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jueves, 8 de junio de 2023

¡QUIÉN PUDIERA ROBAR LA LUNA…!


El maestro Zen, Ryokan, llevaba una vida sencillísima en una pequeña cabaña al pie de la montaña. Una noche, estando fuera el maestro, irrumpió un ladrón en la cabaña y se llevó un chasco al descubrir que no había allí nada que robar.

Cuando regresó Ryokan, sorprendió al ladrón. «Te has tomado muchas molestias para visitarme», le dijo al ratero.

«No deberías marcharte con las manos vacías. Por favor, llévate como regalo mis vestidos y mi manta».

Completamente desconcertado, el ladrón tomó las ropas y se largó.

Ryokan se sentó desnudo y se puso a mirar la luna. «Pobre hombre», pensó para sí mismo, «me habría gustado poder regalarle la maravillosa luz de la luna».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 19 de marzo de 2023

EL CIELO Y EL CUERVO


Un cuento del Bhagawat Purana:

Una vez volaba un cuervo por el cielo llevando en su pico un trozo de carne. Otros veinte cuervos se pusieron a perseguirle y le atacaron sin piedad.

El cuervo tuvo que acabar por soltar su presa. Entonces, los que le perseguían le dejaron en paz y corrieron, graznando, en pos del trozo de carne.

Y se dijo el cuervo: «¡Qué tranquilidad…! Ahora todo el cielo me pertenece».

Decía un monje Zen:
«Cuando se incendió mi casa pude disfrutar por las noches de una visión sin obstáculos de la luna».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

jueves, 23 de febrero de 2023

HOFETZ CHAIM


En el siglo pasado, un turista de los Estados Unidos visitó al famoso rabino polaco Hofetz Chaim.

Y se quedó asombrado al ver que la casa del rabino consistía sencillamente en una habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una mesa y una banqueta.

«Rabino, ¿dónde están tus muebles?» preguntó el turista.

«¿Dónde están los tuyos?», replicó Hofetz.

«¿Los míos? Pero si yo solo soy un visitante… Estoy aquí de paso…», dijo el americano.

«Lo mismo que yo», dijo el rabino.

Cuando alguien comienza a vivir más y más profundamente, vive también más sencillamente.

Por desgracia, la vida sencilla no siempre conlleva profundidad.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 8 de enero de 2023

PARÁBOLA SOBRE LA VIDA MODERNA


Los animales se reunieron en asamblea y comenzaron a quejarse de que los humanos no hacían más que quitarles cosas.

«Se llevan mi leche», dijo la vaca. «Se llevan mis huevos», dijo la gallina. «Se llevan mi carne y mi tocino», dijo el cerdo. «Me persiguen para llevarse mi grasa», dijo la ballena.

Y así sucesivamente.

Por fin habló el caracol: «Yo tengo algo que les gustaría tener más que cualquier otra cosa. Algo que ciertamente me arrebatarían si pudieran: TIEMPO».

Tienes todo el tiempo del mundo. Solo hace falta que quieras tomártelo. ¿Qué te detiene?



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 31 de diciembre de 2022

LOS SIETE TARROS DE ORO


Al pasar un barbero bajo un árbol embrujado, oyó una voz que le decía: «¿Te gustaría tener los siete tarros de oro?». El barbero miró en torno suyo y no vio a nadie. Pero su codicia se había despertado y respondió anhelante: «Sí, me gustaría mucho». «Entonces ve a tu casa en seguida», dijo la voz, «y allí los encontrarás».

El barbero fue corriendo a su casa. Y en efecto: allí estaban los siete tarros, todos ellos llenos de oro, excepto uno que solo estaba medio lleno. Entonces el barbero no pudo soportar la idea de que un tarro no estuviera lleno del todo. Sintió un violento deseo de llenarlo; de lo contrario, no sería feliz.

Fundió todas las joyas de la familia en monedas de oro y las echó en el tarro. Pero este seguía igual que antes: medio lleno. ¡Aquello le exasperó! Se puso a ahorrar y a economizar como un loco, hasta el punto de hacer pasar hambre a su familia. Todo inútil. Por mucho oro que introdujera en el tarro, este seguía estando medio lleno.

De modo que un día pidió al Rey que le aumentara su sueldo. El sueldo le fue doblado y reanudó su lucha por llenar el tarro. Incluso llegó a mendigar. Y el tarro engullía cada moneda de oro que en él se introducía, pero seguía estando obstinadamente a medio llenar.

El Rey cayó en la cuenta del miserable y famélico aspecto del barbero. Y le preguntó: «¿Qué es lo que te ocurre? Cuando tu sueldo era menor, parecías tan feliz y satisfecho.

Y ahora que te ha sido doblado el sueldo, estás destrozado y abatido. ¿No será que tienes en tu poder los siete tarros de oro?».

El barbero quedó estupefacto: «¿Quién os lo ha contado, Majestad?», preguntó.

El Rey se rio. «Es que es obvio que tienes los síntomas de la persona a quien el fantasma ha ofrecido los siete tarros.

Una vez me los ofreció a mí y yo le pregunté si el oro podía ser gastado o era únicamente para ser, atesorado; y él se esfumó sin decir una palabra. Aquel oro no podía ser gastado. Lo único que ocasiona es el vehemente impulso de amontonar cada vez más. Anda, ve y devuélveselo al fantasma ahora mismo y volverás a ser feliz».




Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 17 de diciembre de 2022

EL PESCADOR SATISFECHO


El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.

«¿Por qué no has salido a pescar?», le preguntó el industrial.

«Porque ya he pescado bastante por hoy», respondió el pescador.

«¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?», insistió el industrial.

«¿Y qué iba a hacer con ello?», preguntó a su vez el pescador.

«Ganarías más dinero», fue la respuesta. «De ese modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas… y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico, como yo».

«¿Y qué haría entonces?», preguntó de nuevo el pescador.

«Podrías sentarte y disfrutar de la vida», respondió el industrial.

«¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?», respondió el satisfecho pescador.

Es más acertado conservar intacta la capacidad de disfrutar que ganar un montón de dinero.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 11 de diciembre de 2022

RICOS


El marido: «¿Sabes, querida? Voy a trabajar duro y algún día seremos ricos».

La mujer: «Ya somos ricos, querido. Nos tenemos el uno al otro. Tal vez algún día también tengamos dinero».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

viernes, 4 de noviembre de 2022

MÚSICA PARA SORDOS



Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo… hasta que un día oí la música. Entonces comprendí lo hermosa que era la danza.

Ahora veo la absurda conducta de los santos.

Pero sé que mi espíritu está muerto. De manera que suspendo mi juicio hasta que esté vivo. Tal vez entonces comprenda.

Veo también el disparatado comportamiento de los que aman. Pero sé que mi corazón está muerto.

De modo que, en lugar de juzgarlos, he comenzado a orar para que un día mí corazón llegue a vivir.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 29 de octubre de 2022

ORACIONES CONGRUENTES


 

GENTE «A RAYAS»


Por lo general dividimos a las personas en dos categorías: la de los santos y la de los pecadores. Pero se trata de una división absolutamente imaginaria. Por una parte, nadie sabe realmente quiénes son los santos y quiénes los pecadores; las apariencias engañan. Por otra, todos nosotros, santos y pecadores, somos pecadores.

En cierta ocasión, un predicador preguntó a un grupo de niños: «Si todas las buenas personas fueran blancas y todas las malas personas fueran negras, ¿de qué color seríais vosotros?».

La pequeña Mary Jane respondió «Yo, reverendo, tendría la piel a rayas».

Y así tendría también la piel el Reverendo, y los Mahatmas, y los Papas, y los santos canonizados.

Un hombre buscaba una buena iglesia a la que asistir y sucedió que un día entró en una iglesia en la que toda la gente y el propio sacerdote estaban leyendo el libro de oraciones y decían: «Hemos dejado de hacer cosas que deberíamos haber hecho, y hemos hecho cosas que deberíamos haber dejado de hacer».

El hombre se sentó con verdadero alivio en un banco y, tras suspirar profundamente, se dijo a sí mismo: «¡Gracias a Dios, al fin he encontrado a los míos!».

Los intentos de nuestras santas gentes por ocultar su piel rayada muchas veces no tienen éxito y siempre son fraudulentos.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

domingo, 23 de octubre de 2022

BAYAZID QUEBRANTA LA NORMA


Bayazid, el santo musulmán, actuaba a veces deliberadamente en contra de las formas y ritos externos del Islam.

Sucedió una vez que, volviendo de La Meca, se detuvo en la ciudad iraní de Rey. Los ciudadanos, que le veneraban, acudieron en tropel a darle la bienvenida y ocasionaron un gran revuelo en toda la ciudad. Bayazid, que estaba harto de tanta adulación, aguantó hasta llegar a la plaza del mercado. Una vez allí, compró una hogaza de pan y se puso a comerla a la vista de sus enfervorizados seguidores. Era un día de ayuno del mes de Ramadán, pero Bayazid consideró que su viaje justificaba plenamente la ruptura de la ley religiosa.

Pero no pensaban igual sus seguidores, que de tal modo se escandalizaron de su conducta que inmediatamente le abandonaron y se fueron a sus casas. Bayazid le dijo con satisfacción a uno de sus discípulos: «Fíjate cómo, en el momento en que he hecho algo contrario a lo que esperaban de mí, ha desaparecido la veneración que me profesaban».

Jesús escandalizó completamente a sus seguidores por parecidos motivos.

Las multitudes necesitan un santo a quien venerar, un gurú a quien consultar.

Existe un contrato tácito: Tú has de responder a nuestras expectativas y, a cambio, nosotros te ofrecemos nuestra veneración. ¡El juego de la santidad!



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 15 de octubre de 2022

LA TORTUGA


Era el «líder» de un grupo religioso. Una especie de gurú. Venerado, respetado y hasta amado. Pero se me quejaba de que había perdido el calor de la compañía humana. La gente le buscaba para obtener ayuda y consejo, pero no se le acercaba como a un ser humano. No se «relajaba» en su compañía.

¿Y cómo iban a hacerlo? Me fijé en él: era un hombre equilibrado, con perfecto dominio de sí, solemne, perfecto. Y le dije: «Tienes que hacer una difícil elección: ser una persona viva y atractiva o equilibrada y respetada. No puedes ser ambas cosas». Se alejó de mí con tristeza. Me dijo que su situación no le permitía ser una persona activa y vitalista, ser él mismo en definitiva. Tenía que desempeñar un papel y ser respetado.

Parece ser que Jesús fue un hombre vivo y libre, no una persona superequilibrada y respetada. Sabemos con certeza que sus palabras y su conducta chocaban a muchas personas respetables.

📗El emperador de China oyó hablar de la sabiduría de un eremita que vivía en las montañas del Norte y envió a él mensajeros para ofrecerle el cargo de Primer Ministro del reino.

Al cabo de muchos días de viaje, llegaron allá los mensajeros y encontraron al eremita medio desnudo, sentado sobre una roca y enfrascado en la pesca. Al principio dudaron de que pudiera ser aquel el hombre a quien en tan alto concepto tenía el emperador, pero, tras inquirir en la aldea cercana, se convencieron de que realmente se trataba de él. De modo que se presentaron en la ribera del río y le llamaron con sumo respeto.

El eremita caminó por el agua hasta la orilla, recibió los ricos presentes de los mensajeros y escuchó su extraña petición. Cuando, al fin, comprendió que el emperador le requería a él, al eremita, para ser Primer Ministro del reino, echó la cabeza atrás y estalló en carcajadas. Y una vez que consiguió refrenar sus risas, dijo a los desconcertados mensajeros: «¿Veis aquella tortuga, cómo mueve su cola en el estiércol?».

«Sí, venerable señor», respondieron los mensajeros.

«Pues bien, decidme: ¿es cierto que cada día se reúne la corte del emperador en la capilla real para rendir homenaje a una tortuga disecada que se halla encerrada encima del altar mayor, una tortuga divina cuyo caparazón está incrustado de diamantes, rubíes y otras piedras preciosas?».

«Sí, es cierto, honorable señor», dijeron los mensajeros.

«Pues bien, ¿pensáis que aquel pobre bicho que mueve su cola en el estiércol podría reemplazar a la divina tortuga?».

«No, venerable señor», respondieron los mensajeros.

«Entonces id a decir al emperador que tampoco yo puedo. Prefiero mil veces estar vivo entre estas montañas que muerto en su palacio. Porque nadie puede vivir en un palacio y estar vivo».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

lunes, 10 de octubre de 2022

EL LOTO


Mi amigo me tenía totalmente asombrado. Estaba decidido a demostrar a toda la vecindad lo santo que era. Incluso se había puesto un ropaje adecuado a dicho propósito. Yo siempre había creído que cuando un hombre es auténticamente santo, resulta evidente para los demás, sin necesidad de ayudarles a que lo vean. Pero mi amigo estaba determinado a proporcionar esta ayuda a sus vecinos. Llegó incluso a organizar un pequeño grupo de discípulos que demostraran ante todo el mundo esa pretendida santidad. Lo llamaban «dar testimonio».

Al pasar por el estanque, vi un loto en flor e instintivamente le dije: «¡Qué hermoso eres, querido loto! ¡Y qué hermoso debe de ser Dios, que te ha creado!».

El loto se ruborizó, porque jamás había tenido la menor conciencia de su gran hermosura. Pero le encantó que Dios fuera glorificado.

Era mucho más hermoso por el hecho de ser tan inconsciente de su belleza. Y me atraía irresistiblemente porque en modo alguno pretendía impresionarme.

* * *

En otro estanque situado un poco más allá pude ver cómo otro loto desplegaba sus pétalos ante mí con absoluto descaro y me decía: «Fíjate en mi belleza y glorifica a mi Hacedor».

Y me marché con mal sabor de boca.

Cuando trato de edificar, estoy tratando de impresionar a los demás. ¡Cuidado con el fariseo bienintencionado!



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 1 de octubre de 2022

LA FALTA DE MEMORIA DEL AMOR


«¿Por qué no dejas nunca de hablar de mis pasados errores?», le preguntó el marido a su mujer. «Yo pensaba que habías perdonado y olvidado».

«Y es cierto. He perdonado y olvidado», respondió la mujer. «Pero quiero estar segura de que tú no olvides que yo he perdonado y olvidado».

* * *

Un diálogo:

El discípulo: «¡No te acuerdes de mis pecados, Señor!».

El Señor: «¿Pecados? ¿Qué pecados? Como tú no me los recuerdes… Yo los he olvidado hace siglos».

El Amor no lleva cuenta de las ofensas.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

lunes, 26 de septiembre de 2022

AMPLIANDO LA SABIDURÍA


 

LA RELIGIÓN DE LA VIEJA DAMA


A una vieja dama de mentalidad muy religiosa, a la que no satisfacía ninguna de las religiones existentes, se le ocurrió fundar su propia religión.

Un periodista, que deseaba sinceramente comprender el punto de vista de dicha anciana, le preguntó un día: «¿De veras cree usted, como dice la gente, que nadie irá al cielo, a excepción de usted misma y de su criada?».

La vieja dama reflexionó unos instantes y respondió: «Bueno… de la pobre María no estoy tan segura».


Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

viernes, 23 de septiembre de 2022

EL HIJO MAYOR


El tema del sermón era el del hijo pródigo. El predicador hablaba con honda emoción del increíble amor del Padre. Pero ¿qué había de asombroso en el amor del Padre? Hay miles de padres humanos (y probablemente más madres aún) capaces de amar de semejante modo.

La parábola realmente pretendía ser una indirecta dirigida a los fariseos:

Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a El para oírle; y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este acoge a los pecadores y come con ellos». Entonces les dijo esta parábola…
(Lc 15, 1-2).

¡El protestón! ¡El fariseo! ¡El hijo mayor! Ahí está la finalidad de la parábola.

Estaba Dios un día paseando por el cielo cuando, para su sorpresa, se encontró con que todo el mundo se hallaba allí. Ni una sola alma había sido enviada al infierno. Esto le inquietó, porque ¿acaso no tenía obligación para consigo mismo de ser justo? Además, ¿para qué había sido creado el infierno, si no se iba a usar?

De modo que dijo al ángel Gabriel: «Reúne a todo el mundo ante mi trono y léeles los Diez Mandamientos».

Todo el mundo acudió y leyó Gabriel el primer mandamiento. Entonces dijo Dios: «Todo el que haya pecado contra este mandamiento deberá trasladarse al infierno inmediatamente». Algunas personas se separaron de la multitud y se fueron llenas de tristeza al infierno.

Lo mismo se hizo con el segundo mandamiento, con el tercero, el cuarto, el quinto… Para entonces, la población del cielo había decrecido considerablemente. Tras ser leído el sexto mandamiento, todo el mundo se fue al infierno, a excepción de un solo individuo gordo, viejo y calvo.

Le miró Dios y dijo a Gabriel: «¿Es esta la única persona que ha quedado en el cielo?».

«Sí», respondió Gabriel.

«¡Vaya!», dijo Dios, «se ha quedado bastante solo, ¿no es verdad? Anda y di a todos que vuelvan».

Cuando el gordo, viejo y calvo individuo oyó que todos iban a ser perdonados, se indignó y gritó a Dios: «¡Eso es injusto! ¿Por qué no me lo dijiste antes?»



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

miércoles, 21 de septiembre de 2022

JONEYED Y EL BARBERO


El santo Joneyed acudió a La Meca vestido de mendigo. Estando allí, vio cómo un barbero afeitaba a un hombre rico. Al pedirle al barbero que le afeitara a él, el barbero dejó inmediatamente al hombre rico y se puso a afeitar a Joneyed. Y al acabar no quiso cobrarle. En realidad, lo que hizo fue dar además a Joneyed una limosna.

Joneyed quedó tan impresionado que decidió dar al barbero todas las limosnas que pudiera recoger aquel día.

Sucedió que un acaudalado peregrino se acercó a Joneyed y le entregó una bolsa de oro. Joneyed se fue aquella tarde a la barbería y ofreció el oro al barbero.

Pero el barbero le gritó: «¿Qué clase de santo eres? ¿No te da vergüenza pretender pagar un servicio hecho con amor?».

A veces se oye decir a la gente: «Señor, he hecho mucho por Ti. ¿Qué recompensa me vas a dar?».

* * *

Siempre que se ofrece o se busca una recompensa, el amor se hace mercenario.

Una fantasía:

El discípulo clamó al Señor: «¿Qué clase de Dios eres? ¿No te da vergüenza pretender recompensar un servicio hecho con amor?»…

El Señor sonrió y dijo: «Yo no recompenso a nadie; lo único que hago es regocijarme con tu amor».



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

viernes, 9 de septiembre de 2022

LA BUENA NOTICIA


Esta es la Buena Noticia proclamada por Nuestro Señor Jesucristo:

Jesús enseñaba a sus discípulos en parábolas. Y les decía:

El Reino de los cielos es semejante a dos hermanos que vivían felices y contentos, hasta que recibieron la llamada de Dios a hacerse discípulos.

El de más edad respondió con generosidad a la llamada, aunque tuvo que ver cómo se desgarraba su corazón al separarse de su familia y de la muchacha a la que amaba y con la que soñaba casarse. Pero, al fin, se marchó a un país lejano, donde gastó su propia vida al servicio de los más pobres de entre los pobres. Se desató en aquel país una persecución, de resultas de la cual fue detenido, falsamente acusado, torturado y condenado a muerte.

Y el Señor le dijo: «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de mil talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!».

La respuesta del más joven fue mucho menos generosa. Decidió ignorar la llamada, seguir su camino y casarse con la muchacha a la que amaba. Disfrutó de un feliz matrimonio, le fue bien en los negocios y llegó a ser rico y próspero. De vez en cuando daba una limosna a algún mendigo o se mostraba bondadoso con su mujer y sus hijos. También de vez en cuando enviaba una pequeña suma de dinero a su hermano mayor, que se hallaba en un remoto país, adjuntándole una nota en la que decía: «Tal vez con esto puedas ayudar mejor a aquellos pobres diablos».

Cuando le llegó la hora, el Señor le dijo: «Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por valor de diez talentos. Voy a recompensarte con mil millones de talentos. ¡Entra en el gozo de tu Señor!».

El hermano mayor se sorprendió al oír que su hermano iba a recibir la misma recompensa que él. Pero le agradó sobremanera. Y dijo: «Señor, aun sabiendo esto, si tuviera que nacer de nuevo y volver a vivir, haría por ti exactamente lo mismo que he hecho».

Esta sí que es una Buena Noticia: un Señor generoso y un discípulo que le sirve por el mero gozo de servir con amor.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 3 de septiembre de 2022

EL HUEVO DE ORO


Un pasaje de un texto sagrado:

Esto dice el Señor: Había una vez una gansa que ponía cada día un huevo de oro. La mujer del propietario de la gansa se deleitaba en las riquezas que aquellos huevos le procuraban. Pero era una mujer avariciosa y no podía soportar esperar pacientemente día tras día para conseguir el huevo. De modo que decidió matar a la gansa y hacerse con todos los huevos de una vez. Y así lo hizo: mató a la gansa y lo único que consiguió fue un huevo a medio formar y una gansa muerta que ya no podría poner más huevos.

¡Hasta aquí la palabra de Dios!

Un ateo oyó este relato y se burló: «¿Esto es lo que llamáis palabra de Dios? ¿Una gansa que pone huevos de oro? Eso, lo único que demuestra es el crédito que podéis dar a eso que llamáis “Dios”…».

Cuando leyó el texto un sujeto versado en asuntos religiosos, reaccionó de la siguiente manera: «El Señor nos dice claramente que hubo una gansa que ponía huevos de oro. Y si el Señor lo dice, tiene que ser cierto, por muy absurdo que pueda parecer a nuestras pobres mentes humanas. De hecho, los estudios arqueológicos nos proporcionan algunos vagos indicios de que, en algún momento de la historia antigua, existió realmente una misteriosa gansa que ponía huevos de oro. Ahora bien, preguntaréis, y con razón, cómo puede un huevo, sin dejar de ser huevo, ser al mismo tiempo de oro. Naturalmente que no hay respuesta para ello. Diversas escuelas de pensamiento religioso intentan explicarlo de distintos modos. Pero lo que se requiere, en último término, es un acto de fe en este misterio que desconcierta a la mente humana».

Hubo incluso un predicador que, después de leer el texto, anduvo viajando por pueblos y ciudades, urgiendo celosamente a la gente a aceptar el hecho de que Dios había creado huevos de oro en un determinado momento de la historia.

Pero ¿no habría empleado mejor su tiempo si se hubiera dedicado a enseñar las funestas consecuencias de la avaricia, en lugar de fomentar la creencia en los huevos de oro? Porque ¿no es acaso infinitamente menos importante decir «¡Señor, Señor!», que hacer la voluntad de nuestro Padre de los cielos?



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
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