Para los samuráis japoneses, el centro de nuestros nervios más sensibles y nuestra conexión con la vida era el estómago, las vísceras; ése era también el centro de nuestra conexión con la muerte, y ellos meditaban en esa sensación lo más posible, para crear una conciencia física de la muerte. Más allá de esto, también podemos sentir algo similar en los huesos cuando nos fatigamos. A menudo percibimos esa misma sensación física antes de caer dormidos: sentimos por unos segundos que pasamos de una forma de conciencia a otra, y ese deslizamiento tiene el sabor de la muerte. No hay nada que temer en esto; de hecho, si seguimos esa dirección, disminuiremos en gran medida nuestra ansiedad crónica.
Ley cotidiana: También podemos usar nuestra imaginación para esto, visualizando el día que nos llegue la muerte, dónde podría ser, cómo podría venir. Debemos hacer esto tan vívido como sea posible. Podría ser mañana.
Las leyes de la naturaleza humana, 18: Medita en nuestra mortalidad común. La ley de la negación de la muerte.
***Las leyes para todos los días: Meditaciones sobre poder, seducción, maestría, estrategia y naturaleza humana. Robert Greene.