hora», le dijo.

Y allí, a la hora fijada, al fin se encontró el amante junto a su amada. Entonces metió la mano en su bolso y sacó un fajo de cartas de amor que había escrito durante los últimos meses. Eran cartas apasionadas en las que expresaba su dolor y su ardiente deseo de experimentar los deleites del amor y la unión con ella. Y se puso a leérselas a su amada. Pasaron las horas y él seguía leyendo.

Por fin dijo la mujer: «¿Qué clase de estúpido eres? Todas esas cartas hablan de mí y del deseo que tienes de mí. Pues bien, ahora me tienes junto a ti y no haces más que leer tus estúpidas cartas».

«Ahora me tienes junto a ti», dijo Dios a su ferviente devoto, «y no haces más que darle vueltas a tu cabeza pensando en mí, hablar acerca de mí con tu lengua y leer lo que dicen de mí tus libros. ¿Cuándo te vas a callar y me vas a probar?».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

jueves, 9 de junio de 2022

¿QUIÉN SOY YO?


Este es un cuento de Attar de Neishapur.

El amante llamó a la puerta de su amada. «¿Quién es?», preguntó la amada desde dentro. «Soy yo», dijo el amante. «Entonces márchate. En esta casa no cabemos tú y yo».

El rechazado amante se fue al desierto, donde estuvo meditando durante meses, considerando las palabras de la amada. Por fin regresó y volvió a llamar a la puerta.

¿Quién es?».

«Soy tú».

Y la puerta se abrió inmediatamente.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

lunes, 6 de junio de 2022

LA MUÑECA DE SAL


Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar.

Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto bahía visto hasta entonces.

«¿Quién eres tú?», le preguntó al mar la muñeca de sal.

Con una sonrisa, el mar le respondió: «Entra y compruébalo tú misma».

Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella.

Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: «¡Ahora ya sé quién soy!».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 29 de mayo de 2022

EL PATITO


El santón sufí Shams-e Tabrizi cuenta acerca de sí mismo la siguiente historia:

Desde que era niño se me ha considerado un inadaptado. Nadie parecía entenderme. Mi propio padre me dijo en cierta ocasión: «No estás lo suficientemente loco como para encerrarte en un manicomio ni eres lo bastante introvertido como para meterte en un monasterio. No sé qué hacer contigo».

Yo le respondí: «Una vez pusieron un huevo de pata a que lo incubara una gallina. Cuando rompió el cascarón, el patito se puso a caminar junto a la gallina madre, hasta que llegaron a un estanque. El patito se fue derecho al agua, mientras la gallina se quedaba en la orilla cloqueando angustiadamente. Pues bien, querido padre, yo me he metido en el océano y he encontrado en él mi hogar. Pero tú no puedes echarme la culpa de haberte quedado en la orilla».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 22 de mayo de 2022

EL ÁGUILA REAL


Un hombre se encontró un huevo de águila. Se lo llevó y lo colocó en el nido de una gallina de corral. El aguilucho fue incubado y creció con la nidada de pollos.

Durante toda su vida, el águila hizo lo mismo que hacían los pollos, pensando que era un pollo. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piando y cacareando. Incluso sacudía las alas y volaba unos metros por el aire, al igual que los pollos. Después de todo, ¿no es así como vuelan los pollos?

Pasaron los años y el águila se hizo vieja. Un día divisó muy por encima de ella, en el límpido cielo, una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosamente por entre las corrientes de aire, moviendo apenas sus poderosas alas doradas.

La vieja águila miraba asombrada hacia arriba «¿Qué es eso?», preguntó a una gallina que estaba junto a ella.

«Es el águila, el rey de las aves», respondió la gallina. «Pero no pienses en ello. Tú y yo somos diferentes de él».

De manera que el águila no volvió a pensar en ello. Y murió creyendo que era una gallina de corral.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

viernes, 20 de mayo de 2022

LOS HIJOS MUERTOS EN SUEÑOS



Un humilde pescador y su mujer tuvieron un hijo al cabo de muchos años de matrimonio. El niño era el orgullo y la alegría de sus padres. Pero un buen día cayó gravemente enfermo. Los padres gastaron una fortuna en médicos y en medicinas.

Pero el niño murió.

La madre quedó absolutamente destrozada por la pena. El padre, por el contrario, no derramó una sola lágrima.

Cuando, después del funeral, la mujer reprochó al marido su total falta de aflicción, el pescador le dijo: «Déjame que te diga por qué no he llorado. Verás: la otra noche soñé que era un rey, padre orgulloso de ocho hijos. ¡Qué feliz era…!

Pero entonces desperté.

Y ahora estoy enormemente desconcertado. No sé si debo llorar por aquellos ocho hijos o por este otro»



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

lunes, 16 de mayo de 2022

MUY BIEN, MUY BIEN…


En una aldea de pescadores, una muchacha soltera tuvo un hijo y, tras ser vapuleada, al fin reveló quién era el padre de la criatura: el maestro Zen, que se hallaba meditando todo el día en el templo situado en las afueras de la aldea.

Los padres de la muchacha y un numeroso grupo de vecinos se dirigieron al templo, interrumpieron bruscamente la meditación del Maestro, censuraron su hipocresía y le dijeron que, puesto que él era el padre de la criatura, tenía que hacer frente a su mantenimiento y educación. El Maestro respondió únicamente: «Muy bien, muy bien…».

Cuando se marcharon, recogió del suelo al niño y llegó a un acuerdo económico con una mujer de la aldea para que se ocupara de la criatura, la vistiera y la alimentara.

La reputación del Maestro quedó por los suelos. Ya no se le acercaba nadie a recibir instrucción.

Al cabo de un año de producirse esta situación, la muchacha que había tenido el niño ya no pudo aguantar más y acabó confesando que había mentido. El padre de la criatura era un joven que vivía en la casa de al lado.

Los padres de la muchacha y todos los habitantes de la aldea quedaron avergonzados. Entonces acudieron al Maestro, a pedirle perdón y a solicitar que les devolviera el niño. Así lo hizo el Maestro. Y todo lo que dijo fue: «Muy bien, muy bien…».

¡El hombre despierto!

¿Perder la reputación…? No difiere demasiado de perder aquel contrato que uno estaba a punto de firmar en sueños.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...