lunes, 7 de marzo de 2016

ORACIÓN


Se debería desaprender la oración; debería ser algo espontáneo.

Hay muchas personas que rezan en las iglesias, en los templos, y no sucede nada... nada va a suceder. Pueden seguir rezando durante vidas enteras que nada va a suceder, porque la plegaria no es espontánea. La están dirigiendo; pasa por la mente. Son demasiado sabios, y para que una oración funcione debes ser tonto.

Es una tontería... puede que incluso te sienta incómodo por hablar con Dios.

domingo, 6 de marzo de 2016

LA MENTE LÍQUIDA


¿Quién no ha estado alguna vez con alguien que nunca toma partido por nada o que adopta alternativamente posiciones contradictorias sin intentar resolverlas o comprenderlas siquiera? Recuerdo que en cierta ocasión asistí a un seminario con el sociólogo Lipovetsky y, cuando le preguntaron si era de derechas o de izquierdas, respondió tranquilamente: «Depende del día: a veces soy de izquierdas y a veces soy de derechas.» Esa actitud sorprendió a gran parte del auditorio y también a mí. Asumir una actitud flexible no implica ser un barco sin rumbo en medio del océano. Andar a la deriva en cuestiones ideológicas o éticas, sin un camino claro por donde transitar, puede resultar altamente contraproducente para el sujeto e incluso para la sociedad. Imaginemos que un ministro de Economía dijera: «Según mi estado de ánimo a veces soy republicano y a veces demócrata.» ¿Su ministerio tendría éxito? Muy probablemente no. Su política económica sería un fenómeno indescifrable y vaporoso y las protestas irían en aumento.

No digo que haya que resolver siempre y a cualquier precio todas las dudas y conflictos en los cuales estamos enfrascados, pero tampoco debemos quedar atrapados necesariamente en ellos y eliminar por arte de magia cualquier proceso de toma de decisión en aras de una comodidad intelectual o emocional. Ciertas contradicciones son insostenibles per se, por ejemplo: un ateo / creyente, un psicópata / defensor de los derechos humanos o un verdugo / amable.

Una de las cuestiones básicas que definen la flexibilidad es precisamente el proceso de búsqueda de información sin temor al cambio. La gente flexible no carece de opiniones; las tiene, pero no son intocables. Es decir, la flexibilidad psicológica se mueve entre el dogmatismo tenebroso de las mentes oscuras y la indolencia haragana de las mentes etéreas. El término medio son las convicciones racionales y razonadas: «Tengo ideas, puedo sustentarlas de manera racional y estoy dispuesto a oír seriamente otros puntos de vista.»

CRÍTICAS/OPINIONES


sábado, 5 de marzo de 2016

EL MIEDO Y LA VALENTÍA


LA TORTUGA Y LAS DOS GARZAS


En aquel tiempo, en la provincia de Hu-Nan, en el sureste de la China, a la orilla de un lago tranquilo, tres amigas vivían en paz. Eran dos grandes aves vestidas de blanco y gris, de pico sólido, alas inmensas como velas y cuello largo y flexible, dos garzas cenicientas (Area cinera), llamadas Ching y Chang, y una señora tortuga de edad avanzada, Pi-Huan. La tortuga tenía un carácter difícil: era rencorosa, susceptible y gruñona, pero guardaba la casa cuando las nobles aves se iban a pescar lejos. A su regreso la encontraban allí, fiel. Y a pesar de su cabeza un poco maciza, su lomo estriado, su manera de retirarse refunfuñando bajo su caparazón, la querían... como se ama un paisaje familiar, un punto de anclaje en las aguas móviles, en los cielos cambiantes. 

Un día, al atardecer, mientras la señora Pi-Huan, con la cabeza hundida en el cuello, como solía, estaba atareada preparando la cena, Ching, que estaba posada en la rama de un árbol y se alisaba las plumas, observó: 

-Tengo la impresión de que las aguas de nuestro «lago de la Tranquilidad» descienden de forma alarmante. 

-Todos los veranos descienden -masculló Pi- Huan. 

-Cuanta menos agua hay, más fácil es la pesca -dijo Chang, y se rió con despreocupación: «Kreeee ... ik, kreeee... ik.». 

-Hum -dijo Ching-, la verdad es que estoy preocupada ... 

La señora tortuga encogió sus hombros macizos y Chang siguió rascándose con delicia el hueco de las alas con su pico todavía rosado. 

Y la noche, en el cielo anaranjado de China, cayó bruscamente. Las tres amigas se durmieron en un último resplandor. 

El verano transcurría y no caía ni una gota de agua. La sequía era terrible. El nivel de los ríos bajaba, los campos de algodón y de arroz ya no se regaban. El pequeño lago apacible dejaba al descubierto su fondo fangoso. Se anunciaba un período de hambre. Una noche las tres amigas celebraron consejo: 

-Debemos partir hacia el norte -declaró Ching-, toda la región hasta Cantón es víctima de la sequía, debemos marcharnos de aquí mañana mismo. 
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