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jueves, 13 de octubre de 2022

LOS SUEÑOS DEL REY



Había un monarca en un floreciente y prospero reino del norte 
de la India.

Era rico y poderoso. Su padre la había enseñado a ser magnánimo y generoso, y antes de fallecer le había dicho:

- Hijo, cualquiera puede, por destino o por azar, tener mucho, pero lo importante no es tenerlo, sino saberlo dar y compartir. No hay peor cualidad que la avaricia. Se siempre generoso. Tienes mucho, así que da mucho a los otros.

Durante muchos años, tras la muerte de su padre, el rey se mostró generoso y esplendido.

Pero a partir de un día, poco a poco, se fue tornando avaro y no solo empezó a no compartir nada con los otros, sino que comenzó incluso a negarse hasta las necesidades básicas a si mismo.

Realmente se comportaba como un pordiosero.

Su asistente personal, que también lo había sido de su padre, estaba tan preocupado que mando llamar a un rishi (sabio) que vivía en una cueva en las altas montañas del Himalaya.

-Es increíble - se lamento el asistente ante el rishi -.

-Es uno de los reyes mas ricos y se comporta como un pordiosero.

-Te estaríamos todos muy agradecidos si pudieras descubrir la razón.

El asistente le pidió al rey que recibiera al rishi.

El monarca convino:

-De acuerdo, siempre que no vaya a solicitarme nada, -Porque soy tan pobre!

El rishi y el monarca se encerraron en una de las cámaras del palacio.

El rey iba vestido con harapos, sucio y maloliente, en contraste con el palacio esplendoroso en que habitaba.

Incluso iba descalzo y ni siquiera lucia ningún adorno real.

- Estoy arruinado - se quejo el rey.

- Pero, señor, eres rico y poderoso - replico el rishi.

- No me vengas con zarandajas - dijo el monarca - . Nada puedes sacarme, porque nada tengo. Incluso cuando esos harapos se terminen de arruinar, ¿con que cubriré mi cuerpo?

Y el rey se puso a llorar sin poder impedirlo.

Entonces el rishi entorno los ojos, concentro su mente y, como un punto de luz, se coló en el cerebro del monarca.

Allí vio el sueño que tenia el rey noche tras noche: soñaba que era un mendigo, el mas misérrimo de los mendigos.

Y de ese modo, aunque era un rey rico y poderoso, se comportaba como un pordiosero. Logro en días sucesivos enseñar al rey a que dominara sus pensamientos y cambiara la actitud de su mente.

El monarca volvió a ser generoso, pero no consiguió que el rishi aceptara ningún obsequio.

El maestro dice: Tal es el poder del pensamiento.

Así como piensas, así eres.

Conquista el pensamiento y te habrás conquistado a ti mismo.




Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

domingo, 9 de octubre de 2022

ENCUENTRO


Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se trata de un 
encuentro santo.

Tal como lo consideres a él, así te considerarás a tí mismo.

Tal como lo trates, así te tratarás a ti mismo.

Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo.

Nunca te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti mismo o bien te pierdes a ti mismo.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

martes, 6 de septiembre de 2022

El AMO Y EL CRIADO


Tenía un criado mucho que sufrir con el carácter original de su 
amo. Volvió un día este señor a casa de muy mal humor, se sentó a la mesa para comer; pero hallando la sopa fría, y cediendo a la cólera, cogió el plato y lo arrojó por la ventana. Ocurrióle entonces al criado ir echando tras la sopa la carne que había puesto en la mesa, luego el pan, el vino y en fin los manteles.

-¿Qué haces, temerario? -dijo el amo irritado, levantándose furioso.

-Perdóneme usted, señor -respondió con seriedad el criado-, si no he comprendido bien su intención. He creído que usted quería comer hoy en el patio. ¡El aire es tan apacible!, ¡el cielo está tan sereno! Mire usted el manzano ¡cuan hermoso está en flor y con qué gusto buscan las abejas su alimento en él!

El amo reconoció su falta, corrigióse de ella, y dio gracias interiormente al criado por la lección que acababa de darle.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

jueves, 1 de septiembre de 2022

ESTO ME PERTENECE


Una anciana falleció y fue llevada por los ángeles ante el 
Tribunal.

Pero al examinar su historial, el Juez descubrió que aquella mujer no había realizado un solo acto de caridad, a excepción de cierta ocasión en que había dado una zanahoria a un mendigo famélico.

Sin embargo, es tan grande el valor de un simple acto de amor que se decretó que la mujer fuera llevada al cielo por el poder de aquella zanahoria.

Se llevó la zanahoria al tribunal y le fue entregada a la mujer.

En el momento en que ella tomó en su mano la zanahoria, ésta empezó a subir como si una cuerda invisible tirara de ella, llevándose consigo a la mujer hacia el cielo.

Entonces apareció un mendigo, el cual se agarró a la orla del vestido de la mujer y fue elevado junto con ella; una tercera persona se agarró al pié del mendigo y también se vio transportado.

Pronto se formó una larga hilera de personas que eran llevadas al cielo por aquella zanahoria. Y, por extraño que pueda parecer, la mujer no sentía el peso de todas aquellas personas que ascendían con ella; y además, como ella no dejaba de mirar al cielo, ni siquiera las veía.

Siguieron subiendo y subiendo, hasta llegar prácticamente a las puertas del cielo. Entonces la mujer miró hacia abajo, para echar una última ojeada a la tierra, y vio toda aquella hilera de personas detrás de ella.

Aquello la indignó y, haciendo un imperioso ademán con su mano, gritó:

¡Fuera! ¡Fuera todos de ahí!

¡Esta zanahoria es mía!.

Pero, al hacer aquel imperioso gesto, soltó la zanahoria por un momento... y se precipitó con todos hacia abajo.

Hay un solo motivo de todos los males de la Tierra: y es pensar: ¡Esto me pertenece!



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

lunes, 22 de agosto de 2022

LA PRUEBA DEL MAESTRO


Soy pobre y débil, dijo un día un maestro a sus discípulos, 
pero vosotros sois jóvenes, y yo os enseño: es deber vuestro, por lo tanto, conseguir el dinero que vuestro viejo maestro necesita para vivir.

¿Cómo podemos hacer eso?- preguntaron los discípulos-.

Las gentes de esta ciudad son tan poco generosas que sería inútil pedirles ayuda.

Hijos míos- contestó el maestro-, existe un modo de conseguir dinero, no pidiéndolo, sino cogiéndolo. No sería pecado para nosotros robar, pues merecemos más que otros el dinero. Pero, ¡ay!, yo soy demasiado viejo y débil para hacerlo.

Nosotros somos jóvenes- dijeron los discípulos- y podemos hacerlo. No hay nada que no hiciéramos por vos, querido maestro. Decidnos sólo cómo hacerlo y nosotros obedeceremos.

Sois jóvenes- dijo el maestro- y es poca cosa para vosotros el apoderaros de la bolsa de algún hombre rico. Así es cómo debéis hacerlo: escoged algún lugar tranquilo donde nadie os vea, y luego agarrad a un transeúnte y coger su dinero, pero no lo lastiméis.

Vamos inmediatamente, dijeron los discípulos, excepto uno, que había callado, con la mirada baja.

El maestro miró a ese joven discípulo y dijo:

-Mis otros discípulos son valientes y están deseosos de ayudarme, pero a ti poco te preocupa el sufrimiento de tu maestro.

-Perdonadme, maestro- contestó-, pero el plan que nos habéis explicado me parece irrealizable; éste es el motivo de mi silencio.

-¿Por qué es irrealizable?- preguntó el maestro.

-Porque no existe lugar alguno en el que no haya nadie que nos vea- contestó el discípulo-; incluso cuando estoy solo mi Yo me observa. Antes cogería una escudilla e iría a mendigar que permitir que mi Yo me vea robar.

A estas palabras, el rostro del maestro se iluminó de gozo.

Estrechó al joven discípulo entre sus brazos y le dijo: Me doy por dichoso si uno solo de mis discípulos ha comprendido mis palabras .

Sus otros discípulos, viendo que su maestro había querido ponerlos a prueba, bajaron la cabeza avergonzados.

Y desde aquel día, siempre que un pensamiento indigno les venía a la mente, recordaban las palabras de su compañero:

Mi yo me ve.

Y así se convirtieron en grandes hombres, y todos ellos vivieron felices por siempre jamás.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

viernes, 19 de agosto de 2022

SABIDURÍA


En el Techo del Mundo, o sea en el Tíbet, un peregrino, con 
motivo de una larga peregrinación a uno de los santuarios más sagrados, encontró tres cráneos.

La noticia se extendió por todas partes y llegó hasta el rey.

Los tres cráneos se habían encontrado juntos y nadie sabía de su procedencia. El rey sintió gran curiosidad por el suceso y ordenó que le trajeran los cráneos. Los colocó ante sí, los observó y se preguntó: «¿A quiénes pertenecerían estos cráneos? ¿Qué clase de personas serían sus propietarios?» Y quedó pensativo y se dijo: « Me gustaría saber cual de las tres personas era la más bondadosa».

El monarca era un hombre joven, que valoraba la benevolencia en los seres humanos. Aquellos cráneos le intrigaban. ¿Cómo investigar algo sobre ellos? Entonces le hablaron de un lama médico forense.

Hacedle venir ordenó el rey. Quiero ver a ese lama médico lo antes posible.

Unos días después, procedente de su monasterio en remotas tierras del País de las Nieves, llegó el lama médico.

Tengo conocimiento de que eres no sólo un piadoso lama, sino un gran forense. No te voy a entregar una tarea fácil, pero confío en ti. Mira estos tres cráneos. Los encontró un peregrino en una de sus peregrinaciones.

Estaban juntos y yo no he podido dejar de preguntarme cuál de ellos pertenecía a la mejor persona entre las tres.

¿Podrás averiguarlo?

Necesito unos días, majestad dijo el lama serenamente.

En ese tiempo espero poder traeros una respuesta que os satisfaga.

También yo lo espero concluyó el rey.

El lama médico se llevó los cráneos con él. Durante unos días se encerró en la celda de un monasterio a investigar minuciosamente sobre los mismos. En principio no era una tarea sencilla.

Unos días después, el lama médico acudió a visitar al monarca. El rey no podía disimular su impaciencia.

¿Has descubierto algo?

Sí, señor, tengo la respuesta.

Colocó los tres cráneos sobre una mesa y señaló uno de ellos.

Éste, seguro, era el cráneo de la persona más bondadosa.

¿Seguro? preguntó escéptico el rey -Quiero una explicación convincente.

El lama médico se expresó así:

Cogí uno de los cráneos y pasé un alambre por uno de los oídos y observé que el alambre salía directamente por el otro oído. Sin duda se trataba de una persona a la que lo escuchado a los demás le entraba por un oído y le salía por el otro.

El médico retiró ese cráneo y añadió: Mirad, majestad, este otro cráneo. Lo investigué afondo. Introduje un alambre por el oído y el mismo salió directamente por la boca. Era el cráneo de una persona que, indiscretamente, contaba en el acto todo lo que había escuchado.

El monarca no pudo reprimir la risa. Luego se puso serio y dijo:

¿Y el tercer cráneo?

El lama médico tomó entre sus manos el tercer cráneo y añadió:

Señor, este cráneo es el que pertenecía a la persona más bondadosa. ¿Por qué? Os lo explicaré. Recurrí de nuevo a la prueba del alambre.

Inserté el alambre por uno de los oídos y éste apareció por el corazón. Así se evidencia que esta persona escuchaba con amor a los demás y sabía guardar sus secretos. No era solamente la más bondadosa, sino también la más sabia y prudente.

El monarca, muy complacido, dijo:

Si eres tan buen lama como forense, no dudo de que alcanzarás la iluminación.

El lama médico no quiso ninguna recompensa.

En una humilde mulilla regresó a su monasterio.

MORALEJA: LA BONDAD IMPREGNA PENSAMIENTOS, PALABRAS Y OBRAS.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

martes, 9 de agosto de 2022

LA RANA Y EL ESCORPIÓN


Cierta vez, un escorpión le pidió a una rana que lo llevara 
sobre su lomo hasta el otro lado de un arroyo.

—Si lo hago, me clavarás tu aguijón —dijo la rana atemorizada.

—Te aseguro que no —repuso el escorpión—. Si me cruzas al otro lado, te daré lo que más desees.

No del todo convencida, la rana aceptó el trato y comenzaron la travesía. Pero en el medio del arroyo, el escorpión clavó su aguijón en el lomo de la rana. Mientras ambos se hundían, la rana alcanzó a exclamar:

—¡Ahora, los dos moriremos! ¿Por qué has hecho esto?

Y el escorpión contestó:

—Está en mi naturaleza.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

martes, 2 de agosto de 2022

EL MONO QUE SALVÓ A UN PEZ


—¿Qué demonios estás haciendo —le pregunté al mono 
cuando lo vi sacar un pez del agua y colocarlo en la rama de un árbol.

—Estoy salvándolo de morir ahogado —me contestó el mono.

Si nos ponemos a reflexionar sobre este pequeñísimo relato, seguramente encontraremos que nos habla acerca de las consecuencias de nuestras "buenas intenciones". Pero en un sentido más profundo, también podría indicarnos que es necesario comprender y respetar el hecho de que cada uno debe vivir según las reglas de su propia naturaleza.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

sábado, 16 de julio de 2022

LA TAZA DE TÉ


Cierta vez, el sabio Nan-in recibió a un vanidoso profesor 
universitario que lo visitaba para conocer sus enseñanzas.

Nan-in le sirvió té. Llenó la taza de su visitante y cuando la misma rebalsó, siguió vertiendo la infusión.

El profesor se quedó mirando cómo el líquido se derramaba y pensando que el sabio era un tonto. Finalmente no pudo contenerse:

—Está colmada —exclamó—. ¡Ya no cabe más!

—Como esta taza —dijo Nan-in—, usted está lleno de sus propias opiniones y prejuicios. ¿Cómo puedo mostrarle la verdadera sabiduría a menos que vacíe su taza antes?



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

jueves, 7 de julio de 2022

EL LADRÓN Y LA LUNA


Un hombre sabio vivía en una cabaña al pie de una montaña.

Cierta noche, un ladrón entró en la choza, sólo para descubrir que allí no había nada que robar. El sabio volvió entonces y lo sorprendió.

—Tal vez hayas hecho un largo camino para visitarme —le dijo al ladrón— y no debes irte con las manos vacías. Por favor, acepta mi ropa como regalo.

El ladrón quedó desconcertado, tomó la ropa y se fue sin decir nada. El sabio, desnudo, se sentó a mirar la luna.

—Pobre hombre —pensó—. Ojalá pudiera darle esta hermosa luna.




Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

martes, 5 de julio de 2022

SIDHARTA Y EL CISNE


Hace mucho tiempo, en India, vivían un rey y una reina.

Un día la reina tuvo un bebé. Lo llamaron Príncipe Siddhartha. El rey y la reina estaban muy felices.

Ellos invitaron a un sabio anciano para que fuera al reino a predecir la fortuna del niño.

―Por favor, dinos: dijo la reina al sabio anciano.
―¿Qué llegará a ser nuestro hijo?
―Vuestro hijo será un niño especial, le dijo, "Un día llegará a ser un gran rey."
―¡Viva! dijo el rey. ―Será un rey como yo. 
―Pero, dijo el sabio, cuando el niño crezca, podría abandonar el palacio porque querrá ayudar a la gente.
El no hará semejante cosa! grito el rey mientras le arrebataba al niño.
!El será un gran rey!

El príncipe Siddharatha creció en el palacio.

Todo el tiempo el rey lo observaba.

Se aseguro de que su hijo tuviera lo mejor de todo.

Quería que Siddhartha disfrutara la vida de un príncipe.

Quería que se convirtiera en rey

Cuando el Príncipe tuvo siete años su padre lo mando a buscar.

Siddhartha,. le dijo, "Un día serás rey, ya es tiempo de que comiences a prepararte. Hay muchas cosas que tienes que aprender. Aquí están los mejores profesores de la tierra. Ellos te ensenaran todo lo que necesitas saber."

Daré lo mejor de mi, padre,. contesto el príncipe.

Cuando el Príncipe Siddhartha terminaba sus lecciones, le gustaba jugar en los jardines de palacio. Allí vivía toda suerte de animales: ardillas, conejos, pájaros y venados. A Siddhartha le gustaba observarlos. Podía sentarse a mirarlos tan quieto que a ellos no les daba miedo acercarse hasta el. A Siddhartha le gustaba jugar cerca del lago. Cada año, una pareja de hermosísimos cisnes blancos venia a anidar allí.

El los miraba detrás de los juncos. Quería saber cuantos huevos había en el nido. Le gustaba ver a los pichones aprender a nadar.

Una tarde Siddhartha estaba por el lago. Repentinamente escucho un sonido sobre él. Miro hacia arriba. Tres hermosos cisnes volaban sobre su cabeza. 

Mas cisnes,. pensó Siddhartha, "espero que se posen en nuestro lago." Pero justo en ese momento uno de los cisnes cayo del cielo.
!Oh, no!. grito Siddhartha, mientras corría hacia donde cayo el cisne.
―¿Qué ocurrió? Hay una flecha en tu ala, dijo. ―Alguien te ha herido. Siddhartha le hablaba muy suavemente, para que no sintiera miedo. Comenzó a acariciarlo con dulzura. Muy delicadamente le sacó la flecha. Se quitó la camisa y arropó cuidadosamente al cisne.
―Estarás bien enseguida, le dijo.
―Te veré luego.

Justo, en ese momento, llegó corriendo su primo Devadatta.

―Ese es mi cisne, gritó.
―Yo le pegué, dámelo.
―No te pertenece, dijo Siddhartha, es un cisne silvestre.
―Yo le fleché, así que es mío. Dámelo ya.
―No, dijo Siddhartha.
―Está herida y hay que ayudarla.

Los dos muchachos comenzaron a discutir. 

―Para, dijo Siddhartha. 
―En nuestro reino, si la gente no puede llegar a un acuerdo, pide ayuda al rey. Vamos a buscarlo ahora. Los dos niños salieron en busca del rey. 

Cuando llegaron todos estaban ocupados.
―¿Qué hacen ustedes dos aquí? preguntó uno de los ministros del rey. ¿No ven lo ocupados que estamos? Vayan a jugar a otro lugar. 
―No hemos venido a jugar, hemos venido a pedirles ayuda. Dijo Siddhartha.
―!Esperen! llamó el rey al escuchar esto. 
―No los corran. Están en su derecho de consultarnos. Se sentía complacido de que Siddhartha supiera cómo actuar. 
―Deja que los muchachos cuenten su historia, dijo.
―Escucharemos y daremos nuestro juicio. Primero Devadatta contó su versión.
―Yo herí al cisne, me pertenece. Dijo. Los ministros asintieron con la cabeza. Esa era la ley del reino. Un animal o pájaro pertenecía a la persona que lo hería. Entonces Siddhartha contó su parte.
―El cisne no está muerto. Argumentó. Está herido pero todavía vive.

Siddhartha cuidó del cisne hasta que estuvo bien otra vez. Un día, cuando su ala sanó, lo llevó al río.
―Es hora de separarnos, dijo Siddhartha.

Siddhartha y Devadatta miraron como el cisne nadó hacia las aguas profundas. En ese momento escucharon un sonido de alas sobre ellos.
―Mira, dijo Devadatta, los otros han regresado por ella.

El cisne voló alto en el aire y se unió a sus amigos. Entonces todos volaron sobre el lago por una última vez.
―Están dando las gracias, dijo Siddhartha, mientras los cisnes se perdían hacia las montañas del norte.



Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

lunes, 4 de julio de 2022

CUENTO BREVE. EL SIGNIFICADO DE LOS CUENTOS


Los discípulos le preguntaron al maestro

—¿Por qué siempre nos cuentas cuentos pero nunca nos explicas su significado?

Y el maestro les respondió:

—¿Les gustaría que alguien les ofreciera fruta y la masticara antes de dársela?»

Este relato budista pertenece a una vasta tradición de cuentos breves, a menudo muy antiguos y que han sido utilizados para transmitir ciertas enseñanzas que se podrían inscribir en el orden de la sabiduría. Aún hoy, son cuentos que nos producen un resplandor interno al ser leídos o escuchados. 

Cuentos que nos dejan pensando. Cuentos que, a veces, recordamos en situaciones difíciles y pueden alumbrarnos algún camino diferente. Cuentos que sobreviven en el tiempo y ha llegado hasta nosotros por vía oral o por recopilaciones escritas.




Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet

sábado, 2 de julio de 2022

¿SABES QUE ES EL KARMA?


Karma es el origen de la existencia física y el astuto invento de 
la naturaleza para mantener esta existencia. La ley del karma hace que se nos pague 'ojo por ojo y diente por diente' en forma de alegría o sufrimiento. Es el látigo aguijoneante en las manos ocultas de la naturaleza.

La mente contrae karma, coloca una cubierta sobre el alma y gobierna al cuerpo a través de los órganos y los sentidos.

Aunque es el alma la que imparte fuerza a la mente, esta última, por el contrario, ha logrado soberanía y está gobernando al alma.

El control sobre la mente es entonces el primer paso hacia la espiritualidad.

Victoria sobre la mente es victoria sobre el mundo.

Aun los yoguis y místicos realizados que pueden trascender a altas regiones espirituales, no dejan de ser tocados por la mano del karma.

Los Santos clasifican los karmas en tres grupos diferentes, como sigue:

1. Sanchit (almacenados):

Acciones buenas o malas que están registradas en nuestra cuenta como ganadas y contraídas en todos los cuerpos anteriores del orden de la Creación, contando desde el día de la primera aparición de vida en la tierra. Pero, ¡ay!, el ser humano no sabe nada de ellos y de su magnitud. 

2. Prarabdha (destino):

Karmas que forman el resultado y efecto de acciones del pasado, que han dado al ser humano el cuerpo actual y que tienen que ser pagados en esta misma vida.

Las reacciones de estos karmas vienen a nosotros inesperada e imperceptiblemente y por tanto, no tenemos control alguno sobre ellos. Ya sea bueno o malo, tenemos que tolerar y soportar este karma, riendo o llorando, como mejor nos convenga.

3. Kriyaman (cuenta de nuestras acciones en el cuerpo actual):

Este es diferente de los dos grupos arriba mencionados, ya que aquí el ser humano es libre de hacer exactamente lo que le plazca, dentro de ciertos límites. Sabiéndolo o no sabiéndolo, las acciones ejecutadas y que quedan bajo esta clasificación, dan su fruto. El resultado de algunos de estos karmas los cosechamos antes de morir y el resto es transferido a la bodega Sanchit.

El karma es la causa del renacimiento y cada nacimiento, a su vez, es seguido de la muerte. Así, continúa el ciclo de goces y de sufrimientos, los cuales son los compañeros del nacimiento y de la muerte.

“Así como piensas, en eso te conviertes”

Es una ley inalterable de la naturaleza por la cual este universo existe. Ninguna cantidad de integridad o de genio puede absolver al ser humano mientras haya el más ínfimo trazo de karma.

La ignorancia de la ley no es excusa; y aunque bajo circunstancias especiales puede haber alguna concesión o relajamiento en las leyes hechas por el hombre, no existe esa concesión en las leyes de la Naturaleza. La oración, confesión y sacrificio pueden dar alivio temporal a la mente, pero no pueden aniquilar el karma. Todo el karma debe ser eliminado totalmente antes de poder obtener la salvación permanente.

El ser humano es el hacedor de su propio destino.

Aunque no podemos alterar el pasado, sin embargo, podemos forjar el futuro lo mejor que podamos. ―Hasta aquí y no más, es el límite que el Maestro traza para cada uno de nosotros y por ninguna razón debe ser transgredido.




Extracto del libro:
Recopilaciones "Cuentos y Fábulas del Buda"
Sri Deva Fénix
Fotografía de internet
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